Una Nochevieja diferente

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Desde que empecé con esto del running, cada vez que me hablaban de la San Silvestre, la última carrera del año, la del 31 de todos los diciembres, a mí me daba una pereza terrible. Normalmente siempre trabajo ese día y planificar una carrera de diez kilómetros cuando te has levantado a las 7 de la mañana para trabajar y sabes que la noche va a ser larga no era algo que valorase. Siempre he aprovechado para echarme la siesta y tener buen cutis y buenas energías para las uvas y lo que viene antes y después.

Pero este año ha sido distinto porque el 31 ha caído en sábado y no había que trabajar. Y además, como volví con mi grupo de running de los domingos, el efecto simpatía surtió efecto y uno a uno nos fuimos apuntando y pagando religiosamente nuestros derechos de carrera. Que os voy a decir que no sepáis ya, que me vine arriba.

La inscripción la hice con tanto tiempo que ha sido algo que tenía ahí en mente pero que siempre veía tan lejano. Pero como sabéis, todo llega, y esta carrera también llegó. Y lo hizo en unas circunstancias un tanto complejas, con casi dos semanas sin entrenar aquejado de un ataque de lumbago que difícilmente me permitía mantener una postura erguida y digna. Poco a poco el dolor se fue aliviando y llegó el día, ayer mismo.

Un día mierdoso, gris y muy, muy, muy frío. Y con los nervios que tenía por la carrera, más mierdoso y más frío me parecía. Llevaba más de un año y medio sin participar en ninguna carrera y esa distancia me daba un poco de vértigo, era como si fuera la primera de la historia. Nada más comer, que casi no pude ni hacerlo por los nervios, me vestí y me senté a esperar la hora en la que había quedado con mis compañeros de fatigas y sudores, un ratito en mallas en casa, deambulando e inventariando cachivaches no fuera a ser que se me olvidara algo imprescindible.

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Llegó la hora

Tras un corto viaje en metro allí estaba yo, en medio de toda la vorágine de corredores populares, unos profesionalmente ataviados y otros ingeniosamente disfrazados, cada uno para vivir su particular San Silvestre y alcanzar sus objetivos, los que fueran. Los míos eran acabar la carrera y disfrutarla, sin agonía de tiempos ni de clasificaciones.

Me encontré con mis hermanos runner, y nos fuimos a situar a nuestra cajón de salida, cada uno el suyo, Ángela al de las mujeres (si, hay un cajón solo para chicas) y Dani, su amigo Álvaro y yo al de los borregos (es el último cajón, el de los corredores que no tienen marca homologada inferior a 60 minutos en esa distancia, y el más populoso).

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Un poco de calentamiento y un poco de movilidad articular después, el pistoletazo de salida. Era la hora de que saliera nuestra oleada así que poco a poco nos fuimos desplazando hacia la línea de salida disfrutando del tremendo ambiente, de los gritos, de los aplausos, de la música en directo. Toda una fiesta. 3,2,1….

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A correr!!!!

Empezamos a correr entre una marabunta de gente que impedía que se notara el terrorífico frío que hacía y eso era de agradecer. Ya no sentía nervios, ya no sentía frío, ya no sentía nada que me atenazara, solo emoción así que era la hora de empezar a disfrutar. Una cuesta arriba, bien. Un giro a la derecha para coger la calle Serrano con tremendo efecto embudo y obligados a bajar el ritmo y de ahí, situados en constante descenso hasta ver el kilómetro 1. Plaza, giro a la izquierda, bajada vertiginosa, nueva subida…. kilómetro 2 y al fondo, la Puerta de Alcalá iluminada y donde se empezaban a agolpar numerosos espectadores preparados para pasar frío y calentarnos con sus ánimos.

Nuevo giro a la derecha para bajar a Cibeles y pasar el kilómetro 4 (perdí el tercero entre la gente) y recto, recto, recto ir llegando a Atocha donde estaba el arco que indicaba el kilómetro 5, mitad del recorrido. Hasta entonces muy buenas sensaciones de piernas y de respiración pero ya venían molestándome los dedos del pie derecho, muy a gusto corriendo con mis compañeros, siempre pendientes unos de los otros y de los que nos rodeaban. Un repecho antes de enfilar los dos kilómetros de bajada por Avenida Ciudad de Barcelona donde ya si que se notaba el ambiente festivo, un montón de gente en la calle animando y gritando. Y con cervezas en la mano que daba una envidia…

Pasado el kilómetro 7 empezaba lo duro de verdad. En la misma M3o nos esperaban una nueva banda de música tocando en directo y el comienzo de la Avenida de la Albufera, que era una cuesta arriba interminable. Después de sentir dolor en el pie durando los últimos cuatro kilómetros, ahora lo que me fatigaba era esa subida impertinente que frenaba el ritmo y que no parecía que se fuera a acabar nunca. Kilómetro 8 y aún subiendo. Álvaro nos animaba a subir, gritaba constantemente y casi nos llevaba en volandas. Yo en esos momentos de esfuerzo máximo solo me acordaba de los madrugones que se pega mi mujer para ir a trabajar y del curro que se mete luego en casa para tenerlo todo en orden y controlado. Y de mis niñas y sus entrenamientos exigentes, en esas horas y horas de físico, de natación y de técnica. Eso me ayudaba a seguir hacia arriba.

Y de repente, se acabó la cuesta. Giro a la derecha en Sierra del Cadí y ligera cuesta abajo para recuperar un poco el resuello ya de lleno en el barrio de Vallecas volcado con los corredores. Y el kilómetro 9, ya solo quedaban mil metros para terminar. Y fue cuando nos diseminamos, Álvaro avanzaba y se perdía mientras Dani se quedaba a recuperar un poco de aliento y superar el momento de flato mientras me animaba a que yo tirara. Y tiré.

Estaba muy emocionado escuchando tanto alboroto, tanta gente apoyando, tantos gritos de ánimo, ya se escuchaba la meta cerca pero no se veía hasta que al final de la calle, giro a la izquierda y los cien últimos metros cuesta arriba para franquearla. Tiré de las energías que me quedaban y crucé la línea!

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Sudoroso, agotado, congestionado y muy contento. Prueba superada, objetivo alcanzado y cumplido. Había terminado la carrera, la había disfrutado y me sentía bien, ni siquiera se en que momento me dejó de doler el pie pero de esto aprendí una lección. Que se pueden hacer las cosas con esfuerzo y con sufrimiento. Que para conseguir cosas nuevas hay que salir de la zona de confort y arriesgarse y que no se debe tirar la toalla a las primeras de cambio. Hay que luchar para llegar.

Dani y yo nos encontramos unos minutos más tarde en el guardarropa y nos despedimos deseándonos feliz noche, Álvaro se había despedido antes. Ahora quedaba el camino de vuelta a casa, que casi se convierte también en otra odisea, pero eso es otra historia.

El resto de la noche os lo podéis imaginar, cena, copas, uvas, más copas, besos y mucho Whatsapp y mucho Facebook y muchos agradecimientos a mucha gente que se interesó por como había vivido esa carrera.

