Naturalezas muertas

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Hoy estoy muy perezoso, no lo puedo evitar. Ayer salí de cena con mis compañeros del club de running, cambiamos las mallas y los pantalones cortos por ropa más adecuada y nos fuimos a tomar algo, una cenita, unas botellas de vino y un copa, relajado y distendido. Pero eso de llegar a casa cerca de las cuatro de la mañana, después de una día, y una semana entera trabajando, ha terminado con mis energías.

Y encima, no para de llover, lo que potencia mi desgana. Solo me apetece mirar por la ventana a ver la lluvia caer y suspirar, que bonito, que tranquilo, que pereza, debería moverme pero hasta pensar en ello me cuesta. Mejor me quedo donde estoy y aprovecho que estoy sentado, para escribir, que para eso no necesito mucha fuerza física. De hecho, tengo los brazos pegados al cuerpo y lo único que se mueve son mis manos, parezco un muñeco.

No se como será hoy el día a nivel de lluvia, que no soy meteorólogo ni vidente, pero ayer fue el día más húmedo que recuerdo desde que empezó el otoño, que hartura de agua, que ganas constantes de hacer pis, que sensación de mojado todo el rato, que pereza más grande…. Pero como era viernes, la cosas se veían de un modo más optimista. Yo sabía que me iba a ir a casa desde el trabajo y que iba a estar solo, que podía incluso echarme la siesta sin límite porque las niñas no tenían colegio y estaban en casa de los abuelos, magnífico panorama. Si, llegaría más tarde que de costumbre porque estaba lloviendo, pero ¿y qué? ¿qué mas daba que no hubiera comido? ¿qué mas daba que fuéramos circulando tan despacio? ¿qué mas daba ese atasco en el que estaba metido? ¿Qué hacía ese camión cruzado en la carretera….?

Primero vi el camión cruzado, afortunadamente no estaba en mi sentido, sino en el contrario, ocupando dos de los tres carriles disponibles. Luego vi las luces de emergencia de policías y ambulancias y el caos que eso conlleva. Los de mi sentido circulábamos muy despacio, no porque existiera una retención, sino porque estábamos mirando lo que ocurría al «otro lado», es una reacción muy humana, quizá reprochable, pero normalizada. Todos hemos criticado que se disminuya la velocidad para cotillear, yo el primero, pero no podemos evitarlo, es intrínseco a nuestra forma de reaccionar. Cuando llegué a la altura del accidente, comprobé que había un coche aplastado, otros con diversos golpes, el ya mencionado camión, muchos policías, varias ambulancias y, desde luego, mucha lluvia.

Se me pasaron por la cabeza un montón de circunstancias posibles para recrear el accidente. Un camión descontrolado que arrasa lo que pilla. Un conductor demasiado listo o con demasiada prisa que acaba provocando, provocándose, un gran golpe. Un accidente en cadena imposible que evitar y que deja terribles consecuencias…. Esas fueron las mías, pero seguro que uno a uno, los otros conductores que pasaban mirando de reojo lo que ocurría enfrente, tendrán las suyas. La disposición de las pruebas, el sentido en el que habían quedado colocados los accidentados, la cantidad de efectivos de ayuda y esa pertinaz lluvia que le daba un toque dramático a la escena ayudaba a nuestras conclusiones. ¡Cuando daño ha hecho CSI!

Se me antojó un momento horrible para tener un accidente, con toda esa lluvia, con toda esa humedad que lo dificulta todo, que lo enfatiza todo, que lo tiñe de gris. Imaginaba el momento después del encontronazo, los cristales rotos, la lluvia entrando a saco en los vehículos, los accidentados sin posibilidad de refugiarse, todo roto, todo empapado, todo perdido. Si, una putada tener un susto semejante en un día como aquel. Me alejé de la escena pensando que solo pueden pasar cosas grises en un día tan gris.

