Domingos guarros

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Últimamente estoy un poco errático en lo que a las publicaciones del blog se refiere y hoy que tengo un rato lo voy a aprovechar para hacer un homenaje a uno de mis momentos preferidos desde que era un adolescente que se paseaba por casa de sus padres en albornoz… si yo también era de «esos». Irreflexionemos.

¿Qué es un «domingo guarro»?

En mi diccionario particular, los domingos guarros son aquellos dedicados al pijama. Esos domingos en los que ni te duchas, ni te afeitas, ni te vistes. Esos domingos hechos para vagar por la casa picoteando entre horas, excederte con la coca-cola, con un vino o una cerveza y patatas fritas. Esos son también los domingos de levantarse tarde y salir corriendo a la cama después de comer para disfrutar de una siesta «como Dios manda» con la persiana a medido bajar. Domingos también de juegos en familia, de palomitas o lo que surja pero siempre indoor.

Ya puede llover o hacer un sol de justicia, no hay nada que más que ponga que ver desde la ventana a mis vecinos hacer planes, salir a jugar con los niños al parque, coger las bicis o los patines y desfilar fuera de la urbanización, y yo aquí, con la misma ropa que el día anterior, los pelos revueltos y esa sonrisa que dice, «no salgo porque no quiero».

Ya tenemos demasiada actividad de lunes a sábado, trabajos, colegios, deberes, piscinas, campeonatos, carreras, cumpleaños…. y siempre responsabilidades que se hacen dueñas de nuestro calendario. Así que de vez en cuando, un domingo cualquiera se puede convertir en una huida de todo aquello que se ha vivido entre semana, en un domingo guarro, que a la postre es lo más parecido a la felicidad que podemos encontrar a estas alturas y es que la inactividad programada es todo un lujo.

Domingos guarros y mi espacio

Y en estos domingos, yo siempre encuentro mi espacio. Un momento, como este de ahora mismo, en el que puedo sentarme libremente en uno de los sofás y escribir o leer o escuchar música sin tener que compartir espacio.

Música como esta de hoy que me inspira aunque no tenga ni idea de lo dice…

Porque las niñas encuentran el suyo en sus habitaciones, que se convierten en spas improvisados, en academias de baile, de gimnasia o de música o incluso en ludotecas fantásticas, en salones de fiestas de disfraces o, las menos, en zonas de estudio.

Y porque mi mujer siempre tiene cosas que hacer y sitios a los que ir, que normalmente se le cae la casa encima o si se queda compartiendo el hueco en el sofá lo hace viendo una de sus series mientras yo, a su lado, estoy en mis cosas con mis auriculares molones para no distraerme. Tan juntos y a la vez tan «a lo nuestro».

Domingos guarros como ¿hábito?

Hoy no ha podido ser un día de esos, vale que me he levantado tarde y tal pero me he tenido que ir derecho a la ducha, pelearme con las niñas para que hagan sus deberes sin matarse entre ellas y llevarme a la familia de compras así que la tarde la tengo totalmente consagrada a mirarme el ombligo. Lamentablemente, como me he duchado, ya no llevo la ropa calentita de ayer con las connotaciones que eso conlleva sino que he tenido que renovar el outfit de «estar por casa» de la semana. Hay que mencionar que lo de la guarrería debe entrar dentro de unos límites saludables, no manchas, no malos olores, no escatología, no fealdad. Debe ser lo más parecido a una pose, aprender a caminar en los límites de lo guarro sin serlo. Encontrar ese punto es lo importante y desde luego, no hacer de esto un hábito.

Imaginaos 21 días así…. aunque parezca apetecible, esa rutina nos convertiría en ermitaños, en nerds, en los náufragos de la isla de Perdidos, en los protagonistas de la leyenda de Greystocke, en una familia de «niños» salvajes agorafóbicos de manual o quizá en algo mucho peor…. y sucio. Y entonces ¿qué glamour habría en eso?

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Así que amigas y amigos, siguiendo con uno de los dichos favoritos de mi madre: «lo poco gusta y lo mucho cansa», os dejo reflexionando sobre esto de los domingos poco higiénicos ¿estáis a favor? ¿en contra? Pues contadlo en la zona de comentarios, es toda vuestra.

Hasta pronto,

J

25 respuestas a “Domingos guarros

  1. Hola mi Juan.
    Estos dias «guarros» son lo mas !!
    Yo los defino como dias» de pijo-flauta ,estar to tirao pero con limitaciones ( sin llegar al abandono fisico o estetico).
    Lo q mas me gusta es estar todo el
    dia picoteando guarrerias sin horarios,sin prisas ni quien te la meta ..riete joio!!
    Bueno estoy seguro q tu en tu dia guarro,cerdo ,cochino o marrano siempre seras IBERICO PATA NEGRA …faltaria mas.
    Tu siempre tu!!
    Mi lechon prefe!!

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    1. Ay Mipe, tu si que me entiendes, ya te imagino rezongando en tu cueva, como yo en la mía. De la nevera al sofá y de vuelta a la nevera… que fantasía, que tranquilidad. Y esos pelos revueltos, y ese chandal con una pata subida y la otra en su sitio…. y sin dar explicaciones.
      Ainsss, a por el siguiente domingo guarro.! que no es lo mismo que a por el siguiente domingo, guarro!. 😀
      Un abrazo!!!

