Con lo bien que se está en la cueva…

Pues así, casi sin darnos cuenta ha llegado la primavera.

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Y a mí me ha pillado despeinado, adormecido, lánguido, meditabundo, ajeno, ocupado y un montón de cosas más, pero que no voy a escribirlas para no aburriros, ni aburrirme. El caso es que ha llegado tímidamente, el Día Internacional de la Felicidad, como si eso significara realmente algo.

¿Os habéis dado cuenta de que hay días para todo? ¿Incluso para cosas importantes? y hay tantas causas que ya hay días que comparten, no me digas que no es una putada ser un día señalado, un día marcado en rojo en el calendario, tu día…. y de repente, verte que ya no es solo tuyo, que hay que compartir, que tu causa ya no es única, que como mucho, te queda la mitad, por no decir la mitad de la mitad. Es como ser hijo único y esperar un hermano. ¡Malditos hermanos pequeños!

Pero venga, no nos vamos a poner cenizos que ya es primavera y dentro de poco todo se va a volver a cubrir de colorines, como las alas de las mariposas. Esos bichillos encantadores que antes eran gusanos y que metamorfosean para sacar lo mejor de ellas mismas, una evolución preciosa. Yo quiero sentirme así, como una mariposa-antes-gusano que sale de su primaveral capullo y echa a volar coloreando el cielo azul.

Eso es lo que tengo en mi cabeza pero la realidad es distinta, yo siempre he sido más un oso de esos grandes que empiezan a despertar, que se desperezan, que no pueden mantener aún los párpados abiertos. Uno de esos que poco a poco va abandonado su hibernación y tienen que salir de la cueva, aunque solo sea a buscar un buen tronco de árbol donde rascarse la espalda. Ese soy yo, el oso perezoso y grandote que aún dice entre sueños…-«cinco minutos mas…. porfa!»

Y es que este invierno está siendo raro, no hace frío pero mi aletargamiento es más profundo que nunca. Y eso que he tenido mucha actividad y muchos cambios de los que os iré hablando. Que me desvío, mucho ir y venir, muchas responsabilidades y poco tiempo para mí, poco correr, poco escribir, poco crear. Tengo la sensación de haber ido sobreviviendo día a día, que no digo yo que esté mal, sin hacer nada de provecho. Aunque no es cierto, es solo una sensación.

Pero el procrastinador que vive dentro de mí da palmas de alegría porque ha salido victorioso, ha postergado lo impostergable, ha tirado de mi hacia dentro, me ha susurrado al oído, cadenciosamente, esas palabras que saben que a mí me llegan. Nadie como él para ofrecerme todo un abanico de excusas que yo, amablemente, he asumido como mías. Ha vuelto a ganar y de momento no le noto tenso. Sabe que estos meses he escrito algo, poco, pero algo y no se ve amenazado, el cree, o sabe, que vamos a seguir así un tiempo y yo ahora pienso que no pero luego le miro a esos ojillos….. y como negarse.

Debería hacerlo, ¿verdad?, negarme digo.

Mandarle lejos, a las antípodas, a la luna, o a Albacete, pasar de él, ponerme tapones para impedir escucharle, o quizá, asumir que él no existe, que soy yo, solo yo y que yo soy el que decido andar o sentarme. Pero eso no mola, es mejor tener a alguien a quién echar las culpas…¡Benditos hermanos pequeños!

Pero el caso es que va siendo hora de recuperar esas actividades que se convirtieron en hábitos y luego se volvieron a convertir en actividades, o en ilusiones de actividades. Es hora de salir de la cueva, de rascarse la espalda y de acercarse al río a zambullirse en el agua fría. Es hora de pescar, de comer, de rugir, de correr, de mirar al sol que sale entre las montañas (o los edificios, que yo soy un oso de ciudad) y sonreír.

Es hora de actuar, ¿no crees? y como dice Coldplay, que «Viva La Vida».

Lo creas o no, dímelo, establezcamos contacto de nuevo, conversemos.

Hasta pronto,

J

18 respuestas a “Con lo bien que se está en la cueva…

  1. Ya decía yo que últimamente publicabas poco… natural, si te habías metido en el cubil a descansar como si no hubiera tomorrow 😛

    ¡Bienvenido al mundo de los vivos de nuevo! ¿Te has vuelto a proponer hacer más deporte ahora que llega el solecito y la inevitable operación bikini? xD Sea como sea… ¡me alegro de que vuelvas a publicar, que me encanta leerte!