Si hay algo bueno de esto, es que estos accidentes tienen un momentáneo efecto calmante en el resto de los conductores, a partir de ahí, el camino de vuelta a casa fue más lento, más controlado, más prudente. Ninguno de los que habíamos escapado a la mala suerte queríamos ser protagonistas así que…. Otra cosa buena de esto, es que estamos tan familiarizados con este tipo de sucesos que nuestra memoria tiende a pasar de ellos en un breve espacio de tiempo. Acabado el «luto» inicial, cada cual siguió con su vida, con sus prisas, con su música, con sus ganas de llegar, con sus ganas de comer, con sus ganas de refugiarse…. La anécdota había pasado, estaba olvidada.

Yo ya llegaba a casa con la sensación esa que os he comentado, de cosas grises en días grises, cuando vi el resultado de otro efecto de la lluvia. A mi lado, en una gran rotonda llena de árboles otoñales, el suelo estaba cubierto de una alfombra de hojas caídas de infinitos colores, algunos verdes, muchos ocres distintos, varios rojizos y algún que otro granate, una gama de colores preciosos y brillantes. La humedad no tenía las mismas connotaciones negativas aquí, la lluvia intensa tampoco y el color gris había desaparecido por completo de la escena dejando en su lugar un llamativo cuadro abstracto de colores vibrantes.

Me resultó muy irónico que un momento de movimiento y actividad, protagonizado por vehículos y personas, me aportara sensaciones negativas cuando todos estaban vivos, mientras que, un sinfín de hojas tiradas por el suelo, muertas y casi enterradas me diera sensación de belleza y dinamismo. Pero así es como reaccionamos ante las imágenes que nos impactan, somos raros.

Pensad en ello.

Yo me voy a despedir, porque corro el riesgo de ponerme intenso y de hablaros de luz y de oscuridad… de sacar vida de la muerte y muerte de la vida….. Y como ya os he dicho al empezar, me da demasiada pereza.

Hasta pronto,

J

38 respuestas a “Naturalezas muertas

  1. Hola Juanan, se hace pesado esto de la lluvia y especialmente la humedad para los que somos de secano. Los accidentes de tráfico son así, nos paramos todos a cotillear y luego nos viene un pequeño halo de prudencia cuando continuamos nuestro camino. Aprovecha para echarte una buena siesta hoy también.
    ¡Buen fin de semana!

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    1. Hola Erika, he seguido tu consejo, mejor estar descansado, jajajajaja. La lluvia es un rollo cuando tienes que salir de casa por obligación y además en Madrid, afortunadamente, no estamos acostumbrados, no sabemos movernos. Eso lo dificulta todo.
      Un abrazo!!

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    1. ¿Te jofastidia? ¡Que bonita expresión!!!!! 🙂
      Es verdad, creo que es la mejor forma de disfrutar de la lluvia, a través del cristal y con buena música. Esa parte si me encanta, esa melancolía…. ains!!
      Un abrazo!!

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  2. Que comentarios mas cortos,estamos acostumbrados a tus post con marcha y asi de golpe no podemos pasar de las meretrices y sus nenes al ocaso otoñal y las lluvias y sin previo aviso.
    Son las 17 horas y esta lloviendo casi es d noche hace frio,esta mañana casi me esparramo al pisar una hoja mojada en la calle,estoy aburrido .NECESITO SOL
    Grande y aletergao mi juan

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  3. Uy Mipe, mucho cuidadito que las hojas, aunque bonitas, son muy peligrosas. Yo mañana tengo de nuevo entrenamiento en El Retiro y como vuelva a estar lloviendo acabaré de hojas, barro, agua y frío hasta los…. pelos.
    Ay, que pereza.
    Un abrazo!!!!

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  4. Muy bueno. Creo que describes de una gran manera muchas sensaciones propias de la lluvia. Acá se está por caer el cielo. De seguro me agarra en ruta, que tengo que salir.
    A extremar los cuidados, y mirar la lluvia desde el otro lado del cristal.
    Lo que si, espero que no se corte la luz. Si no estamos jodidos.

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  5. Hola Johann, mucho cuidado, se prudente y disfruta de la lluvia. Si hay que salir, no pasa nada, que es solo agua y también hay formas de disfrutarla cuando estás debajo de ella.
    Un abrazo y gracias por pasarte.

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    1. Hola Angel, es verdad, era lo mejor que podía hacer…. jejejeje. Pero porque estaba con el ordenador, si lo hubiera tenido lejos….. a lo mejor me hubiera quedado tumbado en el sofá sin hacer nada.
      Un abrazo y gracias por pasarte.

