«Todo el mundo, en algún momento, deja atrás a alguien. Hágalo o será a usted a quien dejen atrás».
Esta frase tan estupenda la escuché ayer en una de las series que estoy siguiendo últimamente. Yo soy mucho de series, me gusta seguir la trama y encariñarme con los personajes, ver como evolucionan y como se transforman, como se interrelacionan y como sus personalidades se potencian con las decisiones que toman y con las circunstancias que los guionistas les hacen atravesar. Me parece mejor tragarme un capitulo diario de una de mis series que ver una película de dos horas, con su principio, su nudo y su desenlace. Reconozco que me he vuelto vago. De vez en cuando veo películas, claro, pero no es lo mismo.
Las series de hoy en día son muy completas y algunas tienen una producción envidiable, unos actores y actrices de primer nivel y una repercusión global. Todo un chollo para la industria televisiva, que está viviendo unos días dorados. Hace años nadie en su sano juicio quería hacer televisión, las estrellas estaban a otra cosa, el teatro (por convicción) y el cine (por presencia e ingresos). Pero las cosas cambiaron poco a poco y las tortilla se ha dado la vuelta, ahora los ingresos y la presencia están en la tele, y los premios y el prestigio.
Dejando a un lado que soy un total forofo y defensor del cine por entregas, quiero centrarme en la frase con la que he abierto este post. Me parece genial y por ello me he propuesto reflexionar hoy en torno a ella. Creo que la verdadera madurez del ser humano, la madurez en el buen sentido, no en el peyorativo de vejez y carnes blandas, se alcanza cuando eres capaz de aceptar que las cosas suceden a pesar nuestro, que no somos el centro sobre el que gira la vida y que la gente pasa a nuestro lado, unos se quedan y otros pasan de largo. Y que no pasa nada.
Es un error mitificar la relaciones, creer que todo va a durar para siempre. Ni la AMISTAD, ni el AMOR, ni la PAREJA están hechos para perdurar, eso solo ocurre en la películas, que después de un metraje limitado, los protagonistas viven felices por siempre jamás, los amigos son eternos y el amor triunfa por doquier. Bien pensado, esos finales son los que todos deseamos, un fundido en negro en plenitud y un precioso y emocionante «THE END» con música.
No quiero que me malinterpretéis, seguramente hay amigos, parejas y estados de enajenación amorosa que duran y perduran hasta el infinito y más allá. Y eso está muy bien. Pero a lo que voy, es que no tenemos que temer la fecha de caducidad. No hay razón para obsesionarse con el final, hay que disfrutar con el momento, como si fuera el último, regarlo a diario para que florezca renovado cada mañana, cultivar las relaciones para que crezcan sanas y fuertes y curarlas con todo nuestro ser y nuestro corazón. Pero, cuando alguna de estas relaciones se marchita, se agosta, se mueren, hay que saber pasar página. Duele, en unos casos más que en otros. Escuece, a veces sí, a veces no. Atormenta, seguro. Pero tenemos la capacidad de resurgir, de agarrarnos a lo que todavía está en pie, levantar la cabeza, apretar los dientes y seguir.
Necesitaremos nuestro luto, desde luego, es, incluso sano, pero no podemos permitirnos el lujo de dejarnos cubrir por el negro…(esto ha quedado guarro, lo se). Y una vez finalizado, una vez superada la traumática experiencia, debemos dejar a un lado el rencor, que lo único que hace es ensombrecer, no ayuda. Y si queremos buscar culpables, debemos ser valientes y pensar en nuestra parte, en lo que hemos hecho bien, o mal, o lo que no hemos hecho.
Volviendo al principio para ir terminado, si echamos la vista atrás, todos somos conscientes de las personas que hemos dejado por el camino. De esos amigos, de esas parejas que un día desaparecieron de nuestras vidas, que se desdibujaron entre la penumbra de un atardecer ya lejano. Personas, al fin y al cabo que cumplieron su cometido en nuestras vidas y que ahora están cumpliéndolo en otras. Si os paráis a pensar, esto que acabo de decir es precioso.
Y recíproco, porque, tal vez, nosotros mismos somos los rostros que se desdibujan en los ecos de la memoria de alguien, a lo mejor somos a los que han dejado atrás, los que hemos cumplido con nuestra tarea y los que estamos a lo que estamos en la vida de otros. La vida es así, un ir y venir. Un mezclarse y diluirse. Un principio y un final. Y esto es parte de lo maravilloso de la vida, no te niegues el derecho a vivirla, a olvidar, a superarte.
Si aún no ha quedado claro, aquí os dejo este vídeo de The Doors, con una de mis canciones favoritas, y que viene como anillo al dedo a todo lo que he dicho.
Y, por supuesto, después de todo lo que has leído y escuchado, no te niegues el derecho a comentar este post, a difundir tu opinión, a dejarte oir….
Hasta pronto,
J
Que glamour hay en esto? 
En la línea de las series y películas, esta tarde vi la última versión de superman y al hilo de tus reflexiones de hoy, me acuerdo de «Jor-el» (el super padre de kalel), cuya conciencia vive e interactúa.
