Creo que ya lo he dicho en alguna otra ocasión y me da miedo repetirme pero es que cada vez tengo más claro que estamos en una deriva un tanto peliaguda. Hoy en día, cualquiera con un móvil o una cámara de fotos es un periodista gráfico y puede permitirse el lujo de difundir lo que quiera de cualquiera, con o sin confirmación, con o sin permiso, con o sin código deontológico.
De igual manera que cualquiera que tenga una opinión, la que sea, tiene a su disposición un amplísimo abanico de posibilidades donde mostrarla, e incluso, llegar a tener cierta repercusión. Nos creemos que eso es libertad de expresión o libertad en general pero estamos equivocados, esto no es mas que otro redil donde contenernos, porque mientras estamos vomitando lo que nos salga de las teclas, no estamos haciendo cosas de «provecho».
Y además, estamos siendo manipulados.
Es muy sencillo, y desde fuera, sin entrar en profundidades abisales, solo leyendo y teniendo un poco de sentido común o de lógica, está clarísimo. La mayoría de los foros abiertos están dirigidos y las opiniones están controladas y sesgadas en busca de un objetivo concreto. Ahora hago de abogado del diablo y os reconozco que no estoy seguro de si esto es bueno o malo, lo tendremos que juzgar cada uno de nosotros.
Y cuando digo cada uno de nosotros me refiero a todos esos individuos que hemos tirado el pudor por la ventana, los que nos exhibimos en pelotas (físicas o figuradas) o los que buscamos con un post, con una argumentación, con un troleo o con un insulto nuestro minuto de gloria.
Me produce una sensación de asqueamiento brutal cada vez que leo un artículo en cualquier medio de renombre, de esos que tienen los comentarios abiertos para el público en general y estos están llenos de acusaciones, de intrigas, de verdades dogmáticas de pacotilla y de «enteraos» que no tienen ni idea de escribir, de redactar, de polemizar o de respetar las opiniones contrarias. No puedo con ello, lo prohibiría.
Y creo, además, que esos mismos medios son los que potencian que esto sea así, por el ya famoso.. «A río revuelto, ganancia de pescadores». Porque se puede disentir, estar en desacuerdo o incluso discutir pero hay que tener en cuenta que todo eso es vano, que no se llega a ningún lado, que los hilos de conversación son tan efímeros que cuando quieres contestar ya se te han colado dieciséis nuevas opiniones. Pero mientras tanto, la presencia en la web de turno sigue sumando….
Hay mucha gente que se tira a la piscina de los comentarios como auténticos kamikazes vertiendo unas opiniones y unas pasiones que deberían guardarse para su más íntima mismidad. A mí me parece repugnante leer todo tipo de cruces de acusaciones y de enconadas e incontrolables disputas en cualquier artículo, foto o vídeo. Pero claro, el amparo que da el anonimato de un apodo es muy jugoso para todos aquellos que quieren medrar, amedrentar o imponerse sentando cátedra.. ¿Qué cátedra ni qué cátedra? Porque no se si os habéis fijado, pero cuando más agresivo es el comentario, peor está escrito. ¿Será que la gramática y la educación son siempre inversamente proporcionales?
Y detrás de todo eso, están los que dan de comer a la bestia, los que la acarician y la alimentan, los que permiten que esto crezca y que se alcancen cotas inimaginables de insultos, violencia y analfabetismo… En fin, toda una fauna, los animales y sus domadores.
A los que buscan notoriedad y no se les da tan bien eso de escribir y de crear polémica, los famosos trolls de internet y derivados, tienen a su disposición un catálogo de mamarrachadas para practicar, grabarse y exponerlas al mundo. Cuanto más bizarro mejor. En el mundo del vídeo y de los retos, siempre más es más. Más alto, más grande, más fuerte, más loco, más salvaje, más loqueseteocurra.
Y volvemos a lo mismo, a un maestro de ceremonias, por no dejar el argot circense, se le ocurre cualquier barbaridad, y una horda de descerebrados le sigue como las ratas al flautista de Hamelin. En unos casos imitando y en otros superando al maestro. Porque hay una cosa clara, la gente aún sigue creyendo que Internet es libre y que no hay jerarquías… Si es que somos unos inocentes de libro, pobres de nosotros.
Me ha llamado mucho la atención uno de estos retos que pululan por la red, el Extreme Ironing o planchado extremo. Que no es otra cosa que ir con la plancha y la tabla de planchar a donde menos te imaginas a hacer que planchas. Si, que así explicado es ridículo, pero mirad las imágenes, o si lo preferís, buscar vídeos en Youtube y pasad el rato.
A mi, a parte de que las fotos me parezcan mas o menos chulas, el tema también me parece ridículo y es más, estoy completamente seguro de que esto no es más que una exacerbación del famoso postureo y del aparecer por aparecer. Lo se, debo ser yo que me he vuelto muy serio o que no tengo tanto afán de protagonismo. Quizá mi búsqueda de mi minuto de gloria no tenga nada que ver con tirarme un cubo de agua helada por encima (Ice Bucket Challenge), ni con meter los labios en un vaso y succionar hasta que se me queden como morcillas (Kylie Jenner Challenge), ni con golpearme la cabeza con una barra de pan (Bread on Face Challenge), ni con meter la cabeza en un condón lleno de agua (Condom Challenge). Llamadme loco, pero yo tengo otro retos, mas íntimos.
Pero ahí os dejo todas esa ideas por si queréis lanzaros al mundo de la gloria momentánea, simplemente dejad volar vuestra imaginación y seguro que encontráis inspiración para petarlo en la red. A mi se me ocurren cosas pero no las voy a desvelar por si me cambia el chip y me animo.
De momento, como esto va éxitos efímeros o frugales, me voy a poner una canción. The winner takes it all (El ganador se lo lleva todo) de los míticos ABBA, que viene genial para esto 😉
Es vuestro turno, comentar, trolear, discutir, grabar vídeos… lo que queráis pero compartidlo conmigo, que todo el mundo se entere que #EstamosLocos de remate.
Hasta pronto,
J