El reto y más

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¡Se me va la vida!

Y mira que por mucho que corro no consigo alcanzarla, el tiempo se me está escapando de las manos y de los pies a una velocidad de vértigo, me despeina y todo. No hago más que hacer cosas y el tiempo cada vez me cunde menos.

Llevo sin publicar en el blog más de dos semanas y es que la vida off-line me tiene bastante absorto. Hay veces que todo se conjura para que la rutina salte por los aires llevándose por delante lo que pille, para bien o para mal. En este tiempo he estudiado para los exámenes de tercero de primaria con mi hija pequeña para preparar los trimestrales, dale que te pego al inglés, a natural science, a social science y a lo que te rondaré, morena. Hemos aprobado todo con buena nota, por lo menos se ha visto recompensado el esfuerzo.

También he sido tío, de una preciosa princesa de casi tres kilos y medio y que ya disfruta en casa de sus papis de todos los cariños y atenciones que se merece. Ahora se ha convertido en el juguete preferido de la familia, lo que va a tener que aguantar la pobre. 

Y también me he apuntado a un reto estupendo. 

Un reto físico.

Un reto deportivo.

Los que me seguís por Twitter y/o por Facebook ya sabéis a lo que me refiero y los que no, o los que aún no, vais a salir de dudas en seguida. Pero antes, os pondré un poco en antecedentes.

Hace un par de meses hicimos en el trabajo un curso sobre calidad, donde se nos animaba a añadir un plus de eso mismo a todas nuestras tareas para bla, bla, bla, y que el éxito de nuestros clientes es bla, bla, bla y así será mejor en nuestra relación con bla, bla, bla y por supuesto mucho mejor para la empresa y para los bla, bla, bla…. El curso no aportaba nada nuevo, habéis podido comprobar, pero terminaba con una actividad curiosa. Se nos proponía el reto de los 21 días, que consiste en realizar una tarea que aporte calidad (porque el curso iba de eso, no os olvidéis), día a día hasta alcanzar esos 21 pactados, de esa forma, y según dicen los expertos, una actividad se convierte en un hábito.

Sinceramente no puedo confirmaros si llegué a cumplir con el reto porque he tenido tanto trabajo que no he tenido casi tiempo de ir ni al servicio, pero esa es otra historia.

Yo, que lo del trabajo lo suelo dejar en el trabajo me vine a mi casa pensando que podría hacer algo en mi vida privada relacionado con eso, y como se me estaba haciendo muy cuesta arriba cumplir con mis compromisos con el running pensé que estaría fenomenal hacer un reto del tipo: «21 días en mallas» o «21 días corriendo a lo Forrest Gum».

No lo veía descabellado en absoluto pero la falta de tiempo y la procrastinación propia de mi persona me impidieron ponerme en marcha, nunca mejor dicho, hasta ahora. Porque resulta que alguien se ha inventado algo parecido que lo supera y lo mejora. Se trata del reto #RWRunXmas en el que la revista Runners nos propone salir a correr a diario, entre el día 8 de Diciembre y el 6 de Enero, al menos un kilómetro. Fantástica idea, pensé yo.

Si ya me lo daban hecho….

Y en esas estoy, empecé a correr el día 8 por la mañana y hasta hoy, seis días después no he parado. Cada día me he calzado mis zapatillas, me he puesto mis mallas o mis pantalones cortos, mi música y me he lanzado a la calle a corretear. Hasta la fecha he sumado ya 26 kilómetros, yo no soy de matarme, y tan contento. Los primeros dos o tres días me dolían un poco las articulaciones pero poco a poco se van habituando al castigo y ni ellas ni mi cabeza dicen ya ni pío.

Sobre todo mi cabeza, que sabe que con un kilómetro es suficiente para cumplir y va relajadita, luego de ahí para arriba lo que me vaya pidiendo el cuerpo o el reloj, que el resto de actividades no han variado y el tiempo sigue estando tan justo como antes. No se como estaré cuando acabe con esto, si lo del running será un hábito o no, pero no dudéis que os lo contaré.

Otra cosa que he hecho en este tiempo, bueno, concretamente hoy, es ir a trabajar al Banco de Alimentos de Madrid a ayudar a clasificar los alimentos donados en «La Gran Recogida». Parte de los tres millones de kilos de alimentos no perecederos han pasado por mis manos esta mañana, todo ha sido desempaquetar, seleccionar, agrupar y colocar. 

