Hoy he tenido dos carreras, una de resistencia y una de obstáculos, una física y otra mental y en las dos he salido victorioso. Estoy muy contento, este domingo ha sido uno de esos días en lo que haces muchas cosas y casi todas bien así que no me voy a quejar, ni lo voy a decir muy alto no vaya a ser que algo se estropee. Quiero hacer referencia al comentario que puso Montserrat en el post de ayer para explicar un poco eso tan enigmático que os he dicho al principio de las dos carreras. Tanto en su comentario como en mi respuesta hablábamos de los temas de día, el cambio horario y la re-sintonización de los canales de la TDT y voy a retomar este post desde allí.
Ayer por la tarde, sábado, me acerqué con las niñas a ver a mis padres, a dar una vuelta a los abuelos como decimos nosotros. Mi padre, cuando me vio me dijo:
-Hola hijo, no te esperaba hoy, te esperaba mañana. -Y me miraba con esa cara de cordero degollado que se le da tan bien.
-¿A sí? -Respondí sinceramente, no sabía a qué venía aquello.
-Si hombre, por lo de la tele…. -Ahhhhh! ahora me acordaba, ya me había llamado hacía unos días para «recordarme lo de la TDT».
-¡Ay va!, es cierto. Bueno pues mañana me paso cuando baje de correr.
-Pero… -Casi no me dejó continuar. -¿A que hora vuelves de correr?
-Pues, como la semana pasada, sobre la una y media.. -La respuesta no le gustó demasiado, mi padre es muy transparente.
-Ya…, pero es que si vienes a esa hora, nos estropeas el aperitivo. -No podía creerlo, ya sabía yo de quién había heredado esta desfachatez.
En honor a la verdad, mi padre está intentado tirar de mi madre ya que ella está atravesando una época difícil, de esas en las que prefiere más casa que calle y pensar en sus cosas en lugar de airearse y ver mundo. Para mi padre, poder sacarla por la mañana a tomar unas cervezas con sus amigos era un triunfo pero yo no caí en ese momento, simplemente me pareció que estaba mirando por sus intereses solamente en detrimento de los míos, su particular técnico de televisión.
-Ah, ejem, bueno…. -No sabía si contestarle lo que se me pasaba por la cabeza o… -Vale, entonces me pasaré antes.
-¿A qué hora has dicho entonces? -Y dale con la auditoría.
-Sobre las once, imagino, si puedo antes, antes, y si no por la tarde. -Ahí fui tajante.
Antes de irme de su casa ya me había vuelto a preguntar un par de ocasiones por la hora… -Sobre las once, padre, sobre las once.
LA PRIMERA CARRERA
A eso de las 10:50, aprovechando que me había levantado pronto con lo del cambio horario, me acerqué a casa de mis padres, ahí estaba él, con los mandos listos (tienen dos televisiones, encima) y una sorpresa, sentada en el salón, junto a mi madre y sus rulos, estaba la vecina, ¡la vecina!. Ya ví la encerrona, al final iban a ser tres mandos y tres teles.
Me lo tomé lo mejor que pude, mandé a la vecina a su casa a que fuera encendiendo la tele y me puse manos a la obra, sintonización automática en las tres televisiones, pasillo arriba, pasillo abajo, puerta, descansillo, pasillo de la vecina, salón de la vecina y vuelta a empezar, a ver el progreso de la barra de sintonía en mis tres TVs. Y a cada paso que daba, ahí estaba mi padre, de pie, a mi espalda, iba del salón a la cocina y se me ponía delante, giraba el pasillo para volver al salón y otra vez ahí de pie.
-¡Papá!, quédate quieto en un sitio hombre, que te voy a llevar por delante.
Pero ni con esas, no puede, tiene que explicarme donde está cada mando, donde ha intentado él hacer el trabajo y donde…
-Calla un poco, papá!, que ya estoy en ello, relaja, relaja….
Y luego la vecina, gritando desde la puerta… -Ya está, la barra amarilla ya ha llegado al cien!!!!! -Ya voy -Yo también gritaba, claro -Pero muy importante, no toques nada, ahora pasooooo!!!!
Televisión una, lista, los canales re-sintonizados y en proceso de colocación de los canales, mis padres, detrás de mí repitiendo la letanía de siempre… La Uno en el uno, La Dos en el dos, Antena 3 en el tres, Cuatro en el cuatro….. y así…. y luego los canales infantiles, que si no las niñas empiezan a tocar y….
