Los que ya tenemos una edad recordamos con cariño, melancolía y nostalgia aquella serie de los 80, Fraggle Rock, creada por el maestro de marionetas Jim Henson. A modo de universo paralelo, los Fraguel, como se les conocía en España, interactuaban, se relacionaban y seguían unos preceptos éticos y morales extrapolables a nuestra civilización y así de una forma lúdica nos enseñaban valores tan importantes como la interrelación entre especies, la tolerancia, la amistad y la necesidad de «el otro» para reafirmarnos como «nosotros mismos»
En ese mundo de fantasía cohabitaba otra especie, complementaria a los Fraguel, los Curris. Precioso nombre que definía perfectamente a lo que se dedicaban, a trabajar incansablemente. Es curioso que los Curris siempre construían sofisticadas estructuras y los Fraguel siempre las destruían y resulta paradójico que esa relación simbiótica entre las dos especies fuera su único nexo de unión.
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Los Fraguel leyendo mi blog, qué pasada. |
Pero a parte de todo esto, los Fraguel MOLABAN, y molaban un montón, y su sintonía es una de esas que todos recuerdan/recordamos tras el paso de los años, quizá ya no somos capaces de seguir la letra, pero la melodía está grabada a fuego. Y ahora viene el momento raro, gracias a esa melodía, he estado en Fraggle Rock junto a Elsa Punset.
¿Cómo se os ha quedado el cuerpo?
Pues a mi, hecho un ocho, os cuento:
Todo empezó con la reunión del colegio de mis hijas, como todos los años, en la primera semana de octubre se organizan las reuniones por curso para dar a conocer los objetivos, las novedades, la programación y los profesores. Como os podéis imaginar, un coñazo en toda regla. Hay pocas cosas que odie más que las reuniones de padres, quizá las reuniones de vecinos, pero ahí andan. El caso es que estábamos citados en la sala multiusos del colegio, que lo mismo sirve de gimnasio, de sala de estudio, de judo o de ballet y de ahí la grandiosa luna de espejo que cubría una de las paredes.
Y ahora os pregunto ¿Hay algo más humillante para un adulto que ocupar el espacio de un niño, que se la haga sentar en una silla de niño, que se le trate incluso como a un niño? Pues si lo hay, VERSE de esa guisa reflejado en un espejo, VER que tus rodillas están mas altas que tu culo, VER que debajo de ese culo hay una silla minúscula que amenaza con estallar y hacerte caer y VER que mas que un padre sentado en una sillita infantil, pareces uno de esos gorilas de circo que esperan sentados a pie de pista hasta que el domador decide sacarlos al centro para mostrar su numerito.
Y había domador, ya lo creo, en este caso, domadora. La señora directora que se encarga, como su nombre indica, de dirigir el colegio desde que el mundo es mundo, sin exagerar. Ahí estaba ella, en el centro de la pista y los gorilas alrededor. Se dirigió a nosotros, imbéciles y empequeñecidos padres, desde su atalaya de figura de autoridad ya que era la única que estaba de pie y que por ende, la única que conservaba íntegra su dignidad, para decirnos lo siguente:
-Os voy a poner un archivo de audio y teneís que seguir sus indicaciones, por favor, hacedlo. -Con ese «hacedlo», a mi se me heló la sangre, no te digo más.
El archivo de audio era una grabación de relajación extraída del libro «Inteligencia emocional infantil y juvenil» de Linda Lantieri, reproducido en castellano por Elsa Punset. Se solicitó silencio, se apagaron las luces y la melodiosa voz de Elsa Punset comenzó a decir algo así como…:-«Poneos cómodos en vuestros asientos, poned la espalda erguida, las piernas juntas y las manos sobre las rodillas» -En la medida de lo posible, con el respaldo de la silla castigándome la parte baja de la espalda, lo hice.-«Cerrad los ojos y concentraos en vuestra respiración….inspira…..expira, a un ritmo normal, inspira…..expira……inspira……expira……inspira……expira…..Nota como el aire penetra en tus pulmones y se infla tu pecho y tu abdomen» -A mi, con tal de no verme en el espejo, la idea de cerrar los ojos me pareció grandiosa.
-«Inspira………………………………………..expira, ahora concéntrate en tu respiración y cada vez que inspires dí, «inspira»…. y cada vez que expires dí, «expira»………inspira……expira……inspira……expira. -Lo se, era un momento raro, de acuerdo.
-«Inspira……expira…… ¿algo te ha sobresaltado? ¿Un sonido te ha hecho abrir los ojos? Cierra los ojos y concentrarte en tu respiración….inspira……expira…..vamos a ponerle nombre a los sonidos que interrumpen tu concentración, cada vez que oigas y sonido dí, «sonido». Inspira……expira……sonido. -Y aquí fue cuando sonó un móvil. Yo pensé «sonido» pero no era un sonido cualquiera, era la sintonía de FRAGGLE ROCK!!!!
Y ahí, con los ojos cerrados, la espalda erguida, las piernas juntas y las manos en las rodillas, me dí cuenta del tiempo que había pasado, de lo mayor que me había hecho, de lo que la vida me había cambiado, lo que me había dado y lo que me había quitado. Abrí los ojos.
Ya sea por el calor que hacía en la sala, por las luces apagadas, por la voz de Elsa Punset resonando en la habitación o por el efecto catártico de la melodía ochentera, cuando abrí los ojos me vi transportado a aquella colorida cueva, rodeado de marionetas de colores, de trabajadores incansables, de la Señora Basura que ahora ocupaba el centro de la habitación en lugar de la directora, de Father, Mother and Son que habían suplantado a los profesores de primaria. Lo único constante de mi ensoñación seguía siendo Elsa Punset, que ya no solo era voz, sino que estaba sentada a mi lado, mirándome, y repitiendo su cantinela, ..inspira….expira…
Realmente creo que me quedé dormido, la mamá que tenía a mi lado, que ya no era Elsa Punset, no actuaba raro cuando volvimos a abrir los ojos por lo que creo que debió ser un sueño muy breve, pero intenso, relajante y reparador.
Gracias Elsa Punset por transportarme a un mundo de fantasía.
Hasta pronto.
J
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¿Pero es en serio que la directora os hizo esto? ¿Qué clase de director soy yo entonces que ni siquiera doy discursos a final de curso? Tomo nota, aprovechando que este año dejo por fin la dirección del cole, jajaja.
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Totalmente cierto Enrique, y lo he resumido…… Jajajaja.
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