Hemos formado un grupo de trabajo constituido por voluntarios y desconocidos que nos hemos organizado a la perfección para desarrollar la tarea específica. Me ha resultado un trabajo agotador, palets y palets llenos de cajas llenas de alimentos que hemos diseccionado y separado para ayudar a todas esas Ong’s a las que el Banco de Alimentos da soporte. Unas con comedores sociales y otras que distribuyen la comida entre sus usuarios. Emocionante como hemos sacado adelante el trabajo, como nos entendíamos casi sin hablar, como hemos colaborado juntos sin conocernos, como hemos hecho piña para poder ayudar y como hemos aportado nuestro granito de arena en esta lucha contra la pobreza. 

Si tengo ocasión, volveré.

Y ahora, voy a dejaros con una canción que me ha acompañado hoy en el camino de ida al Banco de Alimentos y que muchas veces ha acariciado mis oídos mientras mis piernas devoraban kilómetros… vamos, cuando iba corriendo.

«No hay nadie que me quiera mejor que tú, que me haga feliz, que me haga sentir así»

Me encanta esta canción, me da mucha energía y lo que dice lo podría aplicar a tantas cosas y a tantas personas….

Y ahora os cedo el testigo, es vuestro momento de contarme vuestros retos, vuestras inquietudes y vuestros «loquequeráis», la zona de comentarios es toda vuestra, charlemos.

Hasta pronto,

J

Las dos carreras

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Hoy he tenido dos carreras, una de resistencia y una de obstáculos, una física y otra mental y en las dos he salido victorioso. Estoy muy contento, este domingo ha sido uno de esos días en lo que haces muchas cosas y casi todas bien así que no me voy a quejar, ni lo voy a decir muy alto no vaya a ser que algo se estropee. Quiero hacer referencia al comentario que puso Montserrat en el post de ayer para explicar un poco eso tan enigmático que os he dicho al principio de las dos carreras. Tanto en su comentario como en mi respuesta hablábamos de los temas de día, el cambio horario y la re-sintonización de los canales de la TDT y voy a retomar este post desde allí.

Ayer por la tarde, sábado, me acerqué con las niñas a ver a mis padres, a dar una vuelta a los abuelos como decimos nosotros. Mi padre, cuando me vio me dijo:

-Hola hijo, no te esperaba hoy, te esperaba mañana. -Y me miraba con esa cara de cordero degollado que se le da tan bien.

-¿A sí? -Respondí sinceramente, no sabía a qué venía aquello.

-Si hombre, por lo de la tele…. -Ahhhhh! ahora me acordaba, ya me había llamado hacía unos días para «recordarme lo de la TDT».

-¡Ay va!, es cierto. Bueno pues mañana me paso cuando baje de correr.

-Pero… -Casi no me dejó continuar. -¿A que hora vuelves de correr?

-Pues, como la semana pasada, sobre la una y media.. -La respuesta no le gustó demasiado, mi padre es muy transparente.

-Ya…, pero es que si vienes a esa hora, nos estropeas el aperitivo. -No podía creerlo, ya sabía yo de quién había heredado esta desfachatez.

En honor a la verdad, mi padre está intentado tirar de mi madre ya que ella está atravesando una época difícil, de esas en las que prefiere más casa que calle y pensar en sus cosas en lugar de airearse y ver mundo. Para mi padre, poder sacarla por la mañana a tomar unas cervezas con sus amigos era un triunfo pero yo no caí en ese momento, simplemente me pareció que estaba mirando por sus intereses solamente en detrimento de los míos, su particular técnico de televisión.

-Ah, ejem, bueno…. -No sabía si contestarle lo que se me pasaba por la cabeza o… -Vale, entonces me pasaré antes.

-¿A qué hora has dicho entonces? -Y dale con la auditoría.

-Sobre las once, imagino, si puedo antes, antes, y si no por la tarde. -Ahí fui tajante.

Antes de irme de su casa ya me había vuelto a preguntar un par de ocasiones por la hora… -Sobre las once, padre, sobre las once.

LA PRIMERA CARRERA

A eso de las 10:50, aprovechando que me había levantado pronto con lo del cambio horario, me acerqué a casa de mis padres, ahí estaba él, con los mandos listos (tienen dos televisiones, encima) y una sorpresa, sentada en el salón, junto a mi madre y sus rulos, estaba la vecina, ¡la vecina!. Ya ví la encerrona, al final iban a ser tres mandos y tres teles.

