Qué pereza…

trebol

Qué pereza me da toda esa gente que llena el whatsapp y las redes sociales con estampitas religiosas, con frasecitas bienintencionadas, con animalitos monísimos, con corazones, globos, tartitas, flores… y que piden una oración para la cura del cáncer, para honrar a tus padres, para hacer ver que tus prim@s/sobrin@s/herman@s/padres son lo mejor que te ha podido dar la naturaleza.

Los que mandan cadenas de mensajes de «haz esto… y no veas lo que te va a cambiar la vida». No puedo con ello. ¿Alguien se cree algo de esto? ¿O es que hay tanta superstición e inseguridad que nos vemos obligados a compartir por doquier «por si acaso…»?

Yo, os lo digo desde ya, no creo en nada de esto. Y me da una especie de vergüenza ajena por toda esa gente que cae en la vorágine compartiva y da el coñazo de semejante manera.

Tampoco soy supersticioso, o ya no lo soy. Cada vez creo que soy mas «hippie» y paso mas de todo. Serán cosas de la edad.

El otro día, anécdota del abuelo cebolleta, paseando por una calle de Orense vino una gitana a darme una ramita de romero…

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-Toma corazón, cógela que tienes la suerte de cara.

-No guapa, muchas gracias.

-No me la desprecies, hermoso, que te va a dar mucha suerte…

-Que no, que no. Muchas gracias.

Logré escabullirme metiéndome en una tienda en rebajas y al salir, otra vez la señora….

-Pero toma, guapetón, cógela. La suerte es tuya.

Y la cogí. Fue un acto reflejo pero a mi mujer le dio una especie de síncope verme agarrado a la planta y me dijo… -ahora le tienes que dar algo!

Y la gitana… -Solo la voluntad. (Si hombre, si quiere le pongo un piso).

Y yo. Ah, no, no, quédesela, quédesela, que no llevo nada suelto.

-No me la devuelvas, que la suerte es tuya (la gitana)

-Pero mira lo que has hecho, ahora no se la puedes dar (mi mujer)

Y yo ahí, medio flipado, agarré el romero y se lo devolví (más bien se lo metí a la gitana en la mano) y le volví a dar las gracias.

Mi mujer estaba alucinada, con los ojos como platos y reprochándome con la mirada lo que acababa de hacer.. -Tu no sabes lo que has hecho, ahora te va a maldecir, o te va a echar «mal de ojo» o…. Y yo, sintiéndome completamente a salvo porque estaba envalentonado y porque llevaba puestas las gafas de sol le dije.

-Bah, chorradas. Yo no creo en eso.

Ayer me empezó a doler un pie, sin previo aviso. ¿Puede ser la maldición de la gitana y el romero rechazado? Pues no creo, ¿Casualidad? quizá. No lo había pensado ni vinculado hasta que no me he puesto a escribirlo. Pensándolo fríamente no puedo concebir que coger una rama de romero o no cogerla, compartir una oración o no compartirla, enviar una foto o no enviarla vaya a cambiar radicalmente nuestro destino, o a alterarlo de alguna forma.

O quizá si, dicen que la fe mueve montañas y estas cosas son un poco «actos de fe». Si crees que te pueden maldecir, es posible que te maldigan, si crees que puedes ayudar con una oración, seguramente ayudes. Es posible que yo sea un descreído y que esto me pase de largo sin calarme porque he perdido la capacidad para que esto me influya. Tal vez en mi proceso de maduración he desechado estas pequeñas supersticiones porque forman parte de un proceso mayor.

Al fin y al cabo lo que debo preguntarme es lo que preguntó Judas cuando supo que alguno de ellos les traicionaría… ¿seré yo Señor, seré yo? Y seguramente yo reciba la misma respuesta que Judas, ¿Sirí yi Siñir, sirí yiiiii? 😀

Seguimos con supersticiones, atentos a la letra de «Malamente» de Rosalía. Una de mis canciones de cabecera últimamente que me muero por compartir con vosotros.

Tu turno, cuéntame en los comentarios si crees, si participas de estas cadenas, si eres tú y solo tú el que está detrás de las frases de Mr. Wonderful.

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Qué pereza!

Hasta pronto,

J