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    1. Hola Holden, eso espero, empezar otra vez a establecer rutinas de runner y de blogger, jajajaja. La verdad es que no he parado de hacer cosas pero tengo esa sensación de no haber podido dedicarme a cosas que me apetecían realmente. No se, no se, los días se pasan taaaaan rápidos. Como le digo a Yoli, prometo ponerme las pilas y empezar a actualizar, que ha por ahí unas cuantas locuras!!!! 😛
      Gracias.
      Un abrazo!!!

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  2. Que bueno q volviste mi Juan.
    Y en tu espero dulce despertar entre bostezos y salida de la cueva no notaras la diferencia el invierno no ha existido las cigueñas ya no emigran porque ir pa na es tonteria los almendros han florecido mientras tu quemabas las grasas acumuladas durante el pasado verano en tu ibernacion.
    Sal ya y da la cara..
    Y escribe cositas de las q tu y yo sabemos,criticas a la par de cachondas.
    Bienvenido a tu casa.
    Sin parangon??
    Quien??
    Mi Juan.

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    1. Ay Mipe, que cosicas mas bonicas que me dices, ladrón.
      Estoy acumulando mucha mala leche y como hay tanto loco por ahí suelto y tanta locura, cuando empiece a entrar en harina no me va a parar nadie. jajajaja.
      ¿Qué las cigüeñas no han emigrado? Esto es un sindiós 😀
      Un abrazo!!!

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    1. Hola Eowyn, muchas gracias. Yo también echo de menos la rutina y encontraros por el camino, es de lo mas gratificante cuando escribes un blog, eso que algunos llaman «la comunidad».
      Ahora estoy recién regresado de vacaciones pero me pongo en marcha en ná.
      Un abrazo!!!

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    1. Hola #Jerby, ratoncillo malo….
      Me he despertado y me he ido de vacaciones, de ahí mi nueva ausencia. Ya ví lo que me habías dejado pero no he tenido ocasión de dedicarle tiempo.
      Me pongo al lío.
      Un abrazo!!!

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  3. Como bien sabes, acá en Argentina estamos al revés, empezando el otoño, que me gusta por el colorido especial que le da al paisaje, pero que a la vez detesto porque va indicando el camino hacia el invierno, que odio; yo soy del verano y ¡bien cálido!!!, no en vano nací en diciembre (que acá es verano, por supuesto).
    Tus publicaciones se leen siempre con mucho gusto, ya que las haces amenas y divertidas, me llamó mucho la atención que estemos compartiendo la sensación de aletargamiento que sentís, yo estoy tan perezosa como mencionas, o quizás mucho más, hace siglos que no escribo en el blog. Parece como que una nube pegajosa de pereza se ha extendido, esperemos que podamos sacudir la modorra y retomar las ganas de hacer cosas como bien mencionas al cierre.
    Siempre un placer leerte.
    Abrazos gigantes desde un otoño algo indeciso.

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    1. Hola Mirta, somos almas gemelas, tú, los tests de Facebook y yo lo sabemos. Los dos de calor, los dos enamorados de los colores del otoño y los dos perezosos.
      Aunque a tí, querida, poco tiempo te queda para escribir con esa actividad social-cultural-gastronómica que te traes. Y que no decaiga, es un placer seguir vuestras andanzas por la ciudad, las exposiciones, los encuentros con amigos y los recesos con tarta incluidos.
      Un placer tenerte de nuevo por aquí.
      Un abrazo para tí y otro enorme para el maestro Alberto!!!

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    1. Hola Patri,

      Yo creo que estas temporadas son necesarias, nos dan perspectiva y eso es bueno, a veces es positivo descansar, tomar distancia y volver con energías renovadas. Y lo importante es no perderse por el camino, sino saber dejar esas miguitas de pan que nos ayudan a encontrar la vuelta a casa.
      Nos vemos en la explanada a la que dan nuestras cuevas y a refrescarnos al río. La primavera es nuestra.
      Feliz semana.
      Un abrazo!!!

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