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  6. Está bueno …..la lluvia es un disparador de nostalgias varias…..yo acabo de volver atravesando un temporal sola con las nenas en la camioneta…..una sensación de absoluto placer lograr llegar a casa, y estar todas tiradas en una cama mirando películas. Abrazo y cariños !

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    1. Hola Ana, una de las sensaciones que mas me gusta cuando llego a casa después de que me haya pillado un día de lluvia como ese es cambiarme y ponerme ropa cómoda y seca. Ahí es cuando empiezo a disfrutar de la lluvia cayendo al otro lado.
      Un abrazo!!!

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  7. Hola!!! te describo lo que estoy viendo ahora mismo por mi ventana?? mientras te comento?? llevamos tres días de lluvia por Barcelona, y ahora mismo está cayendo llovizna, pero es que encima es con barro, y es verdad eso de que cuando lavamos el cocho y lo dejamos impecable, luego llueveeeee ;(
    Vivo rodeada de árboles, y al igual que tu, me encanta ese color rojizo y anaranjado, que muchos de ellos, se les pone cuando llega el otoño o el invierno. No tan sólo en primavera se puede disfrutar de los colores que nos ofrece la naturaleza 😉
    El día está muy gris, y es verdad que es una sensación muy apática, y sinceramente prefiero ese frío mediterráneo que hacía años atrás, que esa sensación tan bestia de humedad…. parece de clima tropical, y da sensación de agotamiento y pereza.
    He podido conocerte un poquito más leyéndote y ya he visto y doy fe que es una vía de escape muy grande para ti tu blog, y eso me gusta. Te hace persona y no una máquina.
    Abrazooooo

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    1. Muchas gracias Gema, buen resumen de lo que supone el blog para mi y de lo que espero de el. Me encanta que me hagas partícipe de lo que estás viviendo en el preciso instante del comentario, eso nos acerca y nos da puntos en común, no me digas que no es mágico este intercambio y este diálogo. Me encanta.
      Un abrazo!!

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    1. Hola Jon, es una forma de disfrutar de la lluvia. La verdad es que está genial cuando no tienes obligaciones… jejejeje. Tus fotos son muy interesantes así que aprovecha el sol, la lluvia y lo que venga para seguir compartiéndolas con todos nosotros, Androidografía al poder!!
      Un abrazo!!

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  8. La lluvia, el frío, el viento… los cielos grises, es un tiempo que incita a quedarse en casa, con la manta y un cuenco de palomitas (o pistachos, jejeje). A veces creo que nos gusta, porque la imagen del otoño con sus hojas caidas, nos pone nostálgicos y melancólicos

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    1. Hola Joan, a mi me gusta mucho el otoño, por el tiempo (cuando no llueve), por esos días de frío y sol, por los colores de los arboles y por un sinfin de cosas más. Y estoy de acuerdo en lo que dices, la lluvia y el viento, mejor desde casa, sequitos, con buena música y algo para picar.
      Un abrazo!

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  9. Hola Txaro, el otoño tiene mucho de romántico, a mi desde luego me lo parece, mucho más que la primavera, y los colores otoñales me producen muchas más sensaciones. De acuerdo contigo en la sensación de pisar las hojas caídas, y ya que estamos, de la saltar en los charcos. 🙂
    Un abrazo!!!

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  10. Hola artistazo!
    Me hiciste pensar sobre todo de lo variable que es nuestro pensamiento y cuantos efectos internos y externos influyen en él. La lluvia constante, en este caso, marca tus líneas con sus gotas y desde luego el gris y la falta de sol, acaba por afectarnos más delo que quisiéramos.
    Besos

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    1. Hola Amparo, no me digas esas cosas que me voy a ruborizar, 🙂
      Me alegra que te haya hecho reflexionar, esa es la idea, dar una vuelta de tuerca a lo que pasa por nuestras cabezas en el día a día, hay mucho en lo que pensar y mucho con lo que disfrutar.
      Un abrazo!!!