Me lo tomé lo mejor que pude, mandé a la vecina a su casa a que fuera encendiendo la tele y me puse manos a la obra, sintonización automática en las tres televisiones, pasillo arriba, pasillo abajo, puerta, descansillo, pasillo de la vecina, salón de la vecina y vuelta a empezar, a ver el progreso de la barra de sintonía en mis tres TVs. Y a cada paso que daba, ahí estaba mi padre, de pie, a mi espalda, iba del salón a la cocina y se me ponía delante, giraba el pasillo para volver al salón y otra vez ahí de pie.

-¡Papá!, quédate quieto en un sitio hombre, que te voy a llevar por delante.

Pero ni con esas, no puede, tiene que explicarme donde está cada mando, donde ha intentado él hacer el trabajo y donde…

-Calla un poco, papá!, que ya estoy en ello, relaja, relaja….

Y luego la vecina, gritando desde la puerta… -Ya está, la barra amarilla ya ha llegado al cien!!!!! -Ya voy -Yo también gritaba, claro -Pero muy importante, no toques nada, ahora pasooooo!!!!

Televisión una, lista, los canales re-sintonizados y en proceso de colocación de los canales, mis padres, detrás de mí repitiendo la letanía de siempre… La Uno en el uno, La Dos en el dos, Antena 3 en el tres, Cuatro en el cuatro….. y así…. y luego los canales infantiles, que si no las niñas empiezan a tocar y….

-Que sí!, que os los voy a poner como los teníais, vamos, como los tiene todo el mundo… La Uno en el uno, La Dos en el dos, Antena 3 en el tres, Cuatro en el cuatro….. y así.

Una vez la tele uno estuvo Ok, con los canales colocaditos le tocó el turno a la de la cocina, al levantarme de la silla y enfilar el pasillo me tropecé de nuevo con mi padre. -Pero!!!! -Dame pacienciaaaaaa.

La tele de la cocina  ha sido imposible, no ordena. Le dije a mi padre que tenía prisa y que en un par de días volvía, que me preparase las instrucciones de la tele para ir a lo hecho y corriendo a casa de la vecina. Ahí tuve más suerte, se pudieron colocar bien a la primera aunque a ella solo le interesaba que pudiera ver Telecinco. -Hasta luego, guapa -Muchas gracias, hijo… ¿que haríamos nosotros sin ti? Pero yo iba volando ya por el descansillo a coger mis cosas que tenía clase de running.. Al entrar en mi casa, mi padre otra vez en mitad del pasillo con las instrucciónes de la televisión Grundig de la cocina, le miré a los ojos y… -Hoy no papá, que tengo mucha prisa, mañana. Dos besos a cada uno y salí por pies, que estrés. La carrera de obstáculos había terminado.

LA SEGUNDA CARRERA

Llegué a continuación a El Retiro con el tiempo justo, un poco acelerado y ya cansado. Hoy tocaba reto final del curso de running y sabía que algo nos tenían preparado. Una meta (de nuevo), un reto, un objetivo a superar, dar una vuelta completa al parque, cerca de cuatro kilómetros, en el menor tiempo posible.

Y lo he hecho, he cumplido el objetivo (de nuevo), he hecho mi carrera, he salido de liebre del grupo, porque la entrenadora se quedaba la última para ir recogiendo a los «caídos», y he empezado a trotar, a trotar y he ido dejando a mis compañeros detrás, no he sido consciente, yo solo quería tirar p’alante, esquivar a todas las personas que me iba encontrando, que no eran pocas, y no encontrarme con mi padre plantado ahí en medio del camino. Mientras corría, mi cabeza se iba relajando, olvidando la carrera anterior y trataba de acompasar la respiración y el movimiento de las piernas. No me he cansado demasiado, he visualizado completamente la carrera y sabía en todo momento por donde iba y cuanto faltaba, el parque lo conozco, así que tampoco era tan difícil. Al enfilar la última recta, he tenido fuerzas aún para acelerar un poco el ritmo y llegar en unos cómodos 20 minutos al final de mi camino. Teniendo en cuenta que nuestra entrenadora nos calculaba el ritmo para hacer unos 23 o 25 minutos, creo que lo he hecho muy bien.

Y ahí me he quedando, respirando, andando y boqueando hasta que ha aparecido mi siguiente compañera, cerca de un minuto después que yo. Me ha hecho ilusión verla, y verlos llegar a todos con esas caras de «lo he conseguido», «si se puede». Han ido llegando todos y nos hemos felicitado, nuestra entrenadora nos ha regalado un vale para un masaje osteopático valorado en unos 40 euros y nos hemos despedido. Unos, yo, por ejemplo, con la promesa de reengancharnos al grupo del siguiente nivel a partir del domingo que viene, otros, pensándoselo aún. Y una compañera, aquejada de dolor en la rodilla, llorando y disgustada porque quería seguir y no puede, a la espera de que le digan si está lesionada y el alcance. Yo espero verla pronto.

