Antes de nada tengo que reconocer que soy un tipo afortunado por el simple hecho de tener un trabajo en los tiempos que corren. Hasta ahora he ido capeando esta etapa de crisis con altibajos e incertidumbre pero siempre saliendo a flote y eso se merece, como mínimo, no quejarse en demasía de todo lo relativo a esa faceta, pero, ya se sabe, somos como somos y nunca estamos contentos del todo.
Esa sensación de inconformidad debe ser parte del ser humano, algo inherente a nosotros que nos hace estar casi siempre a disgusto con la parcela laboral, si no es por las tareas es por el sueldo y si no por el entorno o por los compañeros, o por la ausencia de ellos. Aunque lo realmente sorprendente es la capacidad que tenemos para quejarnos de todo y, por el contrario, la incapacidad de intentar cambiar las cosas. Es mucho mejor criticar que actuar. Lo digo por experiencia, que a mí me encanta criticar…
Hoy es viernes, y por lo tanto el último día de trabajo de la semana, por lo menos para mí, y lo hemos afrontado en general con una mezcla de sensaciones. Por un lado, ha sido un día duro, todos los viernes lo son, con agobios y problemas pero por otro, nos ha pillado con una sensación de tontuna en el cuerpo que nos hacía estar especialmente chispeantes y graciosos. Nos hemos reído de todo, hemos hecho burla de situaciones, hemos hablado, canturreado y mamoneado. Por esa parte no hay quejas. Y menos mal, porque si hubiera sido todo tan intenso como la parte más laboral…. habríamos acabado todos jodidos.
Hoy teníamos espíritu de fiesta y actitud positiva, estábamos anticipando el fin de semana y llevábamos la sensación de querer acabar pronto para pasar a otra cosa escrita en la frente. Las horas han pasado como han pasado, lentas o rápidas dependiendo de cada uno y de los marrones que debía afrontar, que no han sido pocos. Muchas caras con sonrisa se han congelado y muchas caras congeladas han estallado en carcajadas. Vamos, un circo.
Y yo, en medio de todas esas sensaciones he llegado al final de la jornada con la satisfacción de haber terminado todo lo que tenía que hacer, con la alegría correspondiente a los días libres por delante y la tranquilidad que queda en el cuerpo por el trabajo bien hecho. Puede sonar cursi, pero así ha sido, estoy satisfecho del día. Podría no haberlo estado, podría haber pensado mas en las cosas que pasaban y en los problemas que aún no han encontrado solución, pero… han llegado las tres de la tarde y he salido pitando.
Y es que si hay un secreto para esto es saber que el trabajo es muy importante, mucho, y que tenemos que ser responsables y leales, comprometidos y trabajadores pero que, a fin de cuentas, es un trabajo. Nosotros, mis compañeros y yo, no somos dueños de la empresa, ni somos accionistas, ni somos socios, tenemos un contrato con una contraprestación económica, unas cabezas bien amuebladas y una capacidad de trabajo grande. Hasta ahí. Las cosas del trabajo, se quedan en el trabajo.
Ahí se han quedado, aparcadas hasta el lunes, las risas y las bromas. También se han quedado pendientes de solución algunos problemas técnicos y otros menos técnicos. Y nosotros a lo nuestro, a disfrutar de la otra vida, de la personal, que nos lo hemos ganado. Se que para algunas personas es imposible desconectar del todo o de parte pero hay que hacer el esfuerzo. No merece la pena ser más comprometido que la gente que se lleva los beneficios, no hay por qué, y mucho menos permitir que cosas que escapan a tu acción te quiten el sueño.
Es una lección sencilla de decir y difícil de aceptar. A mi, siendo sincero, me viene de serie y por lo tanto no me cuesta ningún esfuerzo. Cuando trabajo, trabajo concentrado y dedicado, pero cuando no trabajo, no trabajo. Disfruto de la familia, de los amigos o de la tranquilidad de la soledad con una peli y el sofá. Como me dijeron hace poco en un curso, «cíñete a tus responsabilidades». Claro que sí, cada uno a lo nuestro y que cada cual atienda a su cuota de implicación. No merece la pena generarte más angustia de la necesaria por el dinero de otros, ellos no lo harán con el tuyo.
No pretendo que creáis que esto es cuestión de egoísmo, aunque parezca eso mismo, es una cuestión de prioridades. Cuando trabajes, trabaja y cuando descanses, descansa, el cuerpo y la mente. Y en días como hoy, viernes, además disfruta de tu tiempo libre.
Hasta mañana,
J
Q envidia me das amigo.
Acabo de dejarte en el patio de nuestra casa.(q es particular ) y leo tu post,me encantaria tener la capacidad para desengancharme q tienes tu,pero ni muchisimo menos.
Jamas lo he conseguido.
Solo desengancho cuando hago alguna actividad fisica.
Asi es la vida..al menos la mia
Disfruta del finde.
Grande mi juan.
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Eso forma parte del caracter, yo tengo mucha facilidad para desconectar de todo, de lo bueno y de lo malo. Me centro en un asunto, lo hago y lo archivo. Y a otra cosa….
Como me gusta verte por aqui, cuidate Mipe.
Un abrazo
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Totalmente de acuerdo contigo. Un abrazo.
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Me alegro Txaro. Hay que desconectar, es vital.
Un abrazo y buen finde
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Es curioso, pero cuando haces algo mas te lo recriminan escudándose en ese «ciñete a tus responsabilidades» y si no lo haces, te dicen que te falta implicación …
Quizás lo mejor sea como dices echar el cierre con el horario y con la misma seriedad que abrimos el chiringuito.
un saludo
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Es verdad, hay una línea muy fina entre lo que se debe y no se debe hacer a nivel laboral, depende de la compañía y de las personas que haya implicadas pero esta ahí y a veces no es fácil acertar. En el trabajo tenemos que ser serios y competentes pero no extralimitarnos en funciones y reacciones que no nos corresponden.
Un abrazo y gracias por pasarte y comentar
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Desconectar del curro… no todo el mundo tiene esa facilidad, pero me alegro que tu lo hagas, di que sí, disfruta tu tiempo libre para hacer lo que te apetezca!! Un bsin guapetón!! 😉
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Hola Yoli, a mí no me cuesta. Me implico al máximo pero cuando me voy, me voy. Las cosas se dejan apartadas hasta el lunes y listo. Mi cabeza y mi familia me lo agradecen.
En el caso de los autónomos es mucho más complicado porque son sus propios jefes 24 horas al día pero tienen que intentar separar los momentos, familiar y laboral.
Un abrazo
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Totalmente de acuerdo aunque en mi caso sigue siendo una asignatura pendiente. Ser capaz de desconectar. Siempre me costó horrores.
Buen fin de semana Juanan 😀
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Hola Laura, pues hay que tratar de esforzarse, separa el terreno laboral del personal es necesario, aunque solo sea por salud mental.
Un abrazo
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