Y hasta aquí la batallita. Espero que todos hayáis disfrutado de vuestra particular Nochevieja y que no seáis tímid@s y que paséis por aquí a compartirla con la comunidad. Un abrazo para tod@s y muy FELIZ AÑO NUEVO lleno de salud, amor, retos y éxitos.

Hasta pronto,

J

Yo también soy «Titanium»

¿Hay algo mejor que levantarse un domingo de Junio a las 7 de la mañana, atravesarse Madrid en metro y correr una carrera de 10 kilómetros bajo un sol abrasador? No contestes, yo también lo se. Podría enumerar millones y aún así me quedaría corto.

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Pero como no solo de distracciones vive el hombre, ese ha sido mi plan de hoy. El evento en concreto que llama La Carrera Norte vs. Sur, una carrera por equipos (adivinad cuales) y con un recorrido aparentemente muy favorable para el corredor ya que gran parte del mismo se desarrolla cuesta abajo. Fenomenal en la publicidad de la carrera y fenomenal cuando decidí apuntarme, descerebrado de mí, hace un mes o cosa así…. Y en efecto, parte del recorrido es cuesta abajo, pero chiquillos, ¿y que pasa con las cuestas arriba? pues había, y un montón. Esta carrera era muy parecida al Aquópolis, llena de toboganes ¿y como se llega a ellos? En efecto, subiendo. Todo el trazado subiendo para volver a bajar o viceversa, que eso no me ha quedado tan claro.

La carrera comenzó con ambientazo, cerca de ocho mil participantes todos vestidos iguales, naranja los que corríamos por el sur, morado los que corrían por el norte y para calentar el ambiente, un poquito de baile. La organización tenía previsto hacer un flashmob a ritmo de Enrique Iglesias y su exitosísimo «Bailando» pero no ha tenido toda la repercusión que esperaban. Como no, los runners son gente seria y no pierden el tiempo en tonterías. Yo, que soy más de tonterías que de otra cosa, si que he bailado, fuera ridículo…. me ha dado más vergüenza salir de casa con la camiseta oficial con el dorsal pegado y meterme en el metro.

Tras el baile, la carrera, cuesta abajo y a todo trapo, como todo era cuesta abajo… Al coronar la primera cuesta arriba ya quería abandonar, una boca de metro situada estratégicamente a mi lado me hacía ojitos y a punto he estado de cambiar el asfalto caliente por la oscuridad del túnel. Medio desfallecido estaba cuando mi compañera Marianela me ha alcanzado y me ha animado, su mano en mi espalda ha sido refrescante y me ha dado energía para seguir con ella, mil gracias.

Era el empujón que necesitaba, una mano amiga, alguien a mi lado, un referencia. He echado mucho de menos eso, la presencia de mi mujer en la carrera, en la anterior la hicimos juntos de principio a fin y nos dábamos ánimos constantemente. Correr solo es una mierda para los que tenemos una mente vaga, y la mía amigos y amigas en muuuuuy vaga. Antes de comenzar a correr ya me dice que abandone, aunque las piernas y el corazón no hayan dicho nada aún. Que cabrona.

Para mitigar esa sensación, me he acostumbrado a correr con música, muy alta, que bloquee mis pensamientos y así estaba otra vez en la brecha, de nuevo solo porque había perdido a mi compi en el punto de agua del kilómetro 5, y volviendo a sufrir. Había aprovechado para beber un poco de agua y tirarme por encima de la cabeza y de la espalda la que sobraba, sin quererlo participé en el concurso de «mister camiseta mojada» que me ayudó a refrescarme y a poder combatir un calor que me asfixiaba.

Ya había pasado la mitad de la carrera cuando en mi mp3 sonó una canción muy especial. «Titanium» de David Guetta y Sia. Me sentí resurgir, iba mirando las espaldas de los corredores y corredoras que iban delante y pensaba, si ese puede, yo también, si esa puede, yo también.

Y entonces, y gracias a la canción, me di cuenta de que ninguno de los que estábamos allí éramos unos locos descerebrados, todos estábamos cumpliendo un objetivo, todos estábamos haciendo algo que nos gusta y que nos pone a prueba. Yo también era Titanium, todos lo éramos. No importaba la marca, el sufrimiento, el calor, las cuestas, lo importante éramos nosotros y la experiencia.

You Shoot Me Down But I Wont Fall I’m Titanium! (Me disparás pero no caeré, ¡yo soy Titanio!)

Ese pensamiento se mantuvo en mi cabeza hasta el final, una meta que veía cada vez más lejos, como en esa pesadilla en la que corres, corres, pero el pasillo se alarga y nunca llegas, solo que no era una pesadilla, era real y yo estaba corriendo, ¡qué cosas! Y así, ya lo sabemos todos, todo lo que empieza termina, la meta estaba allí, al alcance de la mano y de los pies. Cruzada la meta, super tapón de corredores apiñados, si ya pasé calor durante la carrera, lo del final no tenía precio, qué de gente toda junta, qué sensación de ahogo, ¡qué olor!, lo único bueno es que el objetivo estaba cumplido, había terminado la carrera y ya estaba andando.

Mi compañera volvió a encontrarme entonces y juntos nos fuimos a por algo de beber (caliente, que asco más grande) y al punto de encuentro con el resto de nuestro grupo de running y de allí a por unas cervezas frías y deliciosas que nos apañaran un poco el castigado cuerpo. Sinceramente, eso fue lo mejor de la carrera.

Ahora ya sé que he mejorado mi marca en más de dos minutos y medio pero no estoy contento con el resultado, he sufrido un montón y creo que he hecho un plan de carrera nefasto, mucha ansia al principio y muy poco fuelle en el resto, pero ya está hecho, un objetivo más, un aprendizaje más.

Para despedirme, dos homenajes, el primero para mi mujer, ya he dicho que la he echado de menos durante la carrera, la primera fue de los dos y esta se ha hecho muy larga y muy fatigosa sin ella y el segundo para mis ocho compañeros del equipo de running con los que he compartido experiencia, baile, anécdotas y sufrimiento, cada uno con sus pros y sus contras pero con su objetivos superados, enhorabuena chicos, esto también va por vosotros y sobre todo por los dos que corrían por el norte. El SUR ha vuelto a ganar la carrera, a quién se le ocurre….. 🙂

Y ahora, podéis comentar todo lo que queráis, yo prometo no moverme del sofá en un rato.

Hasta pronto,

J

Madrid

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De nuevo es sábado, ¡cómo se van las semanas!, en mi caso, como en el de muchos de los que me leéis, post a post. Hoy además es un dia festivo porque celebramos, los que somos de la capital, el día de la Comunidad. Hoy es la fiesta oficial de Madrid, ciudad y de Madrid, comunidad. No es que yo sea muy territorialista pero bueno, para una vez que coinciden estas dos cosas, fiesta y sábado musical, habrá que aprovechar.