Terminada la segunda carrera, he vuelto caminando a casa con la sensación de haber crecido, es una sensación rara, me notaba más alto, más erguido, más importante. Había superado un reto físico, y eso estaba genial, yo me sentía genial, nada me podía parar.

Ahora, ya no me siento así, me duelen un poco las piernas y seguro que mañana tengo agujetas, pero oye, que me quiten lo «bailao».

Hasta mañana,

J

Meta conseguida, la entrada número 100

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Antes de empezar con mis neuras debo confesaros que es posible que el post de hoy salga un poco disperso porque tengo la casa llena de niños, mis hijas y sus amigos, jugando en el piso de abajo, ¡bendito duplex! Me sorprende enormemente que el ruido que pueden generar estos pequeños, bueno ya no tan pequeños, sea tan elevado. Dos niñas son bastantes ruidosas, pero el ruido crece exponencialmente con cada nueva adquisición, ahora son 6 y les ha dado por hacer música con lo que encuentran. Esto es ingobernable. Si midieran los decibelios en esas habitaciones, nos multaban. Por otro lado no entiendo eso de que todo lo digan chillando, están hablando de sus cosas y jugando pero parece que se están matando, el sonido reverbera en sentido ascendente y lo que surge por el hueco de la escalera es de película de terror, como se nota el espíritu Halloween.

Aclarado esto, debo confesar que me ha gustado mucho hablar de objetivos y metas y disfrutar de vuestros comentarios, a veces creo que no mido mis palabras y que no soy consciente de las cosas que termino escribiendo hasta que ya están publicadas. En el post de ayer se notaba que yo no soy coach ni psicólogo pero tengo una opinión, como cada uno de nosotros, y que no suelo andar desencaminado. Tener un blog abierto y publicar periódicamente favorece esta desfachatez de meterte en jardines que normalmente, en la vida offline, solo te meterías en entornos controlados y con gente de confianza. Se que estoy abierto a críticas, a sembrar polémica con mis palabras y a que algunas de mis reflexiones y afirmaciones puedan sentar mal, aunque debo reconocer que mi intención inicial nunca ha sido polemizar.

Aunque tampoco voy a huir si alguien no está de acuerdo con mi visión de la vida, confío plenamente en el diálogo y en la conversación con respeto y buenos modales, así que ya sabéis, si disentís estáis en vuestra casa. Hasta ahora todos los comentarios han sido positivos, mejor, positivísimos y yo estoy encantado, no voy a negar la evidencia, creo que estoy empezando a tener una buena comunidad de lectores, colaboradores, compañeros y amigos y que mi personal branding está bastante bien perfilado. Pronto acabará este reto loco de publicar a diario pero las novedades no se acabarán ahi, confío plenamente en el movimiento, me gustan los cambios y suelo huir de las cosas estáticas, así que tras un proyecto, llegarán mas.

Esto que acabo de contaros suena un poco, volviendo…, al post de ayer, a los logros personales, a las metas profesionales y a los objetivos a corto o medio plazo. El proyecto del #PostDiario ha sido, bueno, sigue siendo, un objetivo a cumplir, una meta diminuta pero que me aporta mucho, de mi mismo, de mis capacidades, de mi aptitudes y de mi gestión del tiempo. No es un objetivo de futuro que me vaya a reportar un salto cuantitativo pero es que tampoco lo quiero. Ya dije que yo soy mas de proyectos cortos, humildes y realizables y en esos parámetros me gusta moverme, con los pies en el suelo y la cabeza en las nubes… Si, soy alto, ¿y qué?

Otro reto cumplido, aunque nunca me lo había planteado como tal, esta entrada. Este post que estáis leyendo es la entrada número 100 del blog, quien lo habría dicho cuando empecé a desnudarme virtualmente en este medio que hasta ahora había sido hostil y desconocido para mí. Pero he llegado y he marcado una nueva muesca en mis proyectos. Esto es interesante, pensad en ello, he logrado superar una meta que no me había planteado, pero que ahora, una vez conseguida, si que se ha convertido en un hito. ¿no es genial? ¿solo a mí me lo parece? No se si a alguien se le han pasado este tipo de teorías por la cabeza, como la de superar retos no marcados y sus consecuencias. Personalmente superar conseguir cien entradas me parece importante y por eso me lo apunto, quizá a vosotros os pase algo parecido, que solucionáis cosas que estaban enquistadas sin habéroslo propuesto o que un día, de buenas a primeras, sois conscientes de como ha cambiado vuestra vida gracias a las acciones y decisiones que has tomado sin propósito aparente… En ese caso, la verbalización de los objetivos tampoco es tan importante.

