La conspiración del ciprés

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Al ver el título de esta entrada podríais pensar que voy a hablar sobre un relato de terror o de una teoría de la conspiración y debo deciros que en principio no, pero ¿Quién sabe? Esperad hasta el final y sacad vuestras propias conclusiones. Hasta este fin de semana me rondaban por la cabeza un montón de ideas para un nuevo post pero ha sucedido algo que me ha hecho cambiar de contenido. Tengo que hacer una confesión:

Amigos, amigas, soy alérgico.

Se que muchos de vosotros pensareis que eso no puede ser, que no estamos en primavera, pero dejadme que os saque de vuestro error. La alergia al polen también se desarrolla en invierno. Se trata de la polinización de las cupresáceas, sobre todo los cipreses y las arizónicas. No confundir con el polen de gramíneas y olivo que es el que atormenta a los alérgicos de primavera. Por lo tanto, podemos deducir que hay dos tipos de personas, las alérgicas de primavera y las alérgicas de invierno, y yo, queridas y queridos, soy de estas últimas.

¿Y por qué hacer hoy este tipo de confesión?

Pues porque este fin de semana está siendo el peor de todos. Hay dos cosas que nos vienen muy mal a los alérgicos de invierno, una es la polinización de las plantas, obvio, y otra son los días soleados y sin viento. Esos estupendos días de invierno en los que la temperatura es mas agradable, sale el sol y apetece salir a pasear son un horror para nosotros. Los niveles de polinización son muy elevados y nuestra sensibilidad se resiente. He estado estudiando un poco acerca de estas alergias y sus síntomas y debo decir que soy un alérgico «de libro», cumplo punto por punto con todos los síntomas. A parte de un dolor de cabeza estupendo debido a la congestión, un picor constante en el paladar, un lagrimeo excesivo, y un escozor espectacular de ojos, estoy sufriendo unos ataques de estornudos tan constantes y brutales que me dejan doblado, dolorido y agotado. Estornudos que vienen acompañados de, como decirlo sin que suene demasiado asqueroso…. mocos, mocos líquidos, transparentes y acuosos mocos. No hay otra forma de expresarlo, un moco es un moco, y punto. Tanta secreción tiene también una contrapartida, y es la sensación de deshidratación que deja en la piel cuando es tan constante, no deja de ser una pérdida de fluidos. O sea, que entre unas cosas y otras, mi cara es un poema. Y mi cuerpo…. a mi cuerpo no le da tiempo de recomponerse entre estornudo y estornudo, ¿sois conscientes de la cantidad de músculos que mueve un estornudo? ¿Estornudar mucho no debería adelgazar….? Tened en cuenta que, además de todo esto que os he contado, soy un hombre, y de todos es sabido que a los hombres se nos acentúan los síntomas. Yo me muevo por casa renqueante, resoplando, cogiendo aire y poniendo cara de agobio. Las mujeres pensarán que los hombres somos muy quejicas y exagerados, pero qué sabrán! Todo el mundo sabe que a los hombres las cosas nos duelen más.

Lo mejor de todo este sufrimiento, porque de todo hay que saber sacar su parte positiva, es que no estás obligado a hacer planes, con decir -Uy, no puedo, estoy fatal con la alergia, estas eximido de según qué cosas. Otra cosa positiva, es que tarde o temprano se acaba, llega la primavera y los alérgicos de invierno damos el relevo a los alérgicos de primavera, ala, que sufran ellos un ratito. El que no se consuela es porque no quiere. Yo he comentado mucho sobre lo poco que me gusta el invierno, el frío, la falta de luz, el frío, lo cara que es la calefacción, el frío…. Y ahora esto. ¿Cómo le voy a encontrar algo positivo al invierno? Se me olvidaba que hay una tercera cosa positiva en esto y es que el mayor grupo de afectados por este tipo de alergia son «personas jóvenes». Eso me ha gustado, por lo menos, para la alergia, aún soy joven.

Ahora, para ir terminando, os voy a dejar con una pequeña reflexión. Después de leer varios artículos sobre esta afección, he llegado a la conclusión de que la mayoría de estudios se aproximan a unas cifras alarmantes. El países como España, y concretamente en zonas de interior, los afectados por este tipo de alergia son ya cerca del sesenta por ciento de la población y las sensibilidades aumentan año tras año. Con lo que es posible, que dentro de varias décadas, estos porcentajes aumenten. ¿Por qué se produce esto? Seguramente nuestras defensas naturales estén disminuyendo debido a la contaminación a la que estamos expuestos, al ritmo de vida de llevamos, a la alimentación artificial, a los materiales sintéticos con los que nos vestimos…. Esto no lo solucionan ni barriles de Actimel.

Pero yo voy a ir más allá. Lo voy a decir bajito para que quede entre nosotros. Yo creo que la alergia es la forma que tiene la Naturaleza de devolvermos a los humanos todo el mal que nosotros le estamos infligiendo. Creo que es su forma de luchar por la extinción, por el uso indiscriminado de los recursos naturales, por nuestro afán de conquistar terreno a mares, ríos y bosques. ¿No es posible que la naturaleza esté pasando al ataque? Ahí lo dejo, pensad sobre ello.

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¿Ha pasado la Naturaleza «Al ataque»?

Hasta pronto,

J

2 respuestas a “La conspiración del ciprés

  1. No te preocupes, yo te haré el relevo gracias a las graminias…
    Y tu reflexión parece más bien una verdad real… Si no somos capaces de convivir, desapareceremos, y el que se pueda acoger a la adaptación seguirá «palante», pero somos tan así, que no somos capaces de convivir ni entre nuestra misma especie…
    En fin, que te mejores!!

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