-Que sí!, que os los voy a poner como los teníais, vamos, como los tiene todo el mundo… La Uno en el uno, La Dos en el dos, Antena 3 en el tres, Cuatro en el cuatro….. y así.
Una vez la tele uno estuvo Ok, con los canales colocaditos le tocó el turno a la de la cocina, al levantarme de la silla y enfilar el pasillo me tropecé de nuevo con mi padre. -Pero!!!! -Dame pacienciaaaaaa.
La tele de la cocina ha sido imposible, no ordena. Le dije a mi padre que tenía prisa y que en un par de días volvía, que me preparase las instrucciones de la tele para ir a lo hecho y corriendo a casa de la vecina. Ahí tuve más suerte, se pudieron colocar bien a la primera aunque a ella solo le interesaba que pudiera ver Telecinco. -Hasta luego, guapa -Muchas gracias, hijo… ¿que haríamos nosotros sin ti? Pero yo iba volando ya por el descansillo a coger mis cosas que tenía clase de running.. Al entrar en mi casa, mi padre otra vez en mitad del pasillo con las instrucciónes de la televisión Grundig de la cocina, le miré a los ojos y… -Hoy no papá, que tengo mucha prisa, mañana. Dos besos a cada uno y salí por pies, que estrés. La carrera de obstáculos había terminado.
LA SEGUNDA CARRERA
Llegué a continuación a El Retiro con el tiempo justo, un poco acelerado y ya cansado. Hoy tocaba reto final del curso de running y sabía que algo nos tenían preparado. Una meta (de nuevo), un reto, un objetivo a superar, dar una vuelta completa al parque, cerca de cuatro kilómetros, en el menor tiempo posible.
Y lo he hecho, he cumplido el objetivo (de nuevo), he hecho mi carrera, he salido de liebre del grupo, porque la entrenadora se quedaba la última para ir recogiendo a los «caídos», y he empezado a trotar, a trotar y he ido dejando a mis compañeros detrás, no he sido consciente, yo solo quería tirar p’alante, esquivar a todas las personas que me iba encontrando, que no eran pocas, y no encontrarme con mi padre plantado ahí en medio del camino. Mientras corría, mi cabeza se iba relajando, olvidando la carrera anterior y trataba de acompasar la respiración y el movimiento de las piernas. No me he cansado demasiado, he visualizado completamente la carrera y sabía en todo momento por donde iba y cuanto faltaba, el parque lo conozco, así que tampoco era tan difícil. Al enfilar la última recta, he tenido fuerzas aún para acelerar un poco el ritmo y llegar en unos cómodos 20 minutos al final de mi camino. Teniendo en cuenta que nuestra entrenadora nos calculaba el ritmo para hacer unos 23 o 25 minutos, creo que lo he hecho muy bien.
Y ahí me he quedando, respirando, andando y boqueando hasta que ha aparecido mi siguiente compañera, cerca de un minuto después que yo. Me ha hecho ilusión verla, y verlos llegar a todos con esas caras de «lo he conseguido», «si se puede». Han ido llegando todos y nos hemos felicitado, nuestra entrenadora nos ha regalado un vale para un masaje osteopático valorado en unos 40 euros y nos hemos despedido. Unos, yo, por ejemplo, con la promesa de reengancharnos al grupo del siguiente nivel a partir del domingo que viene, otros, pensándoselo aún. Y una compañera, aquejada de dolor en la rodilla, llorando y disgustada porque quería seguir y no puede, a la espera de que le digan si está lesionada y el alcance. Yo espero verla pronto.
Terminada la segunda carrera, he vuelto caminando a casa con la sensación de haber crecido, es una sensación rara, me notaba más alto, más erguido, más importante. Había superado un reto físico, y eso estaba genial, yo me sentía genial, nada me podía parar.
Ahora, ya no me siento así, me duelen un poco las piernas y seguro que mañana tengo agujetas, pero oye, que me quiten lo «bailao».