No voy a ser muy original esta vez, ya os podéis imaginar de que va la entrada de hoy, y si no lo habéis descubierto por vosotros mismos, mejor que dejéis eso que estáis tomando…

A los más avispadillos, os confirmo que hoy toca música que habla de Madrid, en su título y en su letra. No me voy a extender mucho ni voy a descubriros temas novedosos, solo un breve repaso de los tres que me han venido a la cabeza al pensar en el post de hoy, y si están ahí, a la espera de saltar a primer plano es porque en su momento han sido importantes.

«Madrid», Pereza y Christina Rosenvinge

La canción es del grupo madrileño Pereza pero he elegido la versión junto a Christina Rosenvinge porque me gusta más, podría daros otra explicación más argumentada, incluso apelando a valores musicales, pero estoy tirando de la consabida chulería madrileña y no hay quién me pare.

Esta canción apareció en el álbum «Animales» de 2005 y aquí tenéis el vídeo…. bueno, realmente no es un vídeo ¿como podríamos llamar a estos «youtubes» en los que solo hay foto y música?

«Pongamos que hablo de Madrid», Joaquin Sabina

No podría no estar Sabina en un recopilatorio que hable de Madrid. El le ha sacado todo el provecho del mundo a nuestra ciudad, se siente como en casa aunque también se siente como en casa en Buenos Aires y en su Úbeda natal. Debe ser que es una persona bastante adaptable, que sabe encontrar su sitio. Sabina es muy canalla y le ha cantado a la parte más barrio-bajera de Madrid, que es la que ha sufrido, y sobre todo, vivido y disfrutado. Su Madrid es más oscuro y peligroso, como realmente era en los ochenta, más revolucionario y más «al límite», o quizá, como puede ser si nos preocupamos en rascar un poco.

Esta canción pertenece al álbum «Malas compañías» de 1980 y el vídeo es un homenaje fotográfico a la ciudad, a sus lugares emblemáticos, a sus gentes, a la cultura y al deporte. Ni que decir tiene que está algo anticuado, muchas cosas están diferentes, pero esa mezcla de verdad y añoranza queda curiosa.

«Madrid, Madrid», Hombres G

Esta canción la he dejado para el final quizá porque es mi favorita. Se que no es la mejor canción, ni siquiera la mejor canción que habla de mi ciudad pero los recuerdos que me trae son impagables, yo crecí con Hombres G y sus canciones han marcado mi paso de la adolescencia a la madurez. Los noto muy cerca aunque nunca he sido un gran fan. Además, es una canción curiosa, muy al estilo Broadway, bastante alejado de la musicalidad del grupo madrileño, transforma a su líder, un atrevido David Summers, en un inspirado «crooner». Está claro que nunca será Frank Sinatra pero el resultado es más que suficiente.

Esta canción está incluida en el álbum «Voy a pasármelo bien» de 1989 y el vídeo es otro recopilatorio de fotos sobre Madrid, que le vamos a hacer, hoy estoy que lo tiro. Como novedad, también tenéis la letra, por si queréis dejaros llevar.

Y hasta aquí el homenaje, que disfrutéis del fin de semana y de las canciones. No son todas las que hay sobre esta ciudad, y seguramente no son las mejores, así que, si queréis aportar vuestra particular selección, tenéis abierta la zona de comentarios.

Hasta pronto,

J

De cero a diez mil

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Es muy curioso como pasan las cosas. Yo nunca he sido deportista, nunca me ha interesado el deporte más allá de lo que daban por televisión, y nunca fútbol, que es lo más emitido. Me tragaba cualquier cosa desde la comodidad de mi sofá, carreras de coches, de motos, natación, gimnasia, atletismo, tenis, baloncesto y desde luego nunca me había planteado traspasar la televisión y practicar nada de eso. Eso era para otros.

Bueno, en parte miento, si que me hubiera gustado estar en el sitio de esos deportistas que recibían medallas y lloraban a moco tendido con el himno de su país mientras su bandera era izada al viento. Ya lo del esfuerzo y el sudor lo veía como más lejos, yo al drama.

¿Quién me iba a decir a mí que acabaría saliendo por la tele mientras otros vagos veían mis avances? Pues la respuesta es muy sencilla, nadie. Y si alguien me lo hubiera dicho, habría pensado que no sabía de lo que estaba hablando, ¿deporte yo? #amosnojodas. Ahora me acuerdo de una frase que decía mi abuelo: «nunca digas de este agua no beberé ni este cura no es mi padre». Cuanta razón tenía el hombre. Hablaba poco, era muy para adentro, pero cuando lo hacía sentenciaba. Si levantara la cabeza, seguro que esbozaría una sonrisa con un ¿lo ves? escrito en los labios.

De cero…

Los que me seguís por Facebook y Twitter ya sabéis que acabo de participar en mi primera carrera, los diez kilómetros del EDP Rock ‘n’ roll Madrid Maratón y 1/2 y que he salido con vida, con agujetas y dolorido pero vivo, muy vivo. Y eso es porque soy un inconsciente que no piensa las cosas y se dedica a actuar por impulsos, hasta ahora me ha salido más o menos bien y por ello me atrevo a vivir de esa manera. Hace aproximadamente un año que me plantee correr, no lo había vuelto a hacer desde el instituto, donde era nombrarme el test de Cooper y ponerme de mala leche, le cogí mucha manía a eso de correr y la he arrastrado hasta hoy, así que si lo pienso, no se que coño hago haciendo lo que hago.

Lo dicho, me planteé correr para matar el tiempo, podría haberme planteado leer enciclopedias o tomar el sol pero pensé que sería mejor hacer un poco de ejercicio y coger un poco de forma física. Aún tengo dudas sobre como fue aquel momento, estaría enajenado o drogado. El caso es que lo intenté, con más o menos suerte y como aprovechaba para corretear mientras mis hijas estaban en el polideportivo, cuando se acabó su curso, se acabó el mío. No había conseguido prácticamente nada, un poco de fondo y poco más.

Acabado el verano, ya septiembre del año pasado, me regalaron un curso de iniciación al running que se desarrollaba durante ocho semanas, un día por semana en clase de grupo con un entrenador y la posibilidad de hacer algo de trabajo personal orientado entre semana. Las primeras clases eran sencillas, correr dos minutos (que se me hacían eternos), caminar uno (que duraba como diez segundos). Era el comienzo, escalado y ascendente para hacer las cosas bien. Ocho semanas más tarde corría aproximadamente veinte minutos seguidos para dar una vuelta completa a «El Retiro» y superar la prueba final del curso. Estaba tan contento con lo conseguido en esas semanas que me reenganché al grupo siguiente, y ya van ocho meses.

… a diez mil

Lo bueno que tienen esas clases grupales es que son divertidas, a mi sigue sin gustarme correr pero me lo paso bien, voy todos los domingos con mis «amiguetes», pasamos la mañana y hacemos deporte. Un día, a alguien se le ocurrió la idea de participar en una carrera oficial y venga, a apuntarnos como locos, como descerebrados, como histéricos….. La mitad del grupo se apuntó a la Carrera de los Bomberos y la otra mitad al Rock ‘n’ Roll y yo ahí, al lío.

