Pertenezco, luego existo.

file3711287623977

Los seres humanos, y yo, queridos y queridas míos, soy uno de ellos, tenemos la necesidad imperiosa de vivir en sociedad, somos animales culturalmente sociales, o como diría mi padre:

-«Hijo, somos animales de costumbres».

Y es cierto, tendemos a agruparnos y a seguir por el derrotero que nos imponen. De hecho, nuestra humana sociedad se fundamenta en la familia, ¿hay algo más social y mas bonito que la familia?, mejor no contestéis a esto….. El tema es que tendemos a vivir unos con otros, necesitamos pertenecer a algo mas grande que nosotros, pobre ser humano pequeño, para sentirnos en paz. Porque la paz no se consigue en soledad, se consigue en armonía con la sociedad, en grupo, en grupo. Cuando te sientes parte de algo estás realizado y por lo tanto en un estado placentero, ya sea una pareja, una familia, una tribu urbana, una comunidad, …. etc. Cada agrupación sigue sus propios patrones y conductas, que normalmente vienen dados, lo que resulta tremendamente liberador para el individuo, pobre ser humano pequeño…. En el caso de las familias, todos los sabemos, sus costumbres y sus tradiciones. En el caso de las comunidades, sus estatutos y sus procedimientos, en el caso de las tribus urbanas, su música y su vestimenta……

Esto último me hace gracia. En mi época del instituto, con unos catorce o quince años, me preguntaron unas chicas que yo qué era:

-¿Y tú de qué vas? -Ellas eran Heavy… o mas bien macarras, pero educadas.

-¿Yo?, yo soy normal -Contesté todo lleno de razones.

-Ahhh, ya no hay gente normal -Me dijo una de ellas, sin ánimo de burla en su voz, como sabiendo cosas que yo no era capaz de comprender.

No supe contestar, yo no estaba vinculado a nada, no era especial, no pertenecía a ninguno de esos grupos que había por ahí entonces. No era Heavy, porque esa música me horrorizaba. No era Pijo, porque no tenía dinero. No era Rocker, porque no me vestiría así ni de coña, no era Hippie, porque yo no era de esos que fumaban hierba…. ¿pero es que no se podía ser normal? Al echar la vista atrás y recordar esa conversación, me hace gracia lo adelantadas que eran algunas personas y lo pardillos que éramos otros. Han pasado casi treinta años desde aquello y en el fondo poco ha cambiado, algunos modelos han desaparecido, otros se han transformado y otros han sido sustituidos.

En relación a esto, a la forma de vestir y de comportarse, recuerdo cuando el otro día, sentado en el coche de camino a casa, me paré en un semáforo y salió un chico a hacer malabarismos. Un perro-flauta en toda regla, completamente estereotipado, flaco, con perro, sucio, con rastas decoloradas, con pantalones rotos, con piercings….. era la viva imagen que tenemos de cualquier ocupa o cualquier antisistema. Me pareció curioso el hecho de que para romper con lo establecido, con la norma y alejarse de ella, este muchacho había adoptado un rol sectario, con otros parámetros distintivos pero igual de eficaces e identificadores. Vamos, que aunque no quisiera, era un borrego como lo somos todos.

Y de todo este borreguismo (en el buen sentido) saben mucho los que manejan las redes sociales, las personas que se dedican al «Social Media» y al «Marketing». Saben perfectamente del afán innato de los individuos a vincularse al grupo y de ello se nutren. Las redes sociales están para que las personas vivan juntas aún estando a miles de kilómetros, es cierto que el progreso ha traído un gran empequeñecimiento del mundo, todo está ahora más a mano. En la gran red global puedes encontrar en hueco donde te sientas a gusto, puedes pertenecer a donde prefieras, puedes incluso, dejar de ser tú mismo para ser una persona mejorada. Este mundo virtual te abre puertas, seguro que también te cierra muchas, pero es único para alimentar el sentimiento de pertenencia. Ya es posible estar completamente solo en la vida física pero ser completamente sociable con tu avatar. ¿Esto es un logro? Tal vez sí.

Por lo tanto, sirvan estos ilustrativos ejemplos que os he dado para certificar lo que venía diciendo, que no somos capaces de vivir al margen. Es posible que nuestra zona de confort esté en un grupo controlado y reducido o que, por el contrario, esté en uno mucho mayor, generando así la falaz idea de libertad e individualidad. Pero no nos engañemos, ni somos completamente libres ni completamente únicos. Pobre ser humano pequeño.

Pero amigas y amigos, sabiendo lo que somos, podemos tratar de ser felices. Aunque la felicidad también sea efímera y parcial, como la libertad, disfrutemos. Feliz vida.

Hasta pronto,

J

6 respuestas a “Pertenezco, luego existo.

  1. Bastante de acuerdo con lo de las tribus, los lugares de pertenencia, pienso que el ser humano ha avanzado mucho en lo que a técnica se refiere pero el comportamiento social sigue teniendo las mismas bases.
    ¿Felicidad y libertad? Son los fines pero creo que las alcanzamos sólo mientras las buscamos, si al llegar a un punto nos conformamos, en ese punto dejamos de ser libres y felices.

    Un abrazo.

    Me gusta

  2. Una buena reflexión, aunque aún debe quedar algún ermitaño por ahí cuya soledad sea su mejor compañera… Y los debe haber, aquellos que hacen uso de su habilidad social sólo para cuando le resulte necesaria… o incluso es inexistente… son los antisociables… ¿o quizá su problema es que no han encontrado un grupo al que pertenecer?…
    Saludos!!

    Me gusta

    1. Muchas gracias por leer y comentar, Sonia. Completamente de acuerdo contigo. Aún queda gente al margen, por decisión propia o inducida, no se sabe. Y esos, ¿a lo mejor son mas felices y mas libres porque no tienen necesidades?
      Un abrazo
      J

      Me gusta

  3. Pingback: Alma de Outlet

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s