10 cosas que haría si me tocara un dineral

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Anoche pude haberme convertido en millonario ya que jugaba un parte de un décimo del sorteo especial de la Once que me podía haber proporcionado 1.8 millones de euros. ¿Os podéis imaginar que subidón? Estar tan tranquilo con tu vida y de repente, ZAS! Una montonera de dinero. La verdad es que como tantas otras veces la oportunidad ha pasado de largo, pero quien sabe, a lo mejor un día de estos me llevo la sorpresa de mi vida, porque otra cosa no, pero oportunidades hay cada dos por tres. Y cada vez que se acerca un sorteo de este tipo, de los especiales, de los que tienen bote, de los que son una vez al año, los del día del padre, de la madre, del niño, del abuelo o del vecino del segundo, alguien hace las cuatro preguntas:

-¿Y si pillamos un décimo/boleto/ticket/apuesta entre todos? -Es la frase del millón, del millón de euros, se entiende. Y la pregunta asociada, también es de traca.

-¿Cuanto toca? -Eso es importante, porque si toca poco, mejor no jugamos. Nosotros queremos hacernos ricos de golpe, sin pasos intermedios, y en nuestro futuro más inmediato no está eso de ganar cincuenta o sesenta mil euros, ¡que menudencia! Nosotros del millón para arriba. Y como si esto fueran las preguntas encadenadas….

-¿Y cuanto nos toca a cada uno? -Ahí recurrimos a las matemáticas elementales, un división normalita, así que, a la hora de dividir, cuantos menos seamos, mejor. Los grupos para esto de las apuestas y los sorteos cuanto mas pequeños y manejables, mejor.

Os he dicho que eran cuatro preguntas, la cuarta es mi favorita:

Y si nos toca -¿Que haríais con el dinero?

Y ahí este post para dar respuesta a semejante pregunta, la cual he contestado en muchas ocasiones, y con una regularidad en mis afirmaciones casi pasmosa. Lo único que han cambiado han sido los importes, a más importe, más oportunidades, a menos importe, si, lo habéis adivinado, menos oportunidades. Chicos listos. El caso es que este es un buen momento para poner por escrito todas esas cosas que tantas veces se han comentado, por si llega el momento, tiramos de archivo y listo. La hoja de ruta ya estaría publicada, solo habría que seguirla….. Aunque también podemos hacer como los políticos e improvisar sobre nuestro programa (aunque eso sería otra historia). Para elaborar esta lista, me voy a imaginar que me tocan los susodichos 1.8 millones de euros. Comenzamos:

1. Tras la celebración con los compañeros de ganancias a todo trapo, una visita que otra al hospital (porque estoy convencido de que me daría una angina de pecho o similar) y la vuelta a la vida, lo primero que haría seria solicitar la baja en mi trabajo. A tomar por saco, este punto no es discutible.

2. Liquidaría mi hipoteca. Querría disfrutar de la sensación de no tener que pagar una cuota mensual al banco, que liberación.

3. Reformaría mi casa, siempre hay cosas que hacer en casa y unas obras para actualizarla nunca están de más.  Puede que la vendiese o puede que no, depende de lo que me cuesten el resto de cosas…. Desde luego con este presupuesto no tengo para un ático en un edificio representativo de Madrid y para mantenerlo, así que, rebajaré el listón inmobiliario….

4. Ayudaría económicamente a mi familia si lo necesitan, si no, un regalito en forma de pasta y tirando. Lo mismo con algún amigo que pase por apuros económicos.

5. Como no valgo para estarme quieto, invertiría en el negocio familiar, lo ampliaríamos, abriríamos nuevas tiendas en distintos sitios de Madrid, alrededores y seguramente, en la playa. ¡Tengo tantas ideas para esto! Mi mujer dejaría de trabajar el horario completo y juntos llevaríamos la gestión del negocio. Contrataríamos entre 5 y 10 empleados.

6. Me pegaría un buen viaje a Nueva York. A disfrutar de la ciudad y a gastar como cochinos. Oink, Oink. Y luego algo de playa, daikiris, mojitos y cocolocos para recargar pilas.

7. Alquilaría un estudio para poder pintar, donde tener todo mi material desplegado y dispuesto para embadurnarme de inspiración y pintura. Ay, que ganitas!!! Si al final encuentro una casa grande y a buen precio, a lo mejor prescindo del estudio y utilizo una habitación para esto. Depende.