Que locura, nunca había corrido esa distancia, lo más que había hecho eran cinco kilómetros, la mitad, y ya tenía bastante, pero la fecha de la carrera la veía tan lejana que daba por hecho que mi estado de forma de corredor de élite se iba a mejorar milagrosamente. Falso. Con el invierno llegó mi alergia al ciprés, las lluvias, el frío, la pereza de salir entre semana, el no estar a la altura en algunas clases, ¿frustración? un poco… y la fecha ya se iba acercando.

El último mes me he puesto las pilas y he atendido (en su mayoría) a la rutina de entrenos que me había puesto mi entrenadora para estar a tope de cara a la carrera, y se ha notado, dos semanas antes del evento corría seis kilómetros sin despeinarme, subidón. Una semana antes del evento hice una tirada de siete kilómetros y rebajando casi un minuto por vuelta…. pero nunca había corrido 10 kilómetros. Hasta ese día.

Y a pesar se la lluvia, del madrugón y del ataque de nervios que arrastraba desde una semana antes salí a correr y paso a paso hasta la meta, diez mil metros, mis primeros diez mil, acompañado de mi mujer, que también es una enajenada como yo y se metió de cabeza en esto del running, mas por casualidad que por convicción, pero que está hecha una fiera.

Esto último ha sido una aliciente especial, ir acompañado durante toda la carrera es motivador, de vez en cuando nos mirábamos y nos preguntábamos, otras corríamos por carriles opuestos de la calle y ella, en un despiste, o eso dice, se arrimó a otro que no era yo, creo que no llegó a hacerle ojitos, pero bueno, lo que pasa en la carrera, se queda en la carrera.

Otro aliciente, la gente, el gentío que poblábamos Madrid correteando como gacelas, gamos o bisontes, cada uno a lo suyo y a lo de los demás, constantemente animando y animándonos, había buen rollo y se notaba. En algunos puntos encontramos concentraciones de gente animando nuestro paso, se me ponen los pelos de punta solo de recordarlo. Aunque para pelos de punta, cuando a unos doscientos metros de la meta me llegaron los gritos que estaba dedicándome mi primo de Alemania, que ha venido por trabajo y que se pasó por la carrera a animar. Oir ese «PRIMOOOOOOO» me dio más energía que un litro de Red Bull y aceleré para entrar en la meta en pleno sprint, buscando a mi mujer con la mirada para no perderla y resulta que la cabrona me había adelantado y me sacó casi diez segundos. Chicas al poder.

Tercer aliciente, mi medalla, había una para cada uno pero yo ya había focalizado mi triunfo en ese pedazo de metal, y cuando me la pusieron por la cabeza me acordé de todos aquellos deportistas de élite de los que os he hablado al principio. Creo que no lloré por vergüenza y porque me hacía pis. A punto estuve de ducharme con la medalla y todo. Es un símbolo, una meta, otro objetivo cumplido.

Y ahora…

Hoy tenemos resaca de carrera y de ilusión, aún nos duran la emoción y las sensaciones y creo que se van a quedar con nosotros durante bastante tiempo. En principio seguiremos corriendo, entrenando con nuestros respectivos grupos y si surge, correremos más carreras. Intentaremos rebajar esos 1:04:33 que tenemos como marca oficial pero solo si se tercia, sin estrés, sin apuros, sin agobios.

Tengo la sensación de haber conseguido muchas cosas en estos ocho meses de entrenamiento, no es solo pasar de correr cero metros a correr diez mil. Ha sido un camino de superación, de implicación, de naturalidad, de objetivos, de empeño, de fuerza, de coraje, de alegría, de humildad, de motivación… son muchos momentos bonitos pero tampoco hay que mitificarlos. Si yo he podido, vosotros también. Ni mi mujer ni yo somos super-héroes, somo personas normales, más bien vaguetes, que se han propuesto una meta alcanzable y la han alcanzado.

Y hablando de metas, no quería despedirme sin recomendaros el blog de una compañera de running de mi mujer que ha relatado post a post toda su evolución hasta convertirse en medio-maratoniana. Cierra la boca y corre no tiene desperdicio, derrocha naturalidad y buen humor. Si alguien cree que lo que hemos hecho nosotros es espectacular, que lea alguna de sus entradas, yo estoy completamente rendido a Flor, a su mundo y a su fuerza de voluntad.

Que lo disfrutéis, y como siempre, si queréis que charlemos un poco, ahí tenéis los comentarios.

Hasta pronto,

J

Let’s Rock!

Queda menos de un mes para la próxima locura en la que me he embarcado…

blogrnrmadridmaraton.com
blogrnrmadridmaraton.com

Para los que os hayáis quedado loc@s al ver la foto debo aclarar que, aunque no está publicitado en el evento, también hay una carrera de diez kilómetros que es la que vamos a hacer. Si en plural, mis amiguillos del club de running, mi mujer y yo. Habéis leído bien, también he picado a mi mujer con esto de correr y ella tiene su propio grupo de entrenamiento, sus propios amiguitos y sus propias motivaciones y ese día, el próximo 26 de abril de 2015 trataremos de darlo todo para llegar a la meta en un estado, digamos, lo más digno posible.

Os puede parecer normal esto que os estoy contando si no me (nos) habéis conocido de antes, pero es que yo he sido la cosa mas seta, más parada y menos deportiva que podías imaginar. Los deportes desde el sofá, bien tumbado por si acaso sufría algún tipo de lesión, y ella, ni os cuento, ni en la tele. Así que esto que nos está pasando es una NOVEDAD con mayúsculas.

Dejando de lado nuestro pasado pasivo, tengo que decir que estoy (estamos) emocionado con la llegada de ese día, mi primer evento deportivo, y también un poco cagadillo porque aunque parezca obvio, ni siquiera se lo que tengo que hacer, no he estado nunca, no se si hay que llegar a la salida y salir pitando o hay que colocarse de alguna forma concreta, eso de las marcas, los cajones de salida y el protocolo de la carrera es nuevo para mí. Si el otro día me enteré que en este tipo de carreras corren «liebres» para ayudarte a alcanzar tu marca, el que la tenga, solo hay que localizarlo y seguir su ritmo…. mi mujer va mas lejos y se pregunta que qué pintan conejos corriendo con nosotros….. ains!!!

Sea como fuere nosotros vamos, aunque lleguemos allí como Paco Martinez Soria al desembarcar en la gran ciudad desde el pueblo, con ilusión y ganas. No será tan complicado, digo yo.

El día de antes tenemos que pasarnos por una feria de deporte, por el stand de los organizadores, para que nos den la bolsa del corredor, que por lo visto contiene una camiseta Adidas diseñada para la ocasión, mas bien fea, un dorsal con nuestro nombre y un chip. Como unos de los patrocinadores es Huawei ya podían meter un teléfono, aunque fuera baratillo, pero creo que no va a colar, o a lo mejor son los que han hecho el chip???? Por cierto, que eso del chip me suena a perro o a espía, que molón.

Pero si hay algo que me hace especial ilusión, aparte de terminar la carrera que es el principal objetivo, es la medalla que nos van a dar en la meta. No me digáis que no es super chulo eso de tener premio por atravesar la línea de meta. Una cosa tengo clara, como diría esa energúmena…. YO POR MI MEDALLA, ¡MATO!

