Aquí entre nosotros, debo reconocer que me encanta el francés.
Y en plena vorágine del Orgullo LGBT 2016, también debo reconocer que me encanta el francés practicado por chicas o mujeres, en femenino. Es que para esto de los idiomas soy muy heterosexual…
Porque estoy hablando de idiomas, ¿acaso creíais que iba por otro lado?
¿Por el exquisitamente hablando «sexo oral», quizá? ¿Ese que si eres hombre y vives en Ginebra, Suiza, puedes demandar en una cafetería de nueva creación que llevará el explícito título de Cafe Fellatio?
No me puedo creer que no os hayáis enterado de esto, después del Brexit es lo más escuchado y discutido en nuestra Europa. Esta vez no hemos importado un nuevo modelo de negocio americano dispuesto a arrasar y a globalizar sin parangón. No. Esta vez la importación viene desde Tailandia, paradisíaco país donde el sexo, el turismo, y en definitiva, el turismo sexual, significan las aportaciones más numerosas de su PIB.
El concepto es muy sencillo, te tomas un café y te la chupan. Sin trampa ni cartón, no te van a dar conversación ya que el servicio que ofertan tiene una duración de entre cinco y diez minutos, por lo que habrá que ir algo estimulado de casa si no quieres quedarte a medias. E imagino que ese tiempo será el dedicado a la «ordeñación» del cliente, que lo de disfrutar del café no irá con hora….Se anuncia una gran carta de cafés y de señoritas o señoras y el coste de este relajante momento será de unos 55 Euros, que a nada que el café sea bueno y la «camarera» limpia, está bien de precio. O si no fíjate en la calidad de lo que te dan en un Starbucks y lo que te cobran por ello y compara.

Puede que este negocio se extienda como la pólvora por esta desgastada Europa nuestra aunque seguro que en algunos países su concepto y su concreción chocarán de frente contra las leyes que regulan/prohíben la prostitución. Parece ser que las prostitutas suizas tienen un marco legal distinto al de sus colegas en otras partes del mundo, por eso de acabar con la «trata» y el proxenetismo, o quizá, por el simple hecho que sacar partido a una actividad lucrativa, que es Suiza, señores, paraíso fiscal consentido, donde los mafiosos y los corruptos encuentran lugar para atesorar, rentabilizar y limpiar sus fortunas.
Pero a lo que vamos, aviso a navegantes. Tenemos que estar muy atentos a partir de ahora cuando alguien nos ofrezca o nos pida un «suizo», habrá que saber distinguir si lo que quiere es el típico bollo, o la nueva acepción, el café con mamada. No deis nada por hecho, amiguit@s.
Y retomando lo que decía al principio, que me gusta mucho el francés, y esto del sexo oral, también, claro. Pero realmente yo venía aquí a hablar del lenguaje, de su sonoridad, de su sensualidad, de su calidez…. y de esas canciones entre cantadas y susurradas, algo intensas, pero preciosas.
Y es que estamos tan acostumbrados a escuchar música en castellano y en inglés que a veces olvidamos que hay muchos artistas a lo largo y ancho del globo que componen en sus idiomas y que cantan y sienten en otras realidades. Solo hay que tener la mente abierta y atrevernos a investigar para darnos cuenta de que la música es universal y que lo que te llega y te parte el corazón no entiende solo de lenguaje.
De vez en cuando un artista no anglosajón se abre paso en el proceloso mundo de las discográficas, las radio-fórmulas y los encorsetados estándares del marketing musical y nos llegan cosas frescas y atractivas como este «Je Veux» (Quiero) de ZAZ.
Si es que el francés, cuando está bien cantado, es una maravilla ¿no?
Pues a disfrutarlo. Que cada uno se quede con lo que más le apetezca, con la canción, con el café, o con el francés. Pero no os olvidéis de comentarlo.
Hasta pronto,
J
A mi ZAZ me chifla y hace tiempo que cuento con ella en nuestras selecciones musicales, para viajar en el coche, sobre todo. Es una buena manera de no olvidar y practicar el francés, el idioma, me refiero 😉
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Hola Carmen, es que ZAZ mola mucho, me gusta por muchos motivos, por lo francesa que es, y también por ese estilacho hipiosillo, además de por esa voz tan peculiar. Se agradece que de vez en cuando surjan estas joyitas.
Un abrazo!!!
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Hola mi Juan.
Que temazo!!
Cuantas veces habre sesestimado la oferta de tomar un cafelito,q si ya he desayunado q si ya he tomado varios q si tal y q si cual,QUE TONTORRON..
Me lo podian haber explicado bien y oye un cafelito de esos modernos pa aliviar el churro no es desestimable.
Y digo yo.
Habra variedad segun el cafe?
El cortadito …..cosita discreta!!
Uno largo….exageraoooooo
Descafeinado ..ni chicha ni na.
Uno solo…este no se!! Sera mas barato.
Uno doble….q bueno!!!!
En fin monstruo..
Yo el otro dia te invite a un cafelito!!…TE TOCA A TI!!!
ES JUSTO Y NECESARIO.
Ciao mi Juan.
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En verdad es justo y necesario!!!
Y ya van dos, a este ritmo me va a salir caro devolverte la invitación. jajajaja.
Pero creo que has entendido mal en concepto, el café, como lo quiera el consumidor, va por un lado, y el «happy-end» va por otro, no hay vínculo que valga. 😉
Un abrazo!!!
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