Y de un objetivo que ha llegado de soslayo, a uno real que yo no me he impuesto pero que si lo han hecho por mí. El curso de running se acaba, el domingo será el último de esta etapa de iniciación y hay un reto que superar que yo desconocía porque no había estado en la primera clase, y ya se sabe, es esas clases se habla de todo… El domingo vamos a sudar la camiseta, de verdad y nos enfrentamos a una prueba física de resistencia. Nuestra entrenadora ha quitado hierro al asunto diciendo que estamos preparados y que estas semanas de clase y de trabajo personal van a dar sus frutos pero eso aún está por ver. Yo, por si acaso, esta noche salgo a entrenar un rato no vaya a ser que el domingo me flaqueen las piernas o la cabeza.

Esto de hablar de metas tiene su cosa y hasta cierto punto estimula, yo ya os he contado varias de las mías en este y otros posts, así que os propongo que me contéis las vuestras. Esta es la entrada centenaria y debe ser especial, espero vuestros retos, vuestras metas, vuestros objetivos y vuestros comentarios y recordar que no hay metas pequeñas o grandes, hay satisfacción o frustración en el resultado pero con optimismo y poder de recuperación se logra todo, paso a paso. Os espero, no seáis tímid@s.

Hasta mañana,

J

De metas grandes y pequeñas

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Mucho se habla y se escribe por ahí de los objetivos. De esas metas y esas ambiciones que debemos marcarnos y luchar para que se hagan realidad, sueños poderosos, una guía que marque nuestros pasos, que rija nuestro recorrido. Si tenemos sueños grandes, si soñamos en grande, seremos grandes. Todo esto, sobre el papel, esta fenomenal, pero a veces no tiene por qué ajustarse a la realidad.

Creo que se está sobre valorando en exceso este tipo de actitudes, se nos está insistiendo constantemente en fijarnos metas y en procurar alcanzarlas, como si vivir, o sobrevivir no fuera suficiente meta en sí misma. Parece que ahora no eres nadie si no tienes una ambicion «de la buena», porque como el colesterol, hay ambición buena y mala, o no tienes programado y cohesionado tu plan de crecimiento personal, familiar y laboral. Estamos, desgraciadamente, entrando en una dinámica que puede llevarnos por el camino de la frustración, quizá porque las metas que nos han dicho que debemos alcanzar son demasiado ambiciosas o quizá porque estamos mucho más preparados para el éxito que para el fracaso, y ambas circunstancias son dos caras de una misma moneda.

En principio creo que es positivo tener un objetivo en la vida claro y saber marcarse unas directrices para ir separando el grano de la paja durante el camino pero, como hay opiniones y objetivos para todos los gustos, creo que cada persona debe valorar en privado lo que quiere conseguir y ser coherente consigo misma y consecuente con sus actos. Algunos sueños son utópicos y es un absurdo luchar por algo que no vas a conseguir, este es el miedo que me da, que nos estén metiendo en la cabeza que no tenemos límites y que podemos lograr lo que queramos con solo proponérnoslo. Esto, en gran medida, no es cierto.

Al tiempo que se valora el camino a seguir, hay que tener en cuenta que este conlleva unos sacrificios y unos esfuerzos, que hay gente a la que se le olvida esta parte. Sin esfuerzo, sin superación, sin perseverancia y sin suerte no se consigue llegar a ningún puerto. Nos lo pinten como nos lo pinten. Hay frases bonitas por todas partes que nos tratan de dar alas y ayudarnos a exorcizar nuestros demonios, pero las cosas no se hacen por arte de magia. Yo tengo una taza que me regalaron en el trabajo, junto al curso de running que dice: «Hoy voy a conseguir todo lo que me proponga». Está genial, es una frase alentadora pero ¿así de sencillo? ¿solo por tomar café en esta taza lo voy a lograr? ¿o solo por repetir esa afirmación como si de una mantra se tratase va a estar todo el trabajo hecho?

