Échame a mí la culpa

gintonics
Gin Tonics y Flamencos Rosas

Después de varias copas de Verdejo, una par de Gin tonics y cuatro escasas horas de sueño aquí estoy de nuevo al pie del cañón. Me duele un poco la cabeza y yo lo achaco a la falta de descanso, otros, los más malos, dirán que es resaca, así que igual un paracetamol va a ser la mejor opción para el aperitivo.

Ayer tuve cena con los hermanos «Running«, los llamo así porque es como los tengo en los contactos del Whatsapp, Fulanito Running, Menganita Running, Zutanito Running…. ¿a vosotros nos os pasa? ¡No tenéis vida! Pues eso, anoche de cena, copas y mucha diversión, dejamos las mallas en casa, nos pusimos guapos y a quemar la noche madrileña. A punto estuvimos de terminar en un Karaoke chino dándolo todo, una lástima que no pillara uno a mano que si no aún estábamos allí.

Muy buenas sensaciones, nada que ver con las que se te quedan con la misma gente después de una carrera, todos rojos, sudados y despotricando por el agua… Y hoy aquí disfrutando de mi mañana «de Rodríguez». Me he levantado temprano, casi al rato de acostarme, para llevar a la mayor al entreno y cuando he vuelto y la casa se ha quedado sola para mí me he tirado en el sofá y me he puesto a ver el último capítulo emitido de The Walking Dead. OMG! qué maravilla. Por fin se que ha pasado con Glenn, no temáis que no voy a «spoilear», solo deciros que se han cumplido mis pronósticos. Aparte de eso, que capítulo tan bueno, cuantas cosas pasan sin pasar nada realmente pero la tormenta que se avecina…. La última escena casi hace que se me salten las lágrimas, luego, al ver que el capítulo se acababa me he cagado un poco en tó, y encima, el siguiente, será el último antes del parón por Navidad. Ansia pura es lo que siento ahora mismo, agonía máxima.

Una cosa que me ha extrañado del capítulo de TWD es que no había ninguna referencia al Black Friday, y mira que es complicado, porque macho, que traca nos están dando con el puñetero viernes negro. Le estoy cogiendo un asco a la expresión, no un asco cualquiera, no… un asssssssco. Y es que menuda saturación de precios bajos, ofertas, gangas y demás polladas. Tal ha sido la repercusión del evento, aquí en España por tercer año, que hasta la papelería y la farmacia del barrio también se han acogido a la fiebre de las rebajas. Un Black Friday extenso, que se desarrolla en la mayoría de los casos de jueves a domingo y donde ya podemos comprar gomas de borrar Milán y otro tipo de gomas y cremas a precios reducidos.

O quizá no, que luego pasa como a esa gran cadena de Electrónica que les han pillado inflando los precios para simular grandes rebajas y venden los productos del Black Friday al mismo precio que el anterior Friday… Es que ellos no son tontos, no. Los tontos debemos ser los demás.

black friday

O a lo mejor el tonto soy yo, échame a mí la culpa.

Y hablando de eso, una de las hermanas Running ha estado tres meses de vacaciones / inmersión lingüística / hago lo que me sale del bolo porque yo lo valgo en Londres y nos decía que ahora ha desarrollado mucho más el oído y que escucha canciones en inglés que antes le gustaban y que ahora entiende lo que dicen, lo que en algunos casos es hasta contraproducente.

Yo os reconozco que a mí me ha pasado lo mismo pero en español. Muchas veces escucho sin oír o oigo sin escuchar y cuando lo hago me encuentro con verdaderas mierdas o con verdaderas maravillas como esta canción clásica de Albert Hammond, del 1977  nada menos. La versión que os voy a poner no es la original, que es muy buena, sino la que han hecho uno de los grupos que menos me gustan de la historia de la música, Los Secretos. Me parecen un coñazo de dimensiones estratosféricas pero esta vez me han tocado la fibra, estoy mayor y sensiblero.

Espero que escuchéis atentamente la letra y que la disfrutéis. Luego ya tendréis tiempo de utilizar la zona de comentarios para contarme que os ha parecido, para contarme que os habéis comprado con la excusa del Black Friday o para ponerme verde por llevar esta vida tan disipada.

Un último consejo que aprendí también ayer de otra de las hermanas Running, cuando brindéis hacedlo mirando a los ojos, cuenta la maldición que si no lo hacéis así os vendrán 7 años de mal sexo, allá vosotros.

Hasta pronto,

J

Spanish Black Friday

Que los Estados Unidos es la mayor potencia del mundo no es discutible. Y desde su posición de entidad poderosa exporta, incluso sin quererlo, su «American way of life». O a lo mejor, somos los demás países, los que importamos su gastronomía, su cine, su música, sus tradiciones y sus maneras. Hace unos años llegó tímidamente Halloween y hoy está completamente instaurado en España. Este año, le ha tocado el turno al Black Friday.
Este día, denominado «Viernes Negro» desde los años 50 por los policías de tráfico americanos, que sufrían los interminables atascos en las ciudades debidos a los millones de desplazamientos que se producían tras el Día de Acción de Gracias, ha degenerado en el día del comienzo de la campaña de compras navideñas. Tras la resaca del día festivo, los comercios americanos empezaron a ofertar sus productos con unos descuentos muy agresivos con el ánimo de incentivar el consumo. Se logró el objetivo y ahora el viernes negro tiene otra acepción, el cambio que se produce en los números de los comercios, que pasan de los «números rojos» a los números negros.
Gente haciendo cola antes las grandes ofertas del Black Friday Americano
Es posible que este sea el año de la llegada de esta tradición americana a España, en parte motivada por la «aparente» mejoría económica, pero el caso es que grandes empresas como Amazon España, Media Markt, Fnac, Oysho o El Corte Inglés se han adherido a esta práctica adaptándola totalmente o en parte, e incluso superando el original. Esto no está ni bien ni mal, incentivar el consumo es aceptable, debemos tener en cuenta que sin consumo, desgraciadamente no hay economía, pero ¿no denotamos una falta de imaginación espectacular? Hasta cierto punto me molesta lo limitados y borregos que podemos llegar a ser los ciudadanos, que nos emocionamos cuando vemos un cartel del BLACK FRIDAY, o sólo tomamos café en STARBUCK’S o que ponemos los ojos en blanco ante la ropa de ABERCROMBIE & FITCH.
Con este panorama, no sería de extrañar que en unos años celebremos el 4 de Julio en lugar del 6 de Diciembre o que el día antes del Black Friday hayamos cenado con nuestras familias celebrando el Día de Acción de Gracias. Mientras esto llega yo propongo una reflexión, ¿de verdad es siempre mejor lo de fuera? ¿Acaso no nos iría mejor como país si no nos enfrentáramos a todo con ese sentimiento de inferioridad?
Os espero.
La Salamandra