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  2. «Hay que mencionar que lo de la guarrería debe entrar dentro de unos límites saludables, no manchas, no malos olores, no escatología, no fealdad. Debe ser lo más parecido a una pose, aprender a caminar en los límites de lo guarro sin serlo. Encontrar ese punto es lo importante y desde luego, no hacer de esto un hábito». Jajajaja sencillamente genial! Has hecho que me salga una sonrisa de complicidad porque a mí también me encantan los «Domingos guarros» aunque nunca los había etiquetado de este modo. Me apropio del nombre, con tu permiso jajaja.

    Un saludo!
    Alicia.

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    1. Hola Alicia, me parece perfecto que te adueñes de ella, toda tuya. Jajajja.
      Y me alegro que haya despertado una sonrisa, al fin y al cabo esa es la idea.
      Muchas gracias por pasarte y comentar, estás en tu casa.
      Un abrazo!!!

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  3. Me encantan los domingos guarros, Juanan. De vez en cuando los practico hasta sus últimas consecuencias jajaja ha habido domingos en los que no me he lavado ni la cara y vagueo por casa con las legañas colgando.
    Un beso

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    1. Hola Erika, mira que me cuesta imaginarte de esa guisa, con todo ese glamour que despliegas 😀
      En serio, me ha encantado lo de «hasta sus últimas consecuencias! así se habla y así es como se disfruta de un domingo guarro, lavarse la cara o peinarse está contraindicado, si no, no es un domingo guarro de manual, jajajaja.
      Un abrazo!!!

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    1. Hola Patri, esa es la filosofía. El día a día está lleno de normas y convencionalismos como para que tengamos que seguir con el rigor los días libres. La verdad es que está genial disfrutar aunque sea un día de esa especie de libertad «low cost». Jejejej.
      Un abrazo y buena semana!!!

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  4. Yo hace años que no sé lo que es disfrutar de un Domingo guarro! Ni cuando me voy con los amigos de fin de semana! 😦 Pero vamos, que un día de estos me revelo contra el mundo y me niego a levantarme de la cama y a remolonear hasta las tantas e ir como más me apetezca por casa.

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    1. Hola Eowyn, No me lo puedo creer! vives aún atada!, jajajaja, pobre.
      La verdad es que estos domingos tienen mucho que ver con la intimidad y cuando careces de ella se hacen más difíciles de disfrutar.
      Pero aún no estar perdida, busca tu momento y vive un domingo guarro, ya no podrás parar! Entonces si que vas a vivir como una yonki 😀
      Un abrazo!!!

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      1. Hola Juanan,
        Vivo atada por motivos serios. De lo contrario estaría viviendo la vida loca y te aseguro que yo haría estos domingos empezando por el viernes noche hasta el lunes por la mañana! Y ya puede hundirse el mundo que yo ni me enteraría! 😀
        Un abrazo! Y buen sábado!

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      2. Ay Eowyn, a todos nos toca algo serio de vez en cuando pero para bien o para mal todo pasa, y entonces ya tendrás tus momentos. Un abrazo enorme y muy buena semana!!!

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    1. Hola #Jerby, eso ya son palabras mayores.
      Sería guarro al cuadrado o Grunge Sundays 😀
      Ya estoy oyendo los acordes de «Smells like teen spirit» y me dan ganas de tirarme a reposar.
      Un abrazo!!!

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  5. Estoy extremistamente a favor de esos domingos. Es más, o tengo un par cada mes o me pongo en huelga, ¡estaría bien! Yo, además, en mis domingos guarros tengo por costumbre pedir comida por teléfono… para que veas a que extremos llego xD

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    1. Hola Holden
      Así me gusta caballero, domingos guarros programados.
      Eso de la comida es ya como la ley del mínimo esfuerzo, si ya me dices que esperas hasta el día siguiente para recoger la mesa es que has pasado a nivel PRO.
      Aunque animarse a cocinar en un domingo guarro y ser consciente de que la ropa y el pelo huelen a fritanga también va mucho con la filosofía, no crees?
      Un abrazo!!!

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    1. Hola Joan, si que son necesarios, es una forma de liberación contra la rutina sin parangón, jajaja. Pero de acuerdo contigo, no conviene abusar, seríamos islas en medio del mar o vertidos de chapapote 😀
      Un abrazo!!!

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  6. Pues la verdad es que mi religión no me permite tener uno de esos domingos guarros que sugieres, pero vaya que… a la vuelta de misa no te digo yo que no me apetezca también tumbarme a la bartola, eso sí, «renovando mi outfit de estar por casa»…. jajajajaja! Me mola tu manera de escribir. Acabo de recalar en tu blog y, aunque no lo prometo, sospecho que algún día me asomaré por aquí. Por cierto… ¡Me encanta «Les Passants»! ¡Saludos!

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    1. Hola Carmen,
      En tu caso es más complicado, claro, que tienes obligaciones divinas 😀
      Pero quizá puedas hacer un trasvase y enguarrinar otro día de la semana, el resultado podría llegar a ser bastante parecido.
      Estoy encantado de que te hayas pasado por aquí, como he dicho un poco más arriba estás en tu casa y eso implica que puedes entrar y salir sin dar explicaciones 😛
      Y además he descubierto que tenemos algo en común, además de un blog, yo también tengo una Violeta con mucha, mucha, mucha personalidad.
      Un abrazo!!!

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