Queridos y queridas. Se que llevo varios días sin acercarme por nuestro blog favorito, es cierto, pero tengo una justificación. Como el título de esta entrada indica, es por los niños en general, o mas bien, por mis niñas en particular, que me encuentro en esta situación de abstinencia bloguera.
Y es que resulta que mis hijas, bueno, todos los niños, no solo las mías, tienen vacaciones en el colegio y en las actividades extraescolares, que ya era hora por ellas, lo primero, y por mí, lo segundo, y como padre comprometido que soy, yo también he cogido una semana de vacaciones en el trabajo, gran error.
Aunque he de reconocer que las vacaciones no empezaron mal, ya que las inicié con una comida con los compañeros/amigos del trabajo que duró quince horas de reloj. Os podéis imaginar que nos estuvimos las quince horas comiendo, claro, que habríamos acabado en urgencias. Mas bien estuvimos charlando, cantando, bailando, e hidratándonos, que es muy necesario. ¿no dicen que hay que beber de 1.5 a 2 litros de agua al día? Yo como no sabía la equivalencia en ron, pues me tomé los que pude, y algún tequila que otro para complementar. Así bien hidratado volví a casa, casi de día a dormir un rato. Mis niñas, se fueron a comer con los abuelos y por la tarde al teatro, con lo que tenía la casa para mí. Cierto que mi mujer también estaba, pero esa pobre da poca guerra.
Ese mismo día, domingo 22 de Diciembre, el día después, era el famoso día de la lotería de Navidad. Cuando estaba dormitando entre los vapores del ron o los de la Coca-Cola Light soñaba como los Niños de San Ildefonso cantaban mi número y me convertía en ganador del premio. ¡Qué adorables los niños! Y cuando me desperté, una de las veces, y observé mi móvil, me dio un vuelco el corazón. Tenía nosecuantos mensajes de Whatsapp de gente del trabajo, me dije:
-¡Coño, coño, coño!, qué no lo he soñado, ¡¡¡¡¡Qué me ha tocado la lotería!!!!!
Pero no, todo eran intercambios de fotos de la noche anterior, ¡tío que bien lo pasamos!, ¿Cuántas nos tomamos?, ¿Qué tal acabasteis?, creo que Ron Brugal cierra por falta de existencias…., y muchas cosas más como esas. Ni rastro de los niños de la lotería, ni de mi premio, ni de mis millones, ¡Qué capullos los niños! Tras mi euforia inicial, ahora estoy consumiendo las vacaciones navideñas disfrutando de mis hijas, o disfrutando con mis hijas, según se mire. No es que me queje, que debe haber cosas peores (por ejemplo tener tres hijas, yo solo tengo dos), pero lo de la lotería molaba mas.
Como no me he convertido en millonario, otra vez, sigo haciendo las cosas normales que hacen los padres con hijos en estas fechas:
1. Intentar convivir sin matarse.
2. Tratar de darles todos los caprichos.
3. Procurar vivir la navidad sin que una horda de gente se nos lleve a alguno.
Y debo decir que de momento parece que lo estoy consiguiendo, salvo un par de rasguños, seguimos ilesos, satisfechos y unidos. Y lo mejor de esto es que no solo disfruto de/con mis hijas, sino también con sus amigos. El otro día había por casa un par de niños mas de los habituales, y creedme si os digo que al principio parecía una batalla campal. No sabia si ir a ver que hacían o llamar a la policía. Menos mal que fui a verlos, pegué cuatro gritos y los apacigüé. Bueno, también los amenacé con echarlos a todos de casa, colgarlos de los pulgares y meterles palillos chinos entre las uñas. El caso es que surtió efecto y el resto del tiempo fue como la seda. Al final ninguno de los niños se quería ir de mi casa, tan malo no seré como anfitrión, todos lloraban en la despedida. Unos, los que se iban, porque no querían irse. Otras, las que se quedaban, porque no querían que se fueran sus amigos. Hasta yo estuve a punto de ponerme a llorar y mandarlos a todos al carajo, ¡Qué capullos los niños! Imagino que estaban nerviosos ante la inminente llegada de Papa Noel.
Y llegó Papa Noel, demasiado temprano para mi gusto, a eso de las 8 de la mañana y con un frío de pelotas. Realmente Papa Noel había llegado de madrugada, todos lo sabemos, a las 8 fue cuando mis hijas se despertaron y nos despertaron para ir a ver los regalos. A mi me trajeron ropa y un cortavientos chulísimo para salir a correr, estoy deseando estrenarlo. Y a las niñas, muñecas, accesorias para las muñecas y una «Tablet educativa». A partir de ahí, mis vacaciones han caído en picado, si antes no tenía tiempo, ahora estoy completamente asfixiado. El motivo, acabo de estrenarme como «tester», o sea, me he convertido en papi-probador de juguetes. Tengo que estar presente cuando lavan la cabeza del Nenuco, tengo que estar presente e interactuar cuando montan y decoran el armario de Nancy, y tengo que estar o si no se me reclama a voces, cada vez que encienden la Tablet. Estoy tan sumido en mi nuevo papel que ya me sé las instrucciones de todos los juegos que traen incorporadas las tabletas, el funcionamiento del software, las características de la cámara de fotos integrada y todos los permisos y licencias. ¡Estoy agotado!
El próximo lunes vuelvo al trabajo y en un par de semanas la vuelta a la normalidad, en parte lo estoy deseando.
Hasta el año que viene.
J
Jajaja….. todos decís lo mismo, pero cuando os vais a trabajar, os vais ya sin ganas y deseando volver para acompañar otra vez a los peques de la casa en sus aventuras…. Bueno, pues Felices Fiestas y hasta después de Año Nuevo, saludos!!
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Tienen razón Sonia, es que somos unos inconformistas y todo nos da pereza….. Feliz Año Nuevo.
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