Os propongo una cosa, vamos a tomar este tipo de incentivos en su justa medida, vamos a tratar de ser un poco mas humildes y tomar conciencia de que nosotros somos responsables de las cosas que nos suceden pero que tenemos que invertir mucho de nosotros en ello. Ya he nombrado los puntos necesarios para que este camino nos lleve al destino deseado:

Esfuerzo

Superación

Perseverancia

Suerte

No imagino que las metas se puedan conseguir si falta alguno de ellos por lo que os animo a que os familiaricéis con estos términos y tratéis de fomentarlos si queréis llegar lejos. Otra manera de obtener satisfacción, a mas corto plazo, es fijándoos una meta general separada por etapas más accesibles, como pequeñas escalas, o como diría ese entrenador de fútbol, ir superando partido a partido. Que no se nos olvide que alcanzar una meta pequeña puede ser tan gratificante como una más importante, solo hay que ser optimista y saber disfrutar de ese logro. Para ilustrar todo esto un ejemplo personal, ayer salí a correr un rato y fue la primera vez desde que empecé que conseguí realizar 20 minutos de carrera continua sin descansos, cuando paré y me aparté a un lado para hacer mis estiramientos no podía borrar esa sonrisa de mi cara. Había superado una meta, un logro pequeño, pero necesario para lograr alcanzar otros.

También hay personas que no tienen fijadas ninguna meta, ni grande ni pequeña y no por ello son menos felices, hay personas que, simplemente no lo necesitan. Estas personas tienen un umbral de la frustración mucho más elevado ya que, si no luchan por algo, no llegarán a tener ese sentimiento de pérdida si no lo logran. Estas personas, y hasta cierto punto yo me puedo encontrar dentro de ellas, suelen variar sus objetivos a corto plazo porque poseen una capacidad increíble para la adaptación. Estas personas se caracterizan por tener una espíritu más creativo y pueden ir saltando de un proyecto a otro, si uno no cuaja, se puede modificar, se puede ampliar o se puede eliminar, y no pasa nada. La adaptación es muy importante en nuestros días. La vida es como un río caudaloso que te lleva en volandas pero que puede hundirte o sacarte a flote por circunstancias ajenas a tu voluntad, sacar provecho de cada circunstancia y reinventarse es un logro vital.

Así que, una recomendación desde este lado de la pantalla. Busca tus propias metas porque quieras tenerlas, no porque tengas obligación de hacerlo. Calcula el alcance de tus objetivos y modifícalos en base a tu ambición. Y si no quieres tener metas concretas, no te obligues, adáptate a lo que vaya sucediendo y sigue tu camino, al fin y al cabo, vivir ya supone suficiente esfuerzo, superación, perseverancia y suerte para que nos compliquemos.

Hasta mañana,

J

Soñando

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Cuando pensamos en el mundo de los sueños la primera imagen que se nos viene a la cabeza es siempre positiva, nos imaginamos un mundo donde todo es posible, donde las leyes físicas han cambiado y donde las imágenes evocadoras surgen por doquier. El mundo de los sueños se nos presenta amable y colorido, es un refugio, un santuario, el mundo ideal para vivir porque todo es felicidad…. Y eso os pasa a algunos, a los que hemos leído los comics de Sandman, de Neal Gaiman nos ocurre básicamente lo contrario, que estamos convencidos de que el mundo de los sueños es oscuro e intrincado y que no es más que un reflejo del mundo real. Así, que si aún no habéis disfrutado de las historias de Morfeo, no os adentréis, insensatos, y seguir viviendo y disfrutando de vuestra ignorancia.

Dicen los entendidos que todos soñamos, que nuestra mente genera este tipo de visiones, tal vez, para liberar el estrés diario o quizá sea nuestro subconsciente que se interna en nuestros más recónditos miedos y deseos para mostrárnoslos. Sea como fuere, los sueños existen y son generados, aunque nuestro cerebro posea a veces una incapacidad terrible para recordarlos. A lo mejor es un mecanismo de defensa contra todos ellos, los buenos y los malos. Los buenos, para quitarnos esos anhelos oníricos imposibles de conseguir y los malos, para evitarnos sufrimientos innecesarios.

Imagino que a todos nos ha pasado eso de despertarnos en mitad de un sueño y a medida que el cuerpo toma conciencia de su nueva situación, el mundo onírico se va diluyendo y finalmente, olvidando. No se a vosotros, llamadme loco, pero a mi me resulta muy frustrante. Intento con todas mis fuerzas aferrarme a él pero se me escurre de la mente tan rápido como la espuma del champú cae de mi pelo con el agua caliente. Me joroba enormemente olvidarme así de las cosas, sentirme arrancado de una historia que estoy viviendo, aunque en realidad no sepa, ni nunca llegue a saberlo, si era positiva o negativa.

