Esto del verano, las vacaciones, la conexión a internet y mi ordenador, que ya está viejuno, me tienen un poco trastornado. Me cuesta estar al día con mis compromisos blogueros pero es que mi vida off-line también demanda y hay que darle un poco de sitio, no todo pueden ser amigos virtuales, visitas, comentarios….
También tenemos que sacar tiempo para las charlas reales, las cervezas… eso de socializar como se hacía antes, como se debería seguir haciendo, con algo de comer, algo de beber y con el móvil lo más lejos posible. Este fin de semana he tenido bastante de eso, quien lo iba a decir, como cuando era un prometedor jovenzuelo sin cargas familiares y salía todos los días que me era posible. Este fin de semana he salido el viernes, el sábado y encima he madrugado el domingo para ir a mi clase de running a correr relevos.
Y es que hay veces que la vida va como va y no tenemos tiempo para nada, hay fines de semana que no surge ningún plan atractivo o que, simplemente, la vida no nos da para mas que para quedarnos en casa y hacer un poco de «tumbing». Así que, cuando todos los planes se juntan en un mismo espacio de tiempo, hay que aprovechar. Yo soy de aprovechar.
No se si será culpa de la poca costumbre que tengo de salir, por todo lo que he hablado, cenado, bebido, disfrutado o por el esfuerzo físico de esta misma mañana, que ahora estoy que no me puedo mover del sofá. Tengo la piscina ahí, a un paso, casi puedo saltar por la ventana y caerme dentro, pero me da pereza. Y ya sabéis, que a mi, cuando me da pereza moverme, lo que suelo hacer es coger el ordenador y escribir. Este ejercicio no es tan agradecido para el cuerpo como correr, jugar a padel o disfrutar de una barbacoa, pero bueno, por lo menos tengo activas las manos 😉
Activando, activando, y relajando, relajando ya he avanzado en el post de hoy, que debería haber sido el post musical de ayer pero que como ya he dicho, no me ha dado tiempo para escribirlo entre quedadas. Ahora me encuentro más relajado y cuando estoy en esta situación me apetece seguir con esa sensación con un poco de música suave. En estos momentos me pondría algo de chill-out pero seria contraproducente, no me movería del sofá ni una grúa, por lo que he recurrido a la lista de reproducción de mi mp3 y he dado con una de esas canciones que pegan con este momento. No es que sea una canción sencilla ni amable, pero dejando de lado su letra, que os la voy a dejar escrita, no sufráis, la música es de la que me transporta, como cuando estás a la orilla del mar esperando a que suba la marea.
«Estaríamos juntos todo el tiempo
Hasta quedarnos sin aliento
Y comernos el mundo, ¡Vaya ilusos!
Y volver a casa en año nuevo.
Pero todo acabó y lo de menos
Es buscar una forma de entenderlo.
Yo solía pensar que la vida es un juego
Y la pura verdad es que aún lo creo.
Y ahora sé que nunca he sido tu princesa
Que no es azul la sangre de mis venas
Y ahora sé que el día que yo me muera
Me tumbaré sobre la arena
Y que me lleve lejos cuando suba… la marea.
Por encima del mar de los deseos
Han venido a buscarme hoy los recuerdos
De los días salvajes, apurando
El futuro en la palma de nuestras manos
Y ahora sé que nunca he sido tu princesa
Que no es azul la sangre de mis venas
Y ahora sé que el día que yo me muera
Me tumbaré sobre la arena
Y que me lleve lejos cuando suba… la marea.
Y ahora sé que el día que yo me muera
Me tumbaré sobre la arena
Y que me lleve lejos cuando suba…
Y que me lleve lejos cuando suba… la marea»
Me resulta imprescindible tener algo de Amaral en mi discografía, siempre hay algo en cualquiera de las listas de reproducción que tengo por ahí tiradas, pero es que hay algo enigmático en la voz de su cantante que me produce muchos sentimientos, algunos contradictorios. Y lo mismo me pasa con algunos de los pasajes de sus letras, en la de esta canción en concreto os lo he marcado en negrita, esa estrofa me parece tan significativa y con tanto contenido que la extraería de ahí para hacer mi propio libro de citas. Eso ha sonado muy raro, ¿verdad? creo que me estoy relajando demasiado.
Hasta cierto punto me siento culpable de que me guste disfrutar de estas canciones trágicas y emotivas cuando el momento en sí que estoy atravesando no lo es, yo estoy optimista y pleno y esta canción no lo es, en la canción se pierde, se sufre y uno aprende a resignarse, pero ya sabéis, porque lo he dicho en otras ocasiones, que yo soy mucho de dramas, y no renuncio a estos momentos de desgarro. Curiosas las encrucijadas de la vida, pero el hecho es ese, somos complicados y a lo mejor, nos gusta disfrutar de las desgracias ajenas en lugar de pensar en las nuestras. Yo lo prefiero, y me gusta.
Y a tí, ¿Qué es lo que te relaja, las tragedias de otros o las tuyas propias? ¿O quizá lo que te tranquiliza son las canciones menos tranquilas? No seas tímid@ y cuéntamelo en la zona de comentarios, así charlamos un rato.
Hasta pronto,
J