Bendita ecología

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Cuando se habla de cultivos ecológicos, los que somos muy de ciudad, solemos torcer el ceño y mirar para otro lado. Somos bastante descreídos y acostumbramos a pensar que esto no es mas que una nueva práctica para vendernos frutas y verduras más feas y más caras. La ecología vive un auge importante en nuestros días, se lucha a diario por que los productos que lleguen a nuestra mesa sean más naturales, más orgánicos y más saludables. Y ya os digo, que a los que somos muy urbanitas, que casi creemos que la fruta nace y crece en bandejas del Carrefour, esto nos suele sonar bastante a chino.

Parece evidente que se quiera que los productos de los que nos alimentamos sean buenos y beneficiosos, pero claro, hay tanta proliferación de lo natural que uno llega a plantearse si lo que ha estado comiendo hasta ahora no es más que porquería. -«Los tomates ya no saben a tomates» -dicen algunos entendidos que se acuerdan del sabor de un buen tomate del pueblo. Yo también los recuerdo, rojos y vibrantes, olorosos e intensos. ¿Y donde están ahora? Puede debe ser que se han extinguido porque los se venden en las fruterías de Madrid no son iguales. Aún me acuerdo cuando un tomate era un tomate, así de sencillo y de práctico. Ahora un tomate puede ser, tomate de ensalada, tomate de bola, tomate de pera, tomate raf, tomate cherry, tomate «pata negra»…. Y a cual más caro. Cuanto más caro el tomate, mejor es, o eso es lo que nos dicen. Ahora, además, puedes tener todos esos mismos tomates, pero ecológicos.

Realmente he tenido que investigar aquello de los cultivos ecológicos porque me estaba poniendo un poco tenso. ¿Que coño están haciendo con nosotros? ¿No vienen todos los tomates del mismo sitio? Pues va a ser que no. Los tomates normales, los básicos y no ecológicos, se cultivan de una manera muy peligrosa, se escogen por su tamaño y forma, se desechan los feos y se preparan para el consumo generalizado. Los consumidores nos hemos acostumbrado a comer por los ojos, nos gustan las formas rotundas, similares, bonitas y la fruta de origen no lo es. Pero da igual que compremos en bandejas envasadas o a granel, siempre buscamos la belleza de la pieza. Nos hemos vuelto así de estúpidos, o nos han vuelto así, yo no soy nadie para buscar culpables pero yo compro lo que hay, si los tomates son todos bonitos, pues me tendré que llevar esos, si fueran feos, pues los feos. El consumo agrícola masivo es lo que conlleva, una regulación propia, una sobre-explotación de los recursos y unos medios de distribución dedicados a ganar dinero a expuertas a costa de los agricultores y de los consumidores. Cuanta más producción, mas beneficio para los intermediarios.

Como contrapartida a este tipo de agricultura, surgió hace años una vuelta a los orígenes, a intentar hacer las cosas como antes y a tratar las materias primas y el terreno con más mimo. Los cultivos ecológicos se caracterizan por no utilizar productos químicos de síntesis ni organismos genéticamente modificados ni como abono, ni para combatir plagas. Así se busca una optimización de los recursos naturales, se preserva la fertilidad de los terrenos y se es mas respetuoso con el medio ambiente. Sobre el papel parece bueno pero no podemos llevarnos a engaño, esto también es un negocio, y hasta puede ser un gran negocio que recibe ayuda y subvenciones. Como decía, la ecología está de moda y se fomenta. Las ayudas no van a llegar a un explotador agrícola pequeño que tenga sus huertas y las trabaje de forma artesana y manual. Los que se van a enriquecer son los grandes latifundistas que tienen medios para cambiar el modelo productivo al que toque. Qué ahora la palma se la llevan los cultivos ecológicos, pues nos hacemos ecológicos. Me gustaría saber cuanto de sostenible y de respetuosas son esas explotaciones.

Puede que el futuro sea la rebelión de las verduras, que los pequeños agricultores y ganaderos que trabajan sus tierras de forma natural, sin pesticidas y sin transgénicos busquen su negocio en cadenas de alimentación o en mercados de venta directa al consumidor, así todo el beneficio será de ellos. Pero esto requiere inversión, cuidado y capacidad.