Pero hay algo excepcional que a mi personalmente me da mucho que pensar, esos sueños reiterativos, esos sueños…, pesadillas mas bien, que se repiten y repiten. Si todas las noches nuestro cerebro se va de marcha al mundo de los sueños, y en teoría cada día vive una aventura distinta, basada en lo vivido en la realidad, ¿por qué somos capaces de recordar sólo una misma imagen, o una misma sensación, o un mismo escenario? No me digáis que no es curioso… De todos los posibles sueños diarios, solo es recurrente uno, y siempre uno malo, para que vamos a engañarnos. A mi me pasa con uno en concreto que me produce mucha desazón.

Hace unas semanas, mi bloggeramiga Sonia Le Lo publicó en unos de sus blogs, Bitácora de Fotografía el trabajo de un excelente fotógrafo llamado Luis Beltrán, pera ilustrar el post eligió la siguiente foto:

A sus pies. Luis Beltran, 2009
A sus pies. Luis Beltrán, 2009

Un imagen espectacular, de una belleza extraordinaria pero que a mi me produce un terrible desasosiego. Esta foto se parece mucho a mi pesadilla recurrente.

En mi sueño, yo no estoy en un columpio, que ya de por si me daría bastante miedito, pero si que estoy en lo alto de algo con toda la ciudad a mis pies, la sensación no es agradable sino todo lo contrario, me encuentro de pie allí subido en algo que no es totalmente fijo y la superficie es más pequeña que el tamaño de mis pies. En todo momento siento la amenaza de caer al vacío e infinidad de veces he intentado hacerlo para acabar con esa sensación. Nunca he sido capaz, mi tormento es estar ahí, a la espera de una caída que nunca llega. Yo no se interpretar los sueños, pero este parece bastante sencillo, ¿Incapacidad? ¿Inseguridad? ¿Inestabilidad? Seguramente todas.

No deja de resultarme curioso cómo funciona nuestro cerebro y como es capar de dibujar estos sentimientos, esa imágenes irreales son a veces tan vividas que asustan, quizá es la mejor forma que tenemos de sufrirlas o disfrutarlas, metiéndonos de lleno en ellas con todos nuestros sentidos.

Y hablando de sueños, luego están los otros, los que pertenecen al ámbito de los anhelos, los objetivos, las metas a cumplir. Estos son distintos, son reales, son cuantificables, y son medibles. Sin estos, no deberíamos vivir, debería ser necesario que todos hiciéramos un ejercicio de introspección para saber con claridad cuales son nuestros objetivos en la vida y trazarnos un camino para llegar a alcanzarlos. No se trata de describir propósitos imposibles ni emprender caminos que nos lleven a todo lo alto, los sueños cercanos, realistas y accesibles pueden parecer menores pero también son gratificantes. Tratar de conseguir modificar alguna parte de tu carácter, dejar de fumar o aprender a relacionarte mejor con los que te rodean también son proyectos posibles, no todos podemos ser presidentes del gobierno, ni estrellas de rock, ni top models, ni los descubridores de la cura del cáncer. Estas metas personales son las que nos van a servir de guía en nuestro camino y en nuestro desarrollo así que no hay que perderlas de vista, no podemos dejar de soñar, no debemos perder esa parte, aún a pesar, de que de vez en cuando, nuestros sueños se tornen en pesadillas.

Ayer mismo, estaba dando de alta en nuestra base de datos del trabajo a una empresa-cliente nueva de Portugal que se llama Chasing Dreams (persiguiendo sueños) y esa expresión es la que me ha inspirado para hablaros de esto hoy, que es sábado y estamos relajados. No debéis olvidaros de que en todo lo que vivís hay una lección que aprender, así que os animo a que la aprendáis, soñando, temblando, viviendo, errando y superando límites.

Hasta mañana,

J

La niña astronauta

Foto: @NASABlueberry1
Foto: @NASABlueberry1

Ya había oído hablar de esta niña pero esta mañana he escuchado la noticia completa. Resulta que una adolescente estadounidense lleva casi diez años de su vida preparándose para ser astronauta y para embarcarse en una futurible expedición a Marte en 2033. Una expedición que, a fecha de hoy, no tiene previsto un retorno factible. Bueno, de hecho no se si tiene fecha concreta de salida….