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Se que soy básico pero me hace una ilusión loca, aunque ya os digo quienes se van a hacer con las medallas una vez nos las quitemos de cuello. Nosotros sudando para conseguirla y que luego lleguen la enanas y se las apropien, pues que corran ellas!

También hay otra cosa que me apetece mucho, dejando de lado el hecho de medir mis capacidades, mi fuerza, mi resistencia, y es la animación. Todo el mundo que ha corrido este tipo de carreras dice que la sensación es muy especial, verte rodeado de tanta gente con un mismo objetivo debe ser grandioso, la sensación de ir corriendo por las calles de tu ciudad sin tráfico es una experiencia nueva, que haya gente a lo largo del trazado animando a los corredores, ya ni os cuento, que emoción.  Y otra cosa, esta carrera no se llama Rock & Roll por nada… el recorrido está amenizado por bandas de rock tocando en directo… Así sobre el papel tiene todo muy buena pinta, ¿no?

Ahora lo que toca es entrenar, estas cuatro semanas van a ser más intensas y orientadas a ofrecer un buen rendimiento, ya hablo de esto como los profesionales…., voy a tener semanas de carga, semana de transferencia y semana de descanso, con diferentes ejercicios e intensidades que quizá sea la parte más técnica y más pesada pero mejor ir preparado. Yo (nosotros) tengo muchas ganas de que llegue el día D y de disfrutar de la experiencia, que, al fin y al cabo, es lo que nos debería mover a hacer las cosas que hacemos por ocio, la emoción y la ilusión. De nada serviría hacer este tipo de cosas por compromiso u obligación.

Lo tengo claro, la crisis de los cuarenta me está descubriendo una serie de facetas desconocidas para mí, seguramente sean buenas, desde luego sí que son sorpresivas, va a ser verdad eso de que los cuarenta son los nuevos treinta. O quizá no es mas que un engaña bobos ilusionante, que fácil es contentarnos.

Dentro de nada estaremos en plan, preparados, listos, ya….. y yo estaré por aquí para contároslo con todo detalle, ya sabéis lo que me gusta recrearme con estas cosas, ya sean musicales, dramáticas o tragicómicas.

Y ahora os toca a vosotros, ahí tenéis la sección de comentarios para enviarme todo tipo de ánimos y críticas, el caso es charlar un poco.

Hasta pronto,

J

Un domingo de perros

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Hoy ha sido un domingo de perros, aunque la temperatura ha sido muy agradable y haya brillado el sol con bastante insistencia. Hoy ha sido uno de esos días que me gustan, de los que no huelen a invierno, a cerrazón ni a oscuridad. Hoy se celebra el Día Mundial contra el Cáncer de Mama y si Barcelona se teñía de rosa con la Carrera de la Mujer y su eslogan #sumatealrosa, en Madrid, los protagonistas han sido los mejores amigos de los hombres ¿los coches deportivos? no, los perros.

Desde que salgo con mi grupo de running todos los domingos he tomado conciencia de la vida que hay en Madrid estos días, antes me limitaba a caminar por el barrio, o salir al jardín de la urbanización a socializar, si acaso unas cañas al aperitivo o un poco de actividad cultural en El Matadero. Pero un poco más arriba, más tirando al centro, las cosas se mueven, y mucho. Quiero hacer un inciso en este punto ya que hablo mucho últimamente del running y del deporte y quiero aclarar una cosa, que a lo mejor os puede decepcionar. No soy un atleta, no tengáis esa imagen de mi porque no es cierta, os costará aceptarlo, pero es la realidad, soy mucho más humano que eso, cada sesión me cuesta un triunfo y sudo y me congestiono como si fuera a estallar. Ya está, soltado, he roto un mito.

Hace tres semanas el domingo de Madrid centro y los aledaños de El Retiro estaban tomados por una carrera popular, cientos de personas bajaban en hordas vestidos con camisetas azules, dorsales, bebida isotónica y cuatro panes de hamburguesas que les había regalado el patrocinador al tiempo que yo subía a ponerme «colorao» corriendo. Recuerdo que pensé, míralos, a lo mejor yo en unos meses también hago una carrerita de estas, cuando ví que en la espalda llevaban serigrafiado «media maratón» , pensé… «O a lo mejor no…»

Hace dos semanas, le tocó el turno a la fiesta de la bicicleta, cientos de personas bajaban en hordas con sus amigas, las bicis, mientras yo subía a «disfrutar» corriendo. Ese día era muy peligroso, había muchas bicicletas y muy poco espacio para los corredores, las calles ya se habían abierto al tráfico normal y a los ciclistas de domingo le debía dar miedo bajar por la calzada, así que estaban todos concentrados y procesionando por las aceras. Allí se mezclaban los viandantes, los ciclistas, los padres con carritos de bebe, las terrazas, los runners, algún que otro patinador, varios niños, en bici y andando y yo. Para habernos «matao».

Lo de la semana pasada ya lo dejé reflejado en este post, fue el día de la Fiesta Nacional Española y su consiguiente desfile, esta vez las hordas de gente se concentraban en Atocha y subían por el Paseo del Prado con el afán de ver desfilar a los cuerpos del ejército, ¡y que cuerpos! dirán algunas y algunos. Y a los carros de combate, y a los tanques, y a la cabra de la legión, y a los aviones.

Este domingo, hoy, teníamos Perrotón, una carrera popular de runners y perros. Os puede parecer de broma pero, al igual que estos últimos domingos, cientos de personas bajaban en hordas con sus muy mejores amigos, customizados para el evento, con camiseta los dueños y con pañuelo al cuello, los perros, no confundirse. Bueno todos menos una señora que llevaba la camiseta y a un chiguagua en el bolso, imagino que el pobre animal no habría corrido porque le podían haber dejado como una calcamonía en el asfalto. Esta carrera de perros tiene un fin festivo y eminentemente solidario, su mensajes es el siguiente: Carrera Solidaria por la Adopción y Tenencia responsable de animales de compañía.

http://www.dontstopmadrid.com/
http://www.dontstopmadrid.com

Lo que ha quedado bastante claro es que la ciudad se mueve, o los habitantes se mueven, o nos movemos o nos movilizamos según la causa. Hay mucho entusiasmo deportivo y se nota en la calle, estos que os he puesto, bueno, quitando el desfile, son muestras bastante fehacientes. En todos los casos las inscripciones se habían agotado, las plazas estaban cubiertas y aún así ha habido over-booking de participación. Muchas ganas de salir por la ciudad y de disfrutar de sus calles y monumentos de una forma distinta, estas lo han sido pero habrá más. La agenda es muy ámplia y cada fin de semana un nuevo evento tiene lugar, solo hay que estar un poco atento.

Yo, de momento, que no me veo preparado para media maratón y que no tengo ni bici ni perro veré que es lo que más se ajusta del calendario deportivo/cultural/solidario y si no hay nada, siempre puedo sentarme a tomar un brunch en una terracita y ver bajar a esos cientos de personas arremolinadas en hordas que se juntan cada domingo.

Y tu ¿has encontrado ya tu evento?