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  11. ¿Qué tendrán los días de lluvia que nos llenan de melancolía? Nos volvemos reflexivos y perezosos. La tentación de quedarse embobado mirando por la ventana como llueve es enorme… Aunque para mí, forma parte del encanto de esta época del año, Las hojas caídas, la sensación de «estar en casa» cuando llegas con frío de la calle,…

    Hoy no llueve por Valencia, pero tu reflexión me ha inspirado 😉
    Patri.

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    1. Hola Patri, lo días de lluvia son especiales, y desde luego muy dados a la reflexión, que le vamos a hacer, no se por que será asi. Y cuando no tienes necesidad de salir de casa son una delicia. Lo malo es tener que incorporar la lluvia y las incomodidades que conlleva en tus traslados.
      Un abrazo!!!

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  12. Me gustan los días lluviosos sobre todo si estoy en mi casa del campo.
    Por la noche, sóla,sentada cómodamente frente a la chimenea encendida.
    Escucho el ruido de agua cayendo desde los canalones del tejado y a la vez el crepitar de los troncos de encina…percibo el olor a tierra mojada y a leña…siento la oscuridad del campo y disfruto la luz del fuego en el salón …¡¡¡una delicia para los sentidos!!!
    Saludos desde El Terrao

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    1. Hola Mariángeles, tal y como lo pintas suena muy especial. Recuerdo una Semana Santa que estábamos en una casa rural sin televisión ni nada y no hacía mas que llover fuera. Esa sensación de estar en casa caliente y disfrutando de esos sonidos y aromas era muy intensa.
      Que suerte tu que tienes tu casa y tu chimenea para disfrutar de estos momentos, los urbanitas tenemos que hacerlo de otro modo, jejejeje.
      Un abrazo!!

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  13. Hablabas de ti y me estaba viendo! Siesta del viernes, atascos… La belleza del otoño… Aunque a mi las hojas secas en el suelo cuidado! Que alguna vez he pegado un patinazo por culpa de una! Besotes!

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    1. Hola Gloria! si es que la lluvia nos une, y los colores del otoño. Creo que son lugares comunes para muchos.
      Desde luego hay que tener cuidado con las hojas secas, que resbalan. A mi de pequeño me encantaba correr y pisotearlas… ahora me he vuelto más prudente, jajajaja. 🙂
      Un abrazo!

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  14. Me encanta esto.
    una gama de colores preciosos y brillantes. La humedad no tenía las mismas connotaciones negativas aquí, la lluvia intensa tampoco y el color gris había desaparecido por completo de la escena dejando en su lugar un llamativo cuadro abstracto de colores vibrantes.
    Que lindo es el sentir y poderlo expresar así de esta manera como tu lo haces,Abrazos,Juanan.

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  15. Hola María,
    Que bonito eso que dices. Extraer así las frases les da otra connotación y casi parece como si no la hubiera escrito yo, jejejeje. Es curioso, un momento mágico, cuando lo que escribes deja de pertenecerte, se hace universal y llega a otras personas.
    No se bien como expresar lo que me has hecho sentir ahora… 🙂 yo también me quedo sin palabras, a veces.
    Un abrazo!!!

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  16. A mi la lluvia me cohíbe de salir, es un rollo y la última vez me puso el paraguas al revés cuando doblé por una esquina. Así que la lluvia para cuando me entirre en casa calentita, con un libro en las manos o con los cascos y escuchando música.
    En cuanto a lo curiosos que somos con lo ajeno y lo olvidadizos que nos volvemos, coincido contigo en ese anecdotizar lo cotidiano, un mala costumbre que la rutina de lo que vemos nos ha inculcado. Yo me sobresalté viendo a una pareja joven besarse con pasión en el autobús, así que no digo «ná».
    Un saludo!!

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  17. Hola Sonia, estoy contigo, la lluvia mejor cuando estás en casa seco con algo que leer o buena música. Es un momento melancólico pero mola mirar por la ventana y ver llover.
    Muy buena tu anécdota, es lógico que nos exaltemos con esas cosas, vivimos en una rutina tan feroz que ese tipo de demostraciones salen de lo común invadiendo nuestro confort, pero hay que superarlo. Jajajaja.
    Un abrazo

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