8. Contrataría un entrenador personal y un nutricionista, o mejor uno que sepa de las dos cosas, que no es cuestión de ir derrochando el dinero por ahí. En unos meses, estaría hecho un figurín. Y luego a comprar ropa nueva. ¿otra vez a Nueva York?

9. Si ampliamos el negocio a zona costera, me gustaría pasar temporadas en la playa, seguramente compraría un apartamento discreto, que fuera nuestro refugio de vacaciones, el lugar no lo voy a desvelar que luego se me llena de gente… Luego aprovecharía para sacarme el título de patrón de embarcaciones de recreo, alquilar un barquito y salir a navegar. Me imagino tomando el sol en cubierta, fondeando a media tarde en una calita, y tomando champagne al atardecer…. ¡Qué bien se vive siendo rico!

10. Contrataría los servicios de un asesor fiscal que me indicara como mover el dinero que me quedase para garantizar el mejor beneficio posible. ¡Como me gustaría poder vivir de las rentas!

Pues hasta aquí mi decálogo. Como cuento de la lechera no está nada mal. Seguramente se me quedan muchas cosas y muchos caprichos por ahí perdidos, pero estos 10 son los 10. Por cierto, una confesión. Tengo un punto número 11 que sería el resultante de todos los anteriores.

11. Seguramente sería muy feliz teniendo gran cantidad de dinero, imagino. Pero de lo que estoy completamente seguro es de que me volvería muuuuy estúpido.

¿Y a mi qué?

Hasta pronto,

J

Vacaciones en casa

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Esta semana he disfrutado de tres días de vacaciones.

Os podría decir que he estado con unos amigos en Londres o que he cogido a la familia, hemos cargado el coche y nos hemos ido a pasar unos días a un encantador hotelito rural. Pero sería mentiros. Nada mas lejos de la realidad. La verdad es que he disfrutado de tres días de vacaciones en casa, y tan a gusto, oye.

Todos los años me sobran unos días sueltos en el trabajo después de fijar la vacaciones de verano y de Navidad y suelo agrupar un par de ellos para sencillamente no hacer nada. El resto de vacaciones, las familiares, vamos, suelen ser una prolongación de la rutina de casa, pero cambiando el escenario. Normalmente cambiando la vida de ciudad por la playa, lo cual es perfecto. Me encantan esas vacaciones, hacer con mi familia cosas que habitualmente no hacemos, recorrer sitios distintos, pasar más tiempo juntos…. aunque eso no se si es del todo bueno…. ya me entendéis. Así que estos días me los tomo como mis auténticas vacaciones.

Con tres días por delante, tenia la opción de hacer muchas cosas, o de no hacer nada. Ya os podréis imaginar que mi mujer me asignó una lista de tareas para estos días en plan:

-Tienes que hacer esto, comprar aquello, limpiar eso, empapelar lo otro, salir a por, bla, bla, bla. -Ya llegó un momento en el que no escuchaba.

Sinceramente, le hubiera dicho que se callara, que no pensaba hacer nada de lo que decía, que eran mis días libres y que me los había ganado. Pero en lugar de eso, actué como suelen actuar ellas, las mujeres. Cerré la boca y sonreí, por eso de que «el que calla otorga», incluso creo que asentí varias veces con la cabeza. Pero mi mujer, que es como todas las mujeres, mas lista que el hambre, sabía que sus indicaciones ya estaban cayendo en saco roto por lo que hizo su jugada maestra. Un golpe bajo incluso. Aprovechó que las niñas estaban por ahí para decir con la mejor de sus sonrisas:

-Niñas, la semana que viene papi está de vacaciones, así que os puede recoger en el cole y venir a comer con él.

En esos momentos pensé «menuda cabronada», pero volví a pensar con inteligencia, cerré la boca, sonreí y asentí varias veces con la cabeza. De esta no me libraba, está claro. Era un chantaje emocional en toda regla así que, por el bien de mis criaturas, me lo comí. Enterito, ¿o no? Pues la verdad es que no. Porque un día de esos, de los de las vacaciones en casa, me fui a comer fuera, con mi amiga P, que después de lo de su cumpleaños teníamos una quedada pendiente. Sí que actué como buen padre y recogí a las niñas en el cole, pero para lo que viene siendo la comida, recurrí a los abuelos.

