Respírame (Breathe me)

six feet

La entrada de hoy es una variación a los habituales posts de sábado musical que he hecho hasta ahora, en este, además de hablar de una canción, hablaré de su vinculación con otros de mis vicios confesables, las series de televisión.

Hoy en día, las series mueven una cantidad de dinero impresionante, la calidad ha aumentado de forma exponencial, los presupuestos que manejan y la repercusión que consiguen dejan casi en segundo plano a algunas producciones cinematográficas. Los actores y actrices de reconocido prestigio que hace años renegaban de la televisión han encontrado en este medio una forma de ganar repercusión en sus carreras. Muchos son los rostros conocidísimos que se han dejado ver e incluso protagonizar, los seriones del momento.

Años atrás, cuando un actor quería encontrarse con los cimientos del arte y el prestigio se dejaba caer por el teatro, hoy día, el que quiere permanecer en el candelero, aparece en la pequeña pantalla. Que a veces es muy pequeña, porque ya hay producciones de series para internet, que se disfrutan desde cualquier dispositivo, por pequeño que sea.

Yo hace años que soy seriéfilo, me gustan las series, mucho más que las películas, aunque no me las voy a dar de nada porque no soy experto… realmente ni soy experto en series, ni en nada. Así que, como siempre en mi espacio, los que hablan son mi gusto, mi sentido común, mi sentido crítico y mi opinión ¿para qué quiero mas?

Veo que me estoy alejando del tema, que eso sí que me pasa bastante, así que retomo. Hay una serie en concreto que me impactó, ahora resulta que según muchos críticos es una de las mejores series de televisión de todos los tiempos, y no estoy hablando de Falcon Crest o Médico de Familia, que también tuvieron su espacio en mi corazón. Me refiero a «A dos metros bajo tierra». Esta serie, como todo entonces, la ponían en la tele, a horas intempestivas y cada día en una cadena. Yo empecé a seguirla como si tal cosa pero era muy difícil hacerse una idea de correlación de los capítulos debido al maltrato que la televisión pública española ejercía sobre el producto que mostraba. ¿Es tan complicado programar una serie y dejarla en esa franja de día/hora hasta que terminen todos sus capítulos? Pues si, la audiencia manda, y si la audiencia (lo que quiera que sea eso) prefería otras alternativas, no había más que hablar. El producto ya estaba comprado así que se emitiría, el cómo y el cuando estaba por ver.

Yo me cansé y me hice con ella en DVD, en cada cumpleaños, Navidad u otra fiesta de guardar, caía en mis manos una nueva temporada. Ese fue, sin pensarlo mi alejamiento de la televisión aunque no de las series realizadas ex-profeso para ella. Ahora las veo de seguido, sin publicidad y cuando quiero, ya no soy esclavo de los programadores, de las audiencias ni de los anunciantes. Creo que esto es lo más parecido a la libertad a lo que se puede aspirar hoy en día. 🙂

Volviendo con la serie…. La premisa es inquietante, narra la vida de una familia americana, Los Fisher, que regentan una funeraria en Los Angeles. En el primer capítulo el patriarca y dueño del negocio fallece y la viuda y los hijos tienen que ponerse de acuerdo para sacar a flote la economía familiar.  Los Fisher, no son una familia normal, son el arquetipo de familia disfuncional y sus interrelaciones son la guinda de la producción. A lo largo de cinco temporadas, descubrimos los entresijos del negocio, de la familia, de los complejos, de las inseguridades, de las luchas de poder y del proceso de crecimiento de unos personajes que poco a poco, lidiando y desmitificando a La Muerte, van evolucionando y se van convirtiendo en parte de nuestras vidas.

Poco más se puede decir de una serie que es mejor verla que explicarla, de unos personajes entrañables y llenos de recovecos y dobles caras, de un Los Angeles caluroso y alejado de la imagen idílica de playas paradisíacas y fiestas en los chiringuitos. Aquí encontramos mucho drama, mucho humor negro, mucho freak, mucho amor contenido, mucha incapacidad para expresar sentimientos, mucho formol y muchos muertos… y sexo, drogas, discapacidad, dependencia, homosexualidad, violencia….  de todo un poco, señor@s.

Pero todo lo que empieza, acaba, y esta serie acaba, no se corta su trama en mitad de una temporada por problemas de audiencia o por prioridades de la productora. Tiene un final lógico, definido, estructurado y emotivo. Los Fisher se van, y nos dejan el corazón vacío. Cada personaje ha dejado su huella en nosotros y al final todos nos abandonan de golpe. Nos quedamos huérfanos y desolados por la pérdida. Y tremendamente emocionados con la canción que eligieron los creadores para cerrar la trama.

Era la primera vez que oía hablar de Sia, y ya no sería la última. La canción de pone punto y final a esta serie es intimista y melancólica, habla de lo mismo que la serie así que supone un resumen perfecto. Su título es Breath me (respírame) y no solo me acompañó en aquel momento de lagrimones (porque los hubo, ya me conocéis), también estuvo conmigo en mis inicios blogueros, es paradójico que fuera la canción que sonaba cuando redactaba mi primera entrada, una canción que había significado siempre fin.

No me digáis que no me lo he currado hoy para traeros solo una canción, he encontrado miles de versiones de en Youtube pero ninguna me convencía, así que aquí os dejo un vídeo con la letra en español para vuestro completo disfrute.

Y tu, ¿te has enamorado alguna vez de alguna canción que aparecía en alguna película o serie de televisión?

Hasta pronto,

J