Bueno, ya sé que es ficción, pero molaría mucho que las personas que se nos van evolucionaran a algo parecido. En fin, sólo es una apreciación, un poco friqui, pero bueno. jeje…
El mensaje que transmites es muy positivo y llevas más razón que un santo. Hay un dicho muy popular que dice «a vivir que son dos días!!»…jajaja…. Pues lo dicho, siempre hay que seguir hacia adelante, que detrás de nosotros los peques van empujando, saludos!!
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Hola Sonia, Si que sería bueno eso que comentas, de conciencias que interactuan, pero solo en algunos casos, hay personas que se merecen quedar atrás, aunque hayan sido importantes en su periodo…. Tal vez hay que dejar el pasado donde está, y aprovechar esos avatares para las personas que verdaderamente importan, con mayúsculas. Muy chula esa apreciación, muy friki, como nosotros, jejejeje, Un abrazo
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Caminante no hay camino se hace camino al andar………..
andando…y …andando siempre dejamos cosas atras…unas por gusto y otras por circustancias…….
Golpe a golpe se talla la madera se esculpe el marmol y golpe a golpe se forja la vida.
Pero al final todos encontramos nuestra playa.
Vamos a por la nuestra mi juan.
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En eso estamos «Mipe», siempre buscando nuestra playa. Y la gente que se queda por el camino, algunos nos alcanzarán cuando estemos tirados tomando el sol y hablando de lo divino y de lo humano, y como no, siempre quedará un chiringuito con cervezas para brindar por todos aquellos que no llegaron. Un abrazo
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Una gran reflexión. Es cierto que todo tiene un fin. Que en la vida conoces gente, pasas por ella como en una serie de las que nos gusta deleitarnos de vez en cuando.Con nuevas temporadas en las que cambian de personajes, de trama, de escenarios…así es la vida, una farsa en la que, a veces, te gustaría quedarte, y otras dejar atrás, pero siempre que te acompañen algunos actores que tú has creado por el camino. Pequeños y Pequeñas que crecen en tu vida como parte de Ti mismo con su propio guión. Unas vida que siempre quedará sea cual sea el formato que exista Beta, VHS, Digital…Algunos dejan una huella imborrable, como incunables cuyo valor es imposible de cifrar. Tú, amigo, eres uno de ellos. Sigue reflexionando y dándonos guiones con los que disfrutar…y…nuevas temporadas
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¡Qué bonito y que bien hilado! Las series, la reflexiones y los sentimientos. Me ha emocionado como lo has reflejado todo, con comentarios así me animas a seguir adelante, dando guerra. Un abrazo.
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Que razón llevas!! Y así es, unos vienen y otros se van!! Como la vida misma, y todos los que pasen por ella, (la tuya) para bien o para mal, algo habrá significado… me encantita tu reflexión, me encantita las series y por supuesto me encantita the Doors, buena elección!! Cuidate campeón!! 😉
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Y lo mejor de todo esto, Yoli, es que es nuestra mano está volver a retomar las relaciones pasadas. Es cierto que la mayoría han significado algo, incluso algo importante y si se han dejado atrás, en muchos casos es debido a las circunstancias, a la dejadez o a la vida misma, que nos lleva por donde quiere. Un beso y dentro de muy poco achuchones varios!!!!
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Ya te lo dije… te estás haciendo mayor.
Yo no puedo estas de acuerdo con esa frase. Si bien es cierto que muchas veces las relaciones, del tipo que sean, terminan, porque tomar la iniciativa?
Las relaciones se van transformando con el paso del tiempo y de las circunstancias. Algunas evolucionan y otras no. Quizas lo que hay que entender es eso precisamente, que ocurren muchas cosas e inciden muchos factores en la vida y hay que adaptarse. Por ejemplo, los primeros meses de pareja no tienen nada que ver con lo que viene después. Solo es distinto, ni mejor ni peor.
Hala ! Ya solté lastre.
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Hola Waspy, ¿donde te habías metido???? Bueno eso para otro rato, jejejeje. Es verdad lo que dices y era a lo que ye quería referirme, cuando una relación llega a su fin hay que aceptarlo y seguir adelante, sufrir si corresponde pero aceptar el hecho de que la gente (alguna) pasa de largo, aunque es posible que dejando una huella indeleble en nosotros. Pero una cosa muy distinta es saber la teoría y otra tomar la iniciativa, y yo creo que de eso no he hablado. Un abrazo!
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Hola Juanan! Vaya, ha sido muy inspirador leerte y toda una suerte descubrirte (gracias a las maravillosas chicas de Epidemicas Criticonas).
Tienes mucha razón en tu reflexión. Todos deberíamos pensar así en algún momento de nuestra vida, bueno, en concreto, en ESE momento de nuestra vida en el que el pasado se está yendo solo y somos nosotros los que nos empeñamos en retenerlo. Por miedo, por costumbre, por inseguridad. El reto debería ser esa libertad de la que hablas… saber pasar página y mirar atrás sin rencor, sin dolor. Saber que hay una cosa para cada momento, y un momento para cada cosa.
Un placer leerte, seguiré por aquí!
Nuria.
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Hola Nuria, encantado de encontrarte por aquí, gracias a nuestras comunes amigas. Es muy curioso como un ejercicio tan simple como el de la metamorfosis hace que vayamos conociendo personas interesantes y formas de expresión distintas, todo un placer culpable. Gracias por pasarte y comentar, estamos en contacto. Un abrazo
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Gracias a ti, Juanan!! tienes toda la razón. Nos leemos 🙂
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