Lo de siempre

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Hay una cosa de la que intentamos huir a diario pero en la que todos incurrimos, la rutina. Es inevitable tener la sensación de que todos los días son iguales, la misma monotonía con la que hacemos todo, me levanto, me ducho, me visto, desayuno, me voy al trabajo, trabajo, trabajo, trabajo, de vuelta a casa, la familia, a la cama y vuelta a empezar y en efecto, son actos rutinarios y vistos así, relacionados en una lista de tareas a cumplir, suenan de lo menos apetecible.

¿Sabias que el cerebro, que es muy listo, tiende a borrar todos esos momentos rutinarios? Si, todos esos en los que se hace lo mismo siempre…. Imagino que a los que conducís os habrá pasado alguna vez aquello de llegar de casa al trabajo, o viceversa, y no haber sido conscientes. Esa sensación es desagradable, no saber por donde has venido o no tener memoria a corto plazo. Es raro encontrarse en el lugar de destino con esa sensación de «no se como he llegado aquí». Y eso es porque el cerebro lo ha desechado. Los desplazamientos constantes son a veces tan conocidos, tan monótonos, que simplemente se realizan sin esfuerzo, y todo acto de este tipo es descartado.

Nuestra mente es así, no se quiere llenar con cosas similares, solo lo nuevo tiene cabida. Otra cosa que seguro que habéis vivido es la inseguridad de si habéis hecho algo diario o no, apagar el coche con el mando, coger la fruta y guardarla en la mochila, apagar la luz antes de salir de casa…. En gran medida, todas estas acciones forman parte de nuestra rutina diaria, se hacen y desaparecen sin dejar huella en cuestión de segundos. Yo reconozco que con lo de apagar el coche tengo una lucha abierta, casi todos los días salgo del coche, cojo la bandolera y la acreditación del trabajo, apago el coche con el mando a distancia y camino fuera del garaje. No pasan ni una decena de pasos cuando tengo que volver la cabeza a mirar o comprobar pulsando de nuevo el mando que el coche está cerrado. Y siempre lo está. En definitiva, otro acto desaparecido, por cansino.

Para «curarme» de esto del coche, últimamente me ha dado por decirme a media voz… coche apagado…. y sigo con mi vida. Puede resultar sorprendente esto que os cuento pero es efectivo, con esa indicación mi cerebro reacciona y no me machaca diciéndome por lo bajito…. vuelve a mirar, anda, vuelve a mirar…. O a lo mejor no es mi mente, sino que estoy empezando a chochear, que todo es probable.

Por lo tanto, hay que huir de la rutina de los actos cotidianos para estar más despierto. Tu cabeza te lo va a agradecer y no te va a dar este tipo de sorpresas.

Por otro lado, reconozco que a veces la rutina es confortable, no salirse del guión establecido puede dar una sensación de seguridad, sobre todo a gente muy calculadora o personas a las que les gusta tener todo atado y controlado. Eso va a depender en gran medida en el carácter que tengamos cada uno.

Volviendo a la rutina general, la del guión diario que es la que nos hace tener la sensación de estancamiento y que provoca que nuestros días se pasen mucho más rápido de lo que en realidad están discurriendo. Esa monotonía que nos apelmaza es la que tenemos que tratar de romper con las cosas cotidianas para que no sea un lastre. Estamos de acuerdo en que la vida es así, una sucesión de cosas que te llevan de la cama a la cama…. pero en nuestra mano está «aderezarla».

¿Y como podemos hacerlo, listo? -Me preguntan por ahí.

Pues es mucho más sencillo de lo que parece, la diferencia está en introducir cambios…. Cambio, esa palabra que a muchos les puede agobiar…. pero sí, es necesario. Unos ejemplos para ilustrar este cuento:

Alterar la ruta de camino a casa es un buen comienzo, si tienes varios caminos por los que venir, escoge cada día uno.

Acostumbrarte a mirar es muy sano. A veces vamos por la calle metidos en nuestros pensamientos y no vemos lo que pasa alrededor. Se un poco más abierto, observa a la gente, mira los edificios, empápate de lo que te rodea.

Busca otros estímulos externos como hablar con otras personas, escuchar música, hacer deporte, realizar en solitario tareas que sueles hacer acompañado y al contrario, realizar tareas acompañado, de esas que te gusta hacer en solitario….

Creo que a grandes rasgos está todo dicho, pero acepto que vayais añadiendo lo que os apetezca. Recordad que la mayoría de las cosas que nos pasan y de las cuales renegamos, nos suceden por nuestra culpa. Así que no os dejéis llevar por el murmullo de la monotonía e introducir pequeñas modificaciones, es sencillo.

Hasta mañana,

J

 

11 respuestas a “Lo de siempre

  1. La rutina… un rollo, pero ahí está y cuando haces algo diferente hasta te sientes mejor!! Aunque solo sea tomar un café de vez en cuando con algún amig@. Esas pequeñas cosas que hace cambiar el día, bienvenidas sean!! 😉

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  2. Muy cierta la forma de operar el cerebro borrando los momentos de rutina. A veces me ha pasado de ir a trabajar en coche. Llegar al trabajo y no tender la sensación clara de todo el recorrido…. de las tantas veces que lo hice.

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    1. Eso es, el cerebro elimina esos momentos cotidianos por lo rutinarios que son, los identifica como ya vividos y los desecha, de ahí también que tengamos la sensación de que el dia se pasa volando.
      Por eso tenemos que innovar, si no queremos perdernos nada.
      Un abrazo

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    1. Me alegro que te guste, Winifred. Lo hago con la mejor intención así que si os saco una sonrisa y una reflexión, mejor que mejor.
      A innovar entonces, para que todo sea nuevo, en la medida de lo posible.
      Gracias por pasarte y comentar.
      Un abrazo

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  3. Pues como no tengo coche, no se me olvida …
    Lo que si es lamentable es que el «sistema de vida» impuesto por este tipo de sociedad moderna en la que vivimos, nos limita mucho la capacidad de improvisación, sobretodo por falta de tiempo.
    Y pienso que hay que ser egoista con la gestión de nuestras 24h y empezar a pensar mas en nosostros mismos, y menos en los demas quehaceres.
    un saludo

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  4. Tienes razón Waspy, estamos absortos por la vida, que le vamos a hacer, pero yo creo que si tenemos margen de maniobra. Las cosas que comento son completamente compatibles con el día a día. Hoy por ejemplo, mientras iba a trabajar me he fijado en una fachada por la que paso a diario y me he dado cuenta de que había un letrero enorme…. Es un poco a lo que me refería, no miramos. Vamos por la vida como los burros, haciendo siempre lo mismo.
    Hay que salir de ahí en la medida de nuestras posibilidades.
    Un abrazo

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  5. El constante estres al que estamos sometidos por el tipo de vida y las obligaciones contraídas voluntariamente nos merman la capacidad de vive el momento. Estoy contigo en que hay que intentar abstraer la esencia de lo cotidiano, ver mas allá de muestras orejeras.
    salu2

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