Hasta mañana,
J
La verdad… todo un reto, y muchas ganas de superación. Y lo de la tele nos pasa a todos, pero yo ahora que ando fuera me pregunto ¿ufff, quien les arreglara la tdt?, pero seguro que espabilan, son mayores pero no tontos, seguro que el hijo del vecino pasa a tomar un café después de comer y hace el mismo favor que tu a la vecina. be happy y mucho ánimo
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Hola Carlos, si, la verdad es que ultimamente tengo muchas ganas de superación y sobre todo muchas ganas de movimiento, debe ser la crisis de los 40…. no se, porque nunca me había importado el deporte lo mas mínimo… Y lo que dices de los padres, se buscan las mañas, si no es uno será otro y si no es un vecino es el del servicio técnico. Un abrazo!!
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Retos superados!!!! Claro que si, tu todo lo que te propongas lo consigues!!!
Por cierto me he reido mucho imaginandote pasillo arriba, pasillo abajo y tu padre detrás, mientras la vecina llamandote!! Que bueno!! Un bsin guapetón!! 😉
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Hola Yoli, sabes una cosa? nunca había pensado que pudiera conseguir nada pero últimamente cada vez tengo más confianza y mas fuerza, debe ser que me hago mayor o que me hago más consciente de mis posibilidades. Me alegro que te hayas reído, la verdad es que ha sido cómico.
Un abrazo!!!
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Dios mi madre!!! Supongo q habra algun alma piadosa q le sintonice la tele,como t dije ayer soy inutil total y absolutamente desinteresado en el tema.pero t cuento un secreto en mi casa no hemos tocao na d na y se ve como siempre..eso si echan las mismas tonterias.
Ahora q sabes correr cuando veas a tu papa y la vecina com el mando corrrrreeeeee
Q grande eres mi Juan
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Jajajajaja, Mipe, ya te digo yo que esto no ha acabado aquí, ya veras como mi padre me llama en un par de días para que pasa a verle la tele de la cocina, y me esperará en la puerta con las instrucciones preparadas. El es así.
Un abrazo!!!!
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Tu has tenido más suerte que yo Juanan. Mi padre tiene 82 años y vive conmigo. En mi casa hay cuatro televisiones, una en cada habitación. Tres televisores los he sintonizado y ordenado sin problemas en 15 minutos. Pero hay uno que se me ha resistido, el que está en el salón y el que todos vemos habitualmente. Este televisor es muy complicado de sintonizar. Tengo que numerar yo los canales y no me deja porque que en la sintonización automática ya se le da un numero a cada canal al hacerlo yo tengo que darles otros diferentes porque si no, no los admite para poder ordenarlo como tu dices la 1 en la 1…etc. Y ordenarlo pero de forma muy complicada total que está me ha costado más de hora y media. Bueno, para hacer esto he aprovechado que mi padre se había marchado a dar una vuelta. Todo comprobado y listo. Cuando ha subido a casa para ver el futbol yo le digo toda orgullosa, ya lo tienes todo hecho, puedes ver lo que quieras. ¡¡¡¡¡¡ yo no se que ha hecho, pero no habían pasado ni tres minutos que me dice: ¡Esto lo has hecho mal!. Digo yo, pero si he comprobado y se veía todo. El veía los canales de radio. Y los del televisor había desaparecido. Pero desaparecido del dial, no estaban. Pero ni uno. Ha ido pulsando de uno en uno y los borrado todos. Yo creo que has debido de oírme desde Madrid y eso que yo estoy en Zaragoza. Dios. Ya sabes que me ha tocado, volver otra vez. Pero oyéndome de mi señor padre. » Es que lo has hecho mal, yo no he tocado nada», muy típico. Yo antes culpaba a mi hijo de cosas que luego he descubierto que el pobre no había hecho. Pero cuando alguien dice: «Yo no he tocado nada» tate, es seguro que lo ha tocado. Solo pido que Dios me de paciencia.
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Jajajajaj, Monte, perdona que me ría, pero es que tenemos que unirnos y sacar el buen rollo de esto. La verdad es que tenemos que estar ahí y soportar algunas cosas que, bueno, ya habrán soportado ellos antes de nosotros. Pobres. Lo has contado de una forma muy graciosa, pero te entiendo, es vuelven como niños y tratan de echar balones fuera, ellos nunca tienen la culpa.
Te mando toda la paciencia del mundo en el AVE Madrid-Zaragoza que es lo más rapido
Un abrazo!!!!, 😉
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