Hasta mañana,

J

Cansado pero vivo

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Lo reconozco, hoy estoy agotado.

No de escribir un post diario, que eso de momento lo llevo bien, estoy literal y físicamente agotado. No había comentado por aquí que desde primeros de septiembre había retomados mis hábitos deportivos, vamos que he vuelto a correr. Después de un verano dedicado a mirarme el ombligo, tomar el sol, leer y si acaso, hacer algún que otro «largo» en la piscina o un paseo «corto» por la playa, la re-entré a la rutina ha sido, cuanto menos, cansada.

Mis compañeros de trabajo me regalaron por mi cumpleaños, allá por mayo, un curso de iniciación al running que por problemas de fechas y de calor sofocante no he empezado a disfrutar hasta ahora. Consiste en un clase grupal un día por semana, los domingos en mi caso, y luego trabajo personal entre semana, adaptado y progresivo. No encuentro nada negativo en ello, el grupo es perfecto, las edades y el estado de forma son muy similares y correr en grupo es gratificante, «el equipo de suda junto, permanece junto». Pero claro, es un curso proyectado a hacer de nosotros, tiernos principiantes, runners de grado medio y que consigamos tener una independencia de carrera constante de unos cuarenta minutos al finalizar los dos meses de formación.

Hoy ha sido la clase número 5, la primera del segundo mes y ya nos habían dicho que las cosas se iban a poner duras…., sin guarrerías. Y como lo prometido es deuda, así ha sido. Nadie nos ha engañado y eso es de agradecer pero al terminar la sesión nos hemos querido morir, o por lo menos dejarnos caer al suelo, cual atleta olímpico en la línea de meta a la espera de una camilla que nos llevase a casa. Hoy hemos conocido un término nuevo en el mundo del running, el «Fartlek», que, como buena rutina de entrenamiento nórdica, parece sacada del catálogo de IKEA, junto a las estanterías Lesvik, las toallas Hären, las camas Svärta y las cajas Trofast.

Sin entrar mucho en explicaciones, esta técnica de entrenamiento está basada en los cambios de ritmo, en series de carrera contínua de distintas intensidades. El objetivo es la sobre-oxigenación del corazón que va a ser, a la larga, la que nos va a dar ese fondo físico que necesitamos para ir «un paso adelante».

Lo bueno de la experiencia es que hemos salido todos vivos, lo malo, que tenemos que seguir practicando entre semana y seguramente el próximo domingo sea peor, más distancia, más cambios de ritmo y corazón a tope de oxígeno. Cuando mi entrenadora me ha dado el planning semanal ya ha incluido una sesión de Fartlek, ya no me libra de esto ni…. nadie, no me va a librar nadie.

Pero oye, que en realidad no me estoy quejando de nada, estoy encantado. Después de volver a casa y de pegarme una ducha de campeonato hemos comido en familia y luego un poquito de siesta. De lo cansado que me encontraba casi no he podido dormir y cuando me he levantado y he subido las escaleras, mierda de duplex, me he dado cuenta de lo vivo que me encuentro. Porque cuando estás vivo te duelen las cosas y yo, a estas alturas, tengo pocas que no me duelan. ¡Qué sensación de vitalidad tan….! sí, como te imaginas.

Me duele al andar, me duele al sentarme, me duele estirarme y me duele pensar en las agujetas de mañana y de pasado. La vida es bella!!!

Prometí hablar del lado positivo de las cosas y ya he empezado, nada de lo que he escrito hasta ahora es negativo en sí mismo, todo forma parte de una experiencia vital y liberadora que debería estar al alcance de todos. La actividad física, mola. Yo siempre he sido sedentario y creía que así se vivía estupendamente pero ahora he podido comprobar que no, moverse es sano, que te duela hasta el alma es sano, respirar al máximo de capacidad de los pulmones es sano e ir a hacer deporte con ropa chula y conjuntado es sano y molón. Y el entorno…. importante el entorno. Las clases grupales las tenemos en el Parque de El Retiro, un lugar extraordinario para el deporte, para pasear y para perderse, lleno de lugares bellos y recónditos. En El Retiro hay mil rincones y las opciones de tener tu propio disfrute son enormes. Esta parte de Madrid me encanta, y el camino de ida y de vuelta, que hago andando porque vivo relativamente cerca.

Espectacular imagen de "El Retiro" desde el aire
Espectacular imagen de «El Retiro» desde el aire

En el post del otro día os hablaba de la importancia que tiene cambiar el punto de vista y de mirar, para descubrir cosas nuevas en nuestro camino rutinario. Si os dí ese consejo es porque yo estoy haciéndolo y funciona. De un tiempo a esta parte, tal vez desde que hago deporte y desde que escribo el blog o desde no se cuando noto que mi movimiento corporal es distinto, ahora camino más erguido, mis hombros más rectos y mi vista no va pendiente del suelo. He empezado a mirar a lo alto y a lo lejos, y he empezado a ver cosas nuevas, que siempre han estado allí, pero de las que no era consciente.

Hay todo un mundo desconocido a nuestro alrededor, vamos a descubrirlo. Yo de momento, voy a tomarme un paracetamol y un vaso de agua, a ver si soy capaz de llegar de forma digna a la cocina.

Hasta mañana,

J

Padres modernos

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Esta misma mañana, después de dos semanas bastante desquiciantes, hemos estado en familia y con unos amigos en la Feria del Libro de Madrid, dando una vuelta, cumpliendo con la tradición de comprar un libro para cada uno y atesorando un montón de marca páginas y demás merchandising que las editoriales y las librerías regalan como promoción.

La experiencia ha sido edificante, como siempre. Me encanta este evento, me gusta el ambiente, me gusta ver a famosos, famosillos y famosetes pasear por El Retiro o firmar en sus stands. Hemos podido ver a muchos escritores de renombre dedicando sus últimas obras a su entregado público. Todo alegría y buen humor, y calor y colas y gente, mucha gente. Gente paseando, gente hablando, gente comprando, gente patinando, gente con perros, gente con carritos de bebe, …. gente a mogollón.

Y en una de estas, mi amigo y yo, reconocidos frikis de los comics, nos hemos acercado a una caseta y he podido echarle un vistazo a un libro que me ha llamado la atención y me ha hecho reflexionar. El libro en cuestión se titula: «¡Yo soy tu padre! Cómo llevar a tus hijos al lado oscuro» de Jorge Vesterra. Os voy a dejar la sinopsis de la editorial por si alguien está interesado:

"Yo soy tu padre", de Jorge Vesterra
«Yo soy tu padre», de Jorge Vesterra

«Ser padre y friki no es tarea sencilla. Las sesiones nocturnas de videojuegos han sido sustituidas por “la hora del cuento”, no hay manera de estar al día con las series porque en casa sólo se ve Pocoyó y tu sancta sanctorum se ha convertido en la “guarida de la bestia”. 

Si éste es tu caso, sólo hay una solución para no convertirse en un ser gris amante de los realities y los chiquiparks: llevar a tus pequeños al lado oscuro. 