Estos actos de rebeldía no iban a dejarse pasar por alto. El último día de mis vacaciones, el miércoles, fue uno de los días mas largos de mi vida, sin entrar en detalles estuve toda la mañana, tarde y casi noche sin parar de ir de un lado para otro, recogiendo aquí, ayudando allá, viniendo a por esto para luego volver a por lo otro. Creo que el coche hizo más kilómetros ese día que un viaje normal a Cádiz. Os lo juro! Fijaos como sería ese día de cansado y movido ¿os he dicho ya que a parte de hacer todas esas cosas tuve que ir a recoger a las niñas al colegio, traerlas a comer, llevarlas de nuevo, recogerlas a las 5, llevarlas a sus actividades extra-escolares y traerlas de vuelta?, que todo lo que he dicho antes, lo hice entre mis obligaciones paterno-filiales. Ni Fernando Alonso se mueve más rápido por Madrid.

Pero ese día concreto tuvo una gran recompensa, bueno más bien, me tomé la recompensa por la mañana a la espera de lo que pudiese venir por la tarde…. Esa mañana quedé con mi hermana y nos fuimos de brunch por el centro. Visitamos La Latina, el Mercado de San Miguel, otra vez La Latina, y a todo esto, que si zumo de frutas natural con bocata de jamón ibérico, que si cafecito (yo, ella Cola Cao), que si tarta de Zanahoria…. y aderezado todo con charla y sol. Que mañana tan estupenda pasamos!

Durante esa charla con mi hermana, le hice una confesión, que voy a compartir con todos vosotros. Le dije:

-Hermana, vengo sin ducharme -No penséis mal, que limpio estaba, que me había lavado todo.

Y le expliqué lo que para mí es el verdadero significado de las vacaciones. Imagino que cada uno tenemos uno distinto, pero el mío es dormir hasta tarde, desayunar sentado, relajarme en el sofá con un libro, aprovechar para pasear por la ciudad, tener tiempo para hacer las cosas que me gustan y sobre todo huir de la rutina del día a día. Esa rutina empieza siempre en la ducha, por eso para mí era tan liberador haber escapado….

Y para vosotros ¿Cuál es el verdadero significado de vacaciones?

Hasta pronto,

J

De madres, padres, hijos y el tiempo

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El otro día me dijo un muy buen amigo que había oído por ahí que «cuanto mas mayores se hacen tus hijos, menos tiempo les queda a tus padres». Me sorprendió que tal afirmación me llegar de él, que es todo alegría y buen humor, pero claro, las circunstancias por las que está atravesando su familia en estos momentos son de esas inevitables que nos llegarán a todos. Un momento triste, desde aquí todo mi apoyo y mi cariño.
Desde ese día vengo pensando en eso que comentó, no se de donde se saca la gente esas ideas, en qué momento estás de buen rollo, pensando en tus cosas, y das con este tipo de verdades universales. A mi no me ocurre. Claro que ya he dicho varias veces que yo soy mas de actuar que de pensar, y como en la época de la facultad me eché mechas rubias…… ya se sabe.
El caso es que a los pocos días vinieron a verme mis padres y fui completamente consciente de lo que el tiempo había hecho con ellos, o mas bien, de lo que el tiempo había hecho con nosotros. Ya no eran esos padres fuertes y seguros, protectores y sabios de antaño. Ese día los ví gastados, achacosos, doloridos,…..a fin de cuentas, mayores. Lo increíble del caso es que yo ya sabía todo eso, sabía la realidad del paso del tiempo y del envejecimiento de mis padres, pero ese día fue como si estuviera viendo una foto de tamaño real en un museo.
El encuentro fue normal, agradable como casi siempre. Si ellos en esencia no han cambiado, nadie cambia en lo profundo, las arrugas, el pelo canoso y los achaques de la edad hacen mella en uno pero el interior permanece prácticamente inalterado. Por lo tanto, a la pregunta típica:
-¿Qué tal estais?
Respondieron como están acostumbrados:
-Bien, hijo -Mi padre.
.Bueeeenoooooo -Mi madre.
Esas respuestas les definen, son como el Ying y el Yang, complementarios y antagónicos.
Mi padre siempre está bien, y cuando no lo está, también está bien. No es que oculte las cosas, las asume y hasta cierto punto las menosprecia, cuando se queja, dejando a un lado que es un hombre, y por lo tanto, quejica por naturaleza, es por que realmente está sufriendo.