La muchachita se llama Alyssa Carson y tiene trece años. Desde los cuatro está embarcada en esta aventura y se está formando para este objetivo tan «plausible». Por lo visto, ya ha participado en los tres campamentos mundiales de la NASA y su mayor ambición es convertirse en el primer ser humano en aterrizar en el planeta rojo. Está trabajando duramente para alcanzar su sueño siguiendo los protocolos que marca la Agencia Aeroespacial, uno de ellos, hablar cuatro idiomas, ya está conseguido. La niña ya habla inglés, francés, español y chino, que creo que son los idiomas más demandados en el hiper espacio, y todos sus esfuerzos y formación están siendo satisfactoriamente valorados desde la NASA.

Por lo visto tienen planteados sus próximos veinte años con la culminación de un sueño, la niña y su familia, y la lucha por el objetivo es brutal. Hoy por hoy no hay nada en el mundo que pueda apartar a esta joven de su carrera a las estrellas, literalmente hablando.

A mi me vais a perdonar pero todo esto se me hace muy grande, esas aspiraciones desde una España en crisis se me antojan demasiado irreales e inalcanzables pero no voy a desestimar la fuerza de voluntad de una persona que lucha por sus sueños, aunque sean de este calibre, pero la emocionante historia de esta chica me ha dado mucho que pensar.

Lo primero que me ha llamado la atención de este caso es la temprana edad de la menor, tener las ideas tan claras desde tan joven no es normal del todo. Yo que soy padre se lo volubles que son los hijos, mis hijas, por ejemplo, han querido ser ya casi de todo, bailarinas, princesas, peluqueras, profesoras… Dependiendo de los estímulos que reciben del exterior, los planteamientos de futuro se han ido transformando y evolucionando, los niños están probando constantemente y actualizando sus gustos con un pestañeo así que no tengo dudas de que el planteamiento inicial no ha tenido tanto que ver con la niña en cuestión como en su entorno. Comprendo el empecinamiento actual de la muchacha, ya tiene una edad para tomar decisiones de este tipo y de asumir las privaciones necesarias en virtud de los objetivos pero se me hace muy raro pensar en una niña de cuatro años tomando esta vía por si misma.

Luego me ha pasado por la cabeza, que dada la férrea convicción de la menor para alcanzar su meta, el factor psicológico debe ser muy poderoso. Parece que la joven Alyssa está completamente orientada a cumplir con su destino pero he escuchado una frase que me ha puesto los pelos de punta: -«No quiero que ningún obstáculo se interponga en mi camino para que deje de ir a Marte. El fracaso no es una opción». Pero realmente la posibilidad del fracaso es real. De nuevo insisto, no vamos a tirar por tierra los planes de la niña, de su familia y de la NASA, tener un objetivo claro en la vida es de gran importancia y luchar por él es necesario y vital pero también hay que educar psicológicamente ante la amenaza del fracaso. Qué puede venir de parte de la aspirante, de parte de la organización o de parte del presupuesto. Hasta cierto punto creo que es nocivo vivir alentado por un objetivo tan poco fiable. Imagino que a alguien se le debe pasar por la cabeza que el hombre ha pisado la superficie lunar en una sola ocasión (o eso creo) y fue hace muchos años, los medios ahora son mucho mejores, la carrera espacial cuenta con mucho más apoyo y aún no ha vuelto nadie.

Llamadme loco si queréis pero yo aún lo sigo viendo un tanto irreal. Ojala la niña cumpla su objetivo y sea la primera persona en pisar Marte, ojala sea la mejor preparada y vaya en esa expedición, ojala la NASA cuente con ella cuando tenga que tomar decisiones sobre su «casting» de nuevos astronautas, ojala complete satisfactoriamente su formación y ojala ningún factor ajeno la aparte de su camino.

Y la última cosa, para terminar, que me ha llamado la atención de esta noticia es que la niña está perfectamente preparada para no volver, sabe que la expedición podría ser un camino solo de ida, sin retorno. Y su familia la apoya, como no, pero… Imagino que en ningún momento se han planteado la fama o la gloria, solo cumplir un objetivo de la manera más humilde y humana posible, con la limitación de una vida. Un objetivo suicida a fin de cuentas. Si a ellos les vale…

Creo que esta noticia me ha dejado un poco de mal sabor de boca, quizá un regusto amargo. Me parece el colmo de vivir la vida deseada por uno mismo a través de los ojos de nuestros hijos, y eso no debería ser bueno, pero por otro lado, me gusta la firmeza que demuestras Alyssa en sus declaraciones y y en sus objetivos, muy loable. Me quedo un rato pensando en ello… y escuchando esta canción que me parece que le va al pelo a toda esta historia, Accross de Universe de The Beatles en la preciosa versión de Rufus Wainwright.

Hasta mañana,

J