Este manual te ofrece todas las herramientas y técnicas, incluso las más arteras, para seguir siendo un nerd y arrastrar a los tuyos en tus obsesiones, desde los mandamientos del padre friki y varios tests de frikismo para tus hijos, hasta consejos para mantener tu territorio frente al enemigo y actividades para la familia friki. Una completa guía para ser un padre fanático sin dejar de ser guay. 

Tú puedes hacer que la saga continúe… «

Reconozco que no lo he comprado, yo ya había adquirido mi ejemplar del año, así que…. y por otro lado, no me identifico tanto con el contenido, pero, como ya he dicho antes, me ha hecho pensar. En los padres de ahora, y en los de antes, y en como está cambiando todo…. y he recordado que estas dos semanas, en las que no he podido ni parar ni para pensar, he estado volcado casi a tiempo completo en mis hijas. -Eso es lo que debe hacer un padre, dirán algunos. -Si, no lo discuto, no me quejo, solo expongo el hecho.

Estas semanas de paternidad responsable he hecho un montón de cosas, he velado por mis hijas, las he llevado y las he traído, he madrugado más de la cuenta, casi no me he sentado para comer, he prescindido de mis mini-siestas en el sofá, he tenido que coser los disfraces para la función de fin de curso, he tenido reuniones para hablar del futuro deportivo de mis niñas y he tenido que estudiar como se hace un moño adecuado para la práctica de la natación sincronizada, y hacerlo a eso de las siete treinta de la mañana a dos pequeñas sirenas de pelo enredado y sumamente quejosas y adormecidas. Os preguntareis: -¿Has dicho que eras su padre o su madre????

Ahí es donde quiero llegar. Para bien o para mal, la vida evoluciona, los roles cambian y los seres humanos, sexos aparte, nos tenemos que adaptar a las circunstancias, con mejor o peor actitud y resultado, pero eso es lo que hacemos, sobrevivir. Las tareas domésticas ya no están tan definidas, las responsabilidades paterno-filiares tampoco. Los padres de ahora, no somos como los padres de antes, la implicación en el devenir diario no puede ser la misma, porque la vida no es la misma. Ahora las madres trabajan y muchas apuestan por su vida profesional. En mi caso, no voy a hablar de otros, mi mujer es la empresaria y la que trabaja muchas horas y yo el que ha podido conciliar.

En mi caso hay mucho más, esos a los que yo llamo cariñosamente Tiendebragas, como ya dejé por escrito en el primer post de este mismo blog, que asumen tareas e implicaciones históricamente femeninas. Es muy posible que las mujeres se estén «masculinizando» y que los hombres nos estemos «feminizando», todo es problable. ¡Lo qué nos queda por ver!

Recuerdo cuando yo era pequeño y mi padre era prácticamente un extraño para mí, un señor que trabajaba miles de horas en unos grandes almacenes y al que solo veía por la noche cuando venía harto de clientes y de transporte público. Ese hombre al que yo le decía todas las noches: -«Papá, siéntate en la cama conmigo a hablar». Yo no quería hablar de nada en concreto, quería disfrutar de mi padre, quería que me transmitiera sabiduría, que me hablara de cosas de mayores. Y aquel hombre, se sentaba pacientemente en mi cama y charlaba conmigo hasta que yo caía rendido.

Hoy, yo soy el padre y soy una presencia constante en la vida de mis hijas, lo cual agradezco enormemente. Se que ellas lo valoran ahora y lo valorarán en el futuro, creo que la cantidad de presencia es equiparable a la cantidad de la misma, soy padre pero también soy amigo, y cómplice. Quién sabe, si dentro de un tiempo seré también amiga y confidente. El tiempo lo dirá.

A los que hayan leído este post y crean que me estoy quejando de algo, que se les quite de la cabeza, estoy encantado con esta etapa que me ha tocado vivir. Ya se lo he dicho a mi mujer, quiero que gane mucho dinero y que me retire, quiero ser un padre moderno, de los que van al gimnasio, comparten aficiones con sus hijos, toman café con los demás papás y mamás del cole, van a la compra, cocinan para la familia y ayudan a hacer los deberes… y el moño, si hace falta.

Hasta pronto,

J

Yo estuve allí

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Hace apenas un año estuve con unos amigos en el Teatro-Circo Price de Madrid para ver la representación única de «El Intérprete» de Asier Etxeandía. He dicho única porque es show estaba englobado dentro de una iniciativa llamada «Una noche en el Price» que organiza todos los veranos el Ayuntamiento de Madrid dentro de su programa «Los Veranos de la Villa».

Fue una sola representación, pero no fue única por eso.

Cuando me propusieron ir no sabía lo que me iba a encontrar, tenía tantas ganas de salir una noche a pasarlo bien que casi cualquier plan me venía bien, en este caso, un plan cultural, mejor que mejor. Ni siquiera me paré a pensar en qué consistiría la obra que íbamos a ver, ni miré la sinopsis en internet, ni leí las críticas previas, ni tenía absoluta idea de si se había representado antes, ni como, ni cuando, ni por qué. Y me daba igual, yo iba al teatro y punto.

Como iba sin ningún tipo de expectativas, la sorpresa que me supuso tanto el evento, como la interpretación, como la que se lió en esa noche mágica, fue extraordinaria. A posteriori, si que he visto en internet miles de reseñas, de vídeos, de entrevistas e incluso la sinopsis de la representación. Pero no me arrepiento de haberlo hecho al revés, ¿Quien dice que hay que hacerlo todo siempre como está «establecido»?

Yo ya conocía al actor Asier Etxeandía de algunas series de televisión, un tipo talentoso y camaleónico, pero no le «descubrí» como artista completo hasta que le disfruté ejerciendo de Maestro de Ceremonias en el musical «Cabaret». Desde entonces sabía que este actor, artista, intérprete era capaz de mucho. Capaz de actuar, capaz de bailar y capaz de cantar y capaz de transmitir con absoluta solvencia.

«El Intérprete» es un espectáculo a su medida, ideado a partir del encuentro del propio actor con el compositor y productor musical Tao Gutierrez. En el show, porque no es una obra, no os llevéis a engaño, rememora las canciones que marcaron su infancia, su adolescencia y el inicio de su edad adulta. Al tiempo que desnuda los complejos y vicisitudes de un niño «especial» en su difícil Bilbao natal. En él interpreta las canciones favoritas de sus padres, las que se escuchaban en la radio de su casa, las canciones de sus ídolos, de sus maestros y de sus referentes. Así, a lo largo de la representación te encuentras temas legendarios de Lucho Gatica, Chavela Vargas, Kurt Weill, David Bowie y los Rolling Stones, por citar unos cuantos. Es muy probable que al ser de una edad parecida su bagaje musical sea muy parecido al mío y por eso me llegó tanto.