Mi madre, por el contrario, nunca está bien, eso es cierto, tiene mil achaques y dolencias, todas incurables y viene batallando con ellas desde hace mucho tiempo. Pero su actitud es distinta, es de rebeldía, incapaz de asumir sus limitaciones y el peso de la edad. Cuando sufre, calla y no come, y cuando mi madre calla….. es que no está bien. Pero cuando no come…… terrible, terrible.Tras un rato de charla distendida y alguna que otra historia de médicos, enfermeras, especialistas, listas de espera, hospitales de día, análisis, ecografías, revisiones anuales….. porque a los padres, o a mi madre en particular, les «encanta» hablar de médicos (cuando daño han hecho Hospital Central y Anatomía de Grey, que irreal es toda la ficción), llegó el momento de la despedida. Mientras los veía alejarse camino del autobús, porque desgraciadamente ya no están para ir caminando cuesta arriba los 20 minutos que separan su casa de la mía, me dio por pensar en lo desvalidos que los veía, pero en la suerte inmensa que tenía de tenerlos. Porque aunque parezca mentira con este retrato somero que he hecho de ellos aún me sirven de mucho apoyo y de mucha ayuda. Son aún el espejo en el que me miro para ser mejor persona, mejor marido, mejor padre, mejor hermano y mejor amigo.  Ellos siempre serán mis padres, y por muchos años que pasen, seguirán siendo los que me han educado y me han construido tal y como soy.Como el paso y el peso del tiempo son inalterables y tampoco hay que darle más vueltas de las necesarias a esto, yo seguí con mi vida hasta que llegó el momento de subir a casa. Con esas reflexiones aún en la cabeza, casi sin querer pasé por el baño y me miré en el espejo.-Hostia! (con perdón)Yo tampoco era el niño de 15 años aquel de la foto que mi padre conserva aún en la cartera, que ya le vale al hombre. Yo también había perdido lustre y había ganado canas y kilos. Tenía menos pelo en la cabeza y mucho más apareciendo por mi nariz. Mis ojos miopes dejaban traslucir el cansancio del tiempo, la pesadez de las responsabilidades…. me había convertido en UN padre.-Hostia, Hostia!!!!! (con perdón)Si hasta hace nada yo era un adolescente, si nadie en el trabajo me echa la edad que tengo, si me encuentro super joven, si tengo un espíritu jovial, si…..Si ya no lo soy. Qué vértigo, chico! Por un instante me sentí abatido y fuera de lugar, como si me hubiera presentado en Gabana en chándal, o como si estuviera de botellón en un polígono con chaqué. Luego las niñas se pusieron a gritar y pelear y salí como un energúmeno de mi ensimismamiento. Benditas niñas!

Ahora vuelvo a la frase del principio, «cuanto mas mayores se hacen tus hijos, menos tiempo les queda a tus padres», y añado:

-¿Y qué pasa conmigo que estoy en medio?

Pues el tiempo, amigos, eso pasa conmigo, con mis padres y con mis hijas, con todo y todos los que nos rodea. Primero somos hijos, luego seremos padres y finalmente, antes de dejar de ser, seremos esos abuelos achacosos y desvalidos. Ahora, con la lección aprendida, debemos ser capaces de luchar en cada etapa por sacar lo mejor de nosotros y atrevernos a ser felices.