Pero mientras ese momento llega, habrá que ir depurando la cadena de abastecimiento, o si no, que se lo digan a esa familia londinense que se ha comprado unos plátanos que cultivo ecológico que les han llegado con larvas de araña. Pero no de unas arañas cualesquiera, sino de la famosa araña del plátano (Phoneutria nigriventer), una arañita proveniente de Brasíl, que puede alcanzar unos cinco centímetros de «estatura» y que está considerada el arácnido más tóxico del mundo, capaz de matar con su picadura a un adulto en un plazo no superior a dos horas. Una joya, vamos. A la familia de Londres, que se dieron cuenta de la presencia de esos insectos porque se les desparramaron por la encimera de su cocina, han tenido que sacarlos de casa, alojarlos en un hotel y fumigarles su hogar y sus pertenencias. Poca broma con eso.

Alarmante ¿no? Mientras reflexionamos sobre ello yo lo voy a ir dejando, que ahora me pica todo.

Hasta mañana,

J

4 respuestas a “Bendita ecología

  1. No hace mucho un amigo me invito a comer perdon a cenar en un sitio q ni conocia ni siquiera me habia comentado nadie,el lugar se llama MAMA CAMPO..esta en la calle trafalgar..en madrid.s los productos son»naturales»
    Es un restaurante donde todo es ecologico,tiene tienda de enlatados y productos para llevar
    Hay menu para niños.
    Es carito pero tiene sabores q traen buenos recuerdos.
    Grande y bien alimentado
    Mi juan.
    Yo mas del mercadona

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    1. Jajajajaja, o del Ahorramás? Habrá que echarle un vistazo a esa Mama Campo de la que hablas. Si realmente la agricultura ecológica existe, no es un mito y hay muchos sitios profesionalizándose en ello, es un negocio como otro cualquiera. Han generado en nosotros la necesidad de dejar de consumir lo habitual y empezar a hacerlo con productos mas naturales y con un proceso de elaboracion mas cuidado, eso no es malo. Siempre que la calidad y el precio se adecuen. Lo que me molesta un poco de esto es que estos productos se vendan a veces como delicatessen cuando a lo mejor no lo son. Pueden ser productos ecológicos pero no ser ni buenos. No nos debemos dejar guiar por las etiquetas.
      Un abrazo con tomate ecológico, Mipe. Como en la tomatina de Buñol!!

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  2. Tu sabes donde vivo, esto es como un pueblo, y en la barriada en la que estoy, más pueblo todavia, en verano salen las vecinas con las sillas a la puerta!! Una amiga me dice que no soy nada sociable, que deberia sacar mi silla tmb y unirme a ellas… yo… no me veo… nooo, bueno, el caso es que en este «pueblo» todavia vienen con la «flagoneta» vendiendo fruta y como no toda clases de verduras y tomates, y si… alguna vez los compré, porque son de su propio huerto, si son ecologicos o no, pues no lo se, pero que están mejor que los de los supermercados, pues si, nada que ver, debe ser porque no pasan tanto tiempo hasta que llega a nuestras manos, están recién cogidos. Un bsin guapetón!! 😉

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  3. Hola Yoli, tienes mucha razon en lo que dices, es posible que esas verduras y hortalizas que compras de un huerto privado no sean ecológicas, que estén tratadas con fertilizantes sintéticos pero la producción está controlada. Lo verdaderamente perjudicial son todas esos transgénicos y productos de factorías inmensas donde crean fruta a la carta durante todo el año. La fruta, las verduras y las hortalizas siempre han sido de temporada, pero ahora puedes encontrar cualquier tipo de ellas de cámara o de vivero. Es una diferencia abismal. La producción masiva cubre la necesidad de consumo para grandes superficies y para los consumidores que nos conformamos con eso pero no es natural. Una pena.
    Un abrazo, y anda, salte un día con la silla a la calle, a enterarte de lo que se cuece por ahí.
    😉

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