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Este espectáculo ya se había estrenado en Madrid, y después del verano saldría de gira. Pero antes de eso, llegó esta oportunidad de representación única en una sitio único como el Price. El evento fue unos de los más reseñables del verano, y yo estuve allí rodeado de mis amigos y de un montón de gente famosa. Al reclamo de «El Intérprete» se habían dado cita muchos de sus amigos, compañeros de profesión y «celebrities» del mundo del artisteo, el teatro estaba plagado de ellos. Y muchos de ellos, amigos íntimos del actor se incorporaron al espectáculo, así pudimos comprobar las dotes para la música de Javier Bardem, Hugo Silva o Daniel Grao. Pudimos disfrutar de la actuación especial de Alaska. Pudimos ver a una embarazadísima Penélope Cruz del brazo de su Pedro Almodovar, a la familia Bardem, a Cayetana Guillen Cuervo, a Aitana Sanchez Gijón, a… pudimos incluso ver al padre del actor, que según contó, no había ido nunca a ver esta representación. Sinceramente fue una noche especial, y no solo por el público, o por los famosos, o por las actuaciones especiales, sino porque era la noche, era el evento del verano. Y yo estuve allí.

Como dijo mi amiga P tomándonos unas cañas después:

-«Se que acabamos de vivir un momento único y super especial»

Así lo sentimos, así lo vivimos, así lo disfrutamos, así lo cantamos y así lo bailamos. Y vosotros os preguntaréis:

-Y si hace casi un año ¿por qué hablas ahora de esto?

Pues por varias razones, la primera es que hace un año no tenía ni blog ni intención. La segunda, porque me apetece. La tercera, porque desde entonces sigo muy de cerca a «El Intérprete» en la redes sociales y se que están de gira por España, y no quería dejar pasar la oportunidad de recomendarlo a quien pueda. Y la cuarta, porque alguien colgó el otro día un vídeo en Youtube de ese día y salen dos de mis amigos. Yo no porque estaba justo detrás del que lo grabó, una pena, con lo que me gusta a mí un musical.

Espero que disfrutéis de los vídeos y que, si teneis la oportunidad, vayais a verlo.

Hasta pronto,

J

Si fuera un animal…..

raffaella  No se por qué pero hoy me he acordado de Raffaella Carrá. Venia en mi coche de vuelta del trabajo, pensando en mis cosas y haciendo un poco de balance de la jornada, en concreto de las cosas que menos tienen que ver con el trabajo. De las conversaciones entre cierres, emails, descuadres, desayunos,…, etc. Las que solemos tener con nuestros compañeros porque cuando tenemos que trabajar, trabajamos concentrados. Debo decir que hoy ha sido un día bastante divertido, y digo esto porque lo que mas recuerdo han sido las risas de primera hora de la mañana. Así hago yo los balances, básicos.

Mucha risa a primera hora y mucho frío también. Es lo que tiene el invierno, aunque aún no estemos oficialmente en él, qué es frío, triste y muuuuy largo. Y a mi este panorama me da mucha pereza. Me molesta ir cargado con abrigo, bufanda y guantes a cualquier lado. Me molesta que se me quede la cara helada. Me molesta que el frío haga que me duelan las orejas, y me niego a ponerme orejeras. Me molesta que se me empañen las gafas cuando entro en un sitio caldeado y me molesta enormemente que sea de noche tan pronto. Dicen que los países nórdicos tienen una calidad de vida excelente, pues para ellos sus fiordos, sus salmones y sus casas de madera. A mi dadme playa, sardinas y terracitas.

Resulta que hoy, un compañero comentaba que quería irse unos días fuera de España, de vacaciones, y han empezado a lloverle propuestas de sitios maravillosos… donde congelarse. Nueva York (descartado en pleno temporal de nieve y hielo), París (un frío de pelotas y muy caro), Londres (ha estado), Edimburgo (¿qué hay en Edimburgo?), Helsinki (F R I O), Suiza (M A S  F R I O), San Petesburgo (¿os habéis vuelto locos?). Mientras mi compañero capeaba el temporal, yo no hacía mas que tiritar, encogerme, y pensaba….

-Con lo bien que se debería estar ahora en Cuba -Os juro que hasta oía música y olía el ron….

Y es que el invierno es muy bonito desde la ventana, con la manta y el chocolate caliente. A buen recaudo, vamos. A menos que seas de esa clase de personas a las que el frío les da vida y para las que las camisetas térmicas son su must de temporada, de esas personas que disfrutan con la nieve, los mercadillos navideños y el vino caliente con canela. Si eres de esos, enhorabuena, ahora mismo estás en tu salsa o lo vas a estar en breve, porque Winter is comming. Si resulta que eras más como yo, de sangre, corazón y clima caliente, no tendrás más remedio que aguantarte, porque queda una buena temporada a la sombra.

A medida que avanzaba la mañana el sol se ha ido abriendo paso, calentando los cristales de la oficina y dándonos más calor del adecuado para trabajar en buenas condiciones. Bueno, ha sido eso o la risa, que también hace subir la temperatura, para el caso es lo mismo. Desde dentro se veía un día preciosamente soleado, pero como diría mi madre:

-Abrígate bien, hijo, que este sol es muy engañoso.

Y entre sol y sol, hemos recibido noticias de Italia. Esta vez no han sido de Berlusconi ni de la prima de riesgo, sino noticias laborales. Ni buenas ni malas, aunque parece que más buenas. No os puedo adelantar mas, que luego tendría que mataros…. Así ha sido como he llegado al final de mi jornada, entre el sol de Madrid y el sol de la Toscana. Con esta traslación, no es de extrañar que hay terminado pensando en Raffaella. Podría haber pensado en pizzas, pasta, góndolas, capuccino, Versace…. pero ha sido en ella. Tan rubia, tan atlética, tan….. navideña? Primero he pensado en ella en abstracto, pero luego he recordado sus programas en España, su «Hola Raffaella» y su concurso…. «Si fuera….» ¿alguien más lo recuerda?

Me he imaginado que alguien me preguntaba:

-Si fuera un animal, ¿Cuál sería?

A lo que yo respondería que me encantaría ser un león, o un tigre, o una pantera negra, algo glamuroso. O un ave grandiosa, como un águila, o un cóndor. Pero, que bien pensado, y debido al frío que estaba pasando últimamente, si fuera un animal, sería un oso.

FuzzyWuzzy

-Un oso! maravilloso animal, ¿por lo grande? -Bueno si, son grandes, como yo.

-¿Quizá por lo fuerte? -Mmmmmm, son fuertes, si que lo son.

-¿Quizá por lo peludo? -señora!, que yo de vello voy normal!

-Ó ¿tal vez por lo que les gusta la miel? -Mmm, no, no va a ser por eso.

Se que declararse oso, en según qué ambientes, puede llevar a confusión, pero no va por ahí la explicación, locas. La razón por la que yo sería un oso, es porque hibernan, porque son seres de calor, como yo y porque se pasan el invierno dormidos, aletargados, esperando su eterna primavera. Yo quiero vivir así, primavera, verano, otoño, sueño…. primavera, verano, otoño, sueño….. Claro, que bien pensado, tampoco estaría mal seguir siendo humano y vivir en las Islas Canarias…. todo es pensarlo.

Extraño día y extraña reflexión. A veces creo que las cosas que se me pasan por la cabeza no son normales, aunque… bien pensado… y tú… ¿Qué animal serías?

Hasta pronto,

J