Hasta pronto,
J

La chica de los pantalones de pana rojos

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Pocas cosas tengo tan claras en mi memoria como aquellos pantalones, rojos, de pana, ceñidos, y a aquella chica morena. Es como una fotografía que continúa en mi cabeza con los colores tan nítidos como el primer día.
Qué tiempo aquel, hace tanto ya, en el que comenzamos como dos desconocidos, luego amigos, luego «los mejores amigos del mundo» y ahora somos lo que somos. Hemos estado ya más tiempo juntos que separados, aunque parece que fue ayer. En lo básico somos los mismos, madurados por la vida y las experiencia pero tan inocentes como entones, tan íntegros como entonces, tan ignorantes como entonces, tan alegres como entonces y tan felices como entonces.
En estos días se cumplen años de aquel primer encuentro, recuerdo que las clases empezaban a primeros de octubre, y hoy hace años que nos juramos amor eterno, que así escrito queda muy cursi, pero coño, era eso los que dijimos, para lo bueno y para lo malo. Y qué decir de todos estos años en los que hemos crecido juntos, hemos jugado juntos, hemos evolucionado juntos, nos hemos reproducido juntos (dos veces) y hemos mirado siempre en la misma dirección, …por las buenas o por las malas.  Pues que se han pasado volando! Algunos dirán que el tiempo vuela cuando mejor te lo pasas, y creo que van a tener razón.
No puedo imaginar como habría sido mi vida sin la chica del pantalón de pana rojo, que no soy vidente, señora!. Pero si puedo rememorar como ha sido con ella, y ha sido b-u-e-n-a. ¿qué mas se puede pedir a una relación?
Unos dirán -que cada día sea único. -Con ella lo es, señores.
Otros dirán -cumplir todos tus sueños. -Con ella están cumplidos, y los que no, están cumpliéndose.
Y los más listos preguntarán -¿Y pasa con la pasión? -¿Pasión dicen? Con ella hay para dar y tomar, hay amaneceres, hay siestas y atardeceres, hay camas y sofás, hay habitaciones y cocinas, baños y pasillos, coches y ascensores…. y escaleras.
A la chica de los pantalones de pana rojos le digo, gracias por entrar en mi vida, gracias por quedarte, gracias por mis dos princesas y gracias por saber aguantarme.
Hoy alguien me ha preguntado como lo iba a celebrar, lo del aniversario, vamos. Y yo he dicho, ¿celebrar? hoy no hay nada que celebrar, nosotros celebramos todos los días. Y han insistido, pero ¿algún regalo? a lo que yo he respondido, ¿regalo? pero si su vida a mi lado es un regalo!!!!!!
A ti, hasta dentro de un rato, a los demás, hasta pronto.
J

El cumpleaños de P

A veces la vida se confabula para que todo sea una mierda.
Mi amiga P lleva más de un mes dándole vueltas a su cumpleaños, que si lo voy a hacer aquí, que si mejor en otro sitio, que si quien se apunta, que si me proponéis una alternativa lo cambio, que si por favor me confirmáis….. Lo normal en estos casos.
Y yo llevo ansiado desde entonces con la posibilidad de «»»»»»SALIR»»»»»». Debo decir que llevo una vida social de envidia, la que me da a mi ver la de los demás, claro. ¿Si yo estuviera todos los findes de acá para allá con mi gente me habría planteado escribir un blog? a lo mejor uno de viajes y fiestas, pero no uno de momentos anti glamour.
A lo que iba, deseando salir, esparcirme, compartir con otros historias distintas a las domésticas, beberme hasta el agua de los floreros….. eso no es sano, pero una vez al año…. ¡si hasta sabía lo que iba a ponerme! y si llovía, que por lo visto iba a llover, me daba igual. El caso era estar fuera, en las calles, las plazas, los bulevares, las avenidas, la callejuelas, los pasadizos….. Y creo que toda esa ansia se ha apoderado de mi cuerpo, junto a los San Jacobos de anoche.
Cuando me desperté esta mañana ya sabia yo que algo no marchaba bien, un café con galletas entró en mi cuerpo y creo que ya han salido dos litros de café y una caja entera de María Fontaneda. Qué panorama, que desilusión, que desesperanza. ¿No hay otro puñetero día en el año para ponerse malo? ¿Por que me pasan a mi estas cosas? ¿Quién me pone la pierna encima para que no levante cabeza, quien? (Jorge Berrocal dixit).
Bien saben hasta los indios cholos que intenté aguantar hasta la hora límite antes de caerme de la convocatoria,  lo cual fue vía whatsApp con la propia protagonista del evento a eso de las 12 y desde entonces estoy penando. Yo a base de arroz blanco y ellos, los del cumpleaños de P, a base de rabo de toro y huevos rotos y lo que más me duele, ellos a base de mojitos y yo de manzanillas.
Momento actual, asqueado y cabreado. Qué coñazo de día! con lo que prometía. Espero que por lo menos P y los amigos lo hayan disfrutado.
Hasta pronto
J
PD:  Ya me encuentro mejor de lo mío, verás como mañana que